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ABC MADRID 18-06-2019 página 72
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ABC MADRID 18-06-2019 página 72

  • EdiciónABC, MADRID
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Una mañana de fin de semana de junio en el sur de Florida es una oportunidad para disfrutar un desayuno cubano en Miami Beach, esperar alguna ola que surfear en Pompano Beach o trabajar el apetito sobre una tabla de "paddle board" en Boca Ratón. Cientos de personas tenían un plan diferente este fin de semana en la playa de Deerfield, al Norte de Fort Lauderdale: enfundarse el neopreno, gafas, aletas, botella de oxígeno y manómetro y salir a por basura. El objetivo era limpiar al máximo el suelo marino en las inmediaciones del muelle Deerfield, un destino popular para la pesca, que atrae cientos de aficionados al día. Al mismo tiempo, buscaban batir un récord Guiness: el del número máximo de submarinistas limpiando el mar de forma simultánea. No está claro cuánta basura queda por el muelle, pero el récord sí se batió. Los organizadores reunieron 633 buceadores, que dedicaron dos horas a recoger plásticos y desperdicios del mar. Muchos de ellos tiene que ver con la pesca: sacaron hasta 725 kilos de plomada de los aparejos de pesca, que suelen quedarse en el mar porque los rompen los rapes, y unos 30 kilos de sedal. Aunque no se había acabado el recuento de basura sacada del agua, se estimaba que estaría cerca de los 1.500 kilos. La consecución del récord parece un ejercicio banal si se compara con el problema global de contaminación de los océanos, en especial el vertido de plásticos, un asunto convertido en una prioridad para las organizaciones medioambientales. Según los datos de la Agencia Nacional para los Océanos y la Atmósfera de EE.UU., cada año entran en los océanos ocho millones de toneladas de plástico. Con esos números, el esfuerzo de Florida parece como sacar un grano de arena del desierto. Pero la consecución del récord y su inscripción en el conocido libro que los enumera podría servir para concienciar sobre el desafío medioambiental de los océanos. Al pie de la playa estaba Michael Empric, certificador oficial de Guiness para el récord. Bajo un sol de justicia, a 30 grados de temperatura, no se quitó su americana azul marino con el escudo de Guiness mientras contaba, uno a uno, a los submarinistas que entraban en el agua. Los participantes tenían que pasar al menos quince minutos recogiendo basura para que contabilizaran en el récord. La mayoría eran de Florida, pero muchos vinieron de estados lejanos (como una niña de 13 años, llegada desde Illinois) e incluso de Europa y Sudamérica. El anterior récord lo consