ABC MADRID 01-07-2019 página 14

Unidad de España Si hay algo que Don Juan Carlos tenía claro en su monárquico deber fue la unidad de España; que España no se rompiera inducida por personalismos nacionalistas, y así lo mantuvo hasta que abdicó. Éste es el aljófar precioso que ha sabido transmitir y legar a su hijo, y que con tanta lealtad y firmeza defiende para bien de todos los españoles. Es de agradecer que, frente a los desafíos independentistas que hemos vivido y aún nos acechan con la connivencia de los gobiernos de turno, que no han hecho sino prender la mecha de sus ilusorias pretensiones de secesión, nuestro Monarca se mantenga inquebrantable, constante y sereno en la idea de una nación fuerte y unida. Nación en la que destaca el crisol de la diversidad que adorna y embellece nuestras patrias chicas y que es el único modo de crecer de modo libre y solidario. Carmen Pérez de Luna MADRID Falta de medicamentos Tengo 68 años y desde hace varios tomo Apocard para prevenir arritmias que me podrían producir problemas serios. Hace más de un año que resulta difícil encontrar Apocard en las farmacias. Y no es la única medicina que falta. Ayer tuve que recorrer 15 farmacias bajo un calor nada recomendable para, ¡al fin!, conseguir una caja que me permitirá estar un poco tranquila un mes. No hay derecho a que las personas mayores o enfermas tengamos que ir buscando nuestros medicamentos cada mes y que no haya una persona competente que se haga cargo de este problemón. Hablando con Bruselas o con quién haga falta hablar. No es de recibo que, como siempre, seamos los ciudadanos de a pie los que suframos las consecuencias de la necesidad de enriquecimiento de algunos laboratorios o de la falta de preocupación de los que, se supone, debían cuidar de nosotros. Ellos dicen en sus campañas electorales que les preocupamos los mayores Tendrían que demostrarlo. Margarita Parada Sanguino SEVILLA Julio Iglesias Estos días he viajado a Lisboa, al concierto de Julio Iglesias, ya que mi mujer, Arancha, es gran seguidora. Se lo propusimos a nuestra hija y, pese a que tenía un concierto de Taburete, se apuntó. Dicho lo anterior, el concierto resultó extraordinario para los tres, no solo para mi mujer. Muy grande. Un artista. La acústica de la sala falló pero, cuando alguien tan grande y con tanto sentimiento ocupa el escenario, puede fallar todo que, aun así, es irrepetible. La gente estaba emocionada. Y haciendo gala de una españolidad sin parangón y sin una alusión política, aguantó más de dos horas sin parar en el escenario como un chaval de veinte años. Me viene a la memoria el concierto de un cantautor al que asistimos hace un año en el Palacio de los Deportes. Todo fueron consignas políticas absolutamente tendenciosas. IÑIGO CARRION Madrid CARTAS AL DIRECTOR Pueden dirigir sus cartas y preguntas al Director por correo: C/Juan Ignacio Luca de Tena 7. 28027 Madrid, por fax: 91 320 33 56 o por correo electrónico: cartas@abc.es. ABC se reserva el derecho de extractar o reducir los textos de las cartas cuyas dimensiones sobrepasen el espacio destinado a ellas. francis silva Julio Iglesias Hay profesiones que por su riesgo destacan sobre las demás QUE todas las profesiones son no sólo honorables sino también necesarias en una sociedad que merezca el nombre de civilizada fue uno de los hitos de la humanidad, aunque tardó en imponerse, lo que explica su lento avance. Piensen que la Recopilación de Juan II, del siglo XV, que enumeraba los "oficios viles", o manuales, empezando por los sastres, "que no podían ser ejercidos por caballeros", lo que también puede explicar nuestro retraso industrial, no fue reemplazada hasta 1785 por la Célula Real de Carlos III, que declarada honrados todos los oficios. Pero todavía en mi lejanísima niñez, los "rentistas", que vivían de los intereses de su dinero, tenían un prestigio social superior a quienes tenían que ganarse el pan con el sudor de sus manos o frente. Hoy, sin embargo, tal distinción ha desaparecido, aunque los viejos prejuicios asoman aquí y allá su faz siniestra. Pero que todas las profesiones son imprescindibles para que la sociedad funcione lo sabemos al necesitar un fontanero. Hay, sin embargo, profesiones que por su riesgo o pericia destacan sobre las demás. La de médico o informático, por ejemplo, dado el progreso de la medicina y la informática. Añadiría la de bombero, dada la proliferación de los incendios y los peligros que corren, tengo entendido que mayores que los policías. Recuerdo que en Nueva York hubo una oleada de fervor y agradecimiento a raíz del atentado contra las Torres Gemelas en las que murieron bastantes de ellos en el intento de salvar a los oficinistas de los pisos altos. Durante semanas, ante los parques de bomberos se amontonaban las flores y en muchos bares no querían cobrarles. No estaría mal que en España empezara a ocurrir algo parecido ante su labor contra los incendios. Dada la mecanización de la agricultura y ganadería, nuestro país vuelve a ser aquel que, según los historiadores antiguos, "un mono podía ir de rama en rama desde los Pirineos hasta Tarifa". Únanle las acampadas, excursiones, tormentas, motores, descuidos y pirómanos, y tendremos que los servicios contra incendios, incluida la Unidad Militar de Emergencias, están en continua acción todo el verano, más parte de la primavera y otoño. Con una efectividad que ya quisiéramos en otros servicios públicos. Y los riesgos consiguientes, como comprobamos al verles combatir las llamas a pocos metros de ellas. Sin oírles una queja o reivindicación. Esos son, entre otros, los "héroes de nuestro tiempo", no los vencedores de concursos de televisión ni las estrellas de rock que llenan estadios y plazas de toros en cuanto llega el calor. La reflexión que tal estado de las cosas me produce tiene bastante que ver con la problemática política de nuestros días: ¿tendrían las Comunidades Autónomas, que se gastan abundante dinero en subvencionar todo tipo de eventos teóricamente culturales, los medios necesarios para combatir los incendios que se declaran en su territorio? Especialmente, las que alimentan movimientos secesionistas ¿podrían por si solas afrontar los incendios que las condiciones meteorológicas, los descuidos o la mala intención provocan? Me temo que no. Aunque luego son las que más atención exigen. Y reciben. josé maría carrascal BOMBEROS postales Sánchez y su tendero A los cuatro vientos Ayer falleció el fiscal Eduardo Fungairiño, que a su condición de excepcional jurista unió el ser una de las figuras más relevantes en la lucha antiterrorista desde los tribunales. A su formidable historia de superación personal (terminó la carrera estudiando en el Hospital de Parapléjicos de Toledo) se unen su valentía y su condición de ejemplar servidor del Estado. Y luchó también contra injustas y mezquinas campañas intestinas y envidiosas contra su progresión profesional. Se va gran un fiscal y un gran español. Muere Eduardo Fungairiño Adiós a un gran servidor del Estado Ni siendo un gigante se puede parar. Las compañías españolas redoblan sus esfuerzo de modernización y aceleran su salto al comercio online para plantar cara a multinacionales más jóvenes que ya nacieron en la era digital. El año pasado, las ventas por internet sobrepasaron en España los 40.000 millones. Teniendo en cuenta que el comercio electrónico crece a un ritmo del 25 por ciento, el salto es imprescindible, casi una cuestión de supervivencia. La complejidad es grande, hablamos, por ejemplo, de entregar la compra realizada en dos horas, es casi como tener la tienda en casa. Fiebre de ventas "on line" Casi como tener la tienda en casa Probablemente debamos achacar la ruptura en tres del espacio político de centro y derecha, conformado hoy por PP, Ciudadanos y Vox, a la percepción por el votante de la desatención a ciertos valores y principios del PP forjado en 1989. En su andadura, incluidas dos mayorías absolutas, fue descuidando, sobre todo en los años últimos, una parte de lo que no era Economía, desde más tecnocracia que política. No se tuvo suficientemente en cuenta una realidad social que había cmbiado y era cada vez más líquida, camino de ser gaseosa, con un pasotismo suicida. Tampoco se calibró que la izquierda considera el poder como algo que le corresponde de manera natural, de modo que los gobiernos de centro y derecha son recibidos como paréntesis de excepción. La izquierda acepta los gobiernos ajenos ma non troppo. Cuando pierde todo vale para recuperar el poder, incluida la mentira continuada. Sin entrar en el fondo de aquel acto criminal, el atentado del 11 de marzo de 2004 supuso la palanca para un importante cambio de rumbo en España. Con los trenes de Atocha se dinamitaron los pronósticos electorales y la respuesta de las urnas cambió radicalmente. La primera pregunta de uno de los detenidos fue "¿Quién ha ganado las elecciones?". La manipulación de una tragedia de tal envergadura fue notoria. Desde aquel "España merece un Gobierno que no nos mienta", que condenaba al Gobierno y daba la sensación de que olvidaba a los terroristas, hasta el acoso a las sedes del PP en la jornada de reflexión que no tenía antecedente ni se ha repetido después. Acaso tras el atentado el Gobierno debió convocar a todos los líderes y arbitrar una respuesta conjunta. En naciones de nuestro entorno es probable que incluso se hubiesen aplazado las elecciones buscando un sosiego del que se carecía. De aquello, a los efectos de estas líneas, me queda la manipulación. Hay una frase de Bismarck para reflexionar: "Nunca se miente más que antes de unas elecciones". Me lleva a aquellas jornadas. La mentira se ha convertido en algo natural en nuestra realidad política. El 17 de abril de 2017 dediqué una Tercera, "La muerte de la verdad", a este fenómeno que por habitual no es menos inquietante. La mentira, con el eco reiterado en los medios de comunicación y en las redes sociales, la maneja con eficacia la izquierda. Y generalmente consigue que el ciudadano la acepte como verdad. La madre de las falsedades alzadas por la izquierda es que la República fue un régimen idílico, una democracia normalizada. Y algunos ejemplo menores: a ver quién se refiere a los fondos de inversión sin añadir el remoquete de "buitres". O quién se atreve a negar que la reforma laboral es perjudicial. Falacias comúnmente aceptadas. Las mentiras de la izquierda son trampas en las que el centro y la derecha buenistas suelen caer. La última falacia aceptada y repetida en la izquierda y en los medios es considerar a Vox un partido de extrema derecha. No tengo nada que ver con Vox pero tengo que ver con la verdad. A este partido se le pretende aislar pero en él no se dan las condiciones que en Europa le harían aparecer como ultra, salvo para el señor Macron que tiene los motivos y miedos en su país. Partidos realmente ultras cogobiernan en Europa y en algún caso con la izquierda más rancia. Vox es un partido no menos constitucional que otros. Se podrá estar o no de acuerdo con él, pero es así. El PSOE pacta con Podemos que proclama un cambio de sistema, enviar la Constitución al trastero, la abolición de la Monarquía, el antieuropeísmo y pocos definen a ese partido como lo que es: extrema izquierda leninista. Y el PSOE también pacta con los soberanistas catalanes, tan lejos de la Constitución y que quieren romper España. No es una mera declaración retórica; hubo un intento de golpe de Estado para tal fin. Ciudadanos ha caído en la trampa desde la hipocresía de recibir los votos de Vox cuando le conviene y de negarse a dárselos. Menuda coherencia. Vivimos una realidad mentirosa. El doctor Goebbels, que sabía del asunto, dejó escrito: "Mentir, mentir, mentir porque algo permanece siempre". Vox creció del árbol del PP. Y Ciudadanos, desde que pasó de Cataluña al ámbito nacional, y de considerarse socialdemócrata a liberal, recibió del PP un río de afiliados y votantes. En el PP existen, o existían, variadas sensibilidades. Rivera, sumido en sus contradicciones ya tan evidentes, no ignora sus bandazos. Y Abascal, sumado al ansia de poltronas, también conoce los suyos. La división del centro y derecha en tres partidos ha engordado al PSOE dándole unos buenos resultados que, por cierto, se han sobredimensionado. Y Podemos se estrelló electoralmente. Su salvación y la de su líder se apuntalan en el implorado acceso a ministerios. Hay un retorno lento pero sostenido al bipartidismo. Ahora el reto de Casado es reconstruir el centro y derecha desde la salvaguarda de principios y valores y desde la verdad. Aunque Mark Twain nos dijo que "es más fácil engañar a la gente que convencerla de que ha sido engañada". Juan Van-Halen es escritor y académico correspondiente de la Historia y de Bellas Artes de San Fernando "La división de centro y derecha en tres partidos ha engordado al PSOE dándole unos buenos resultados"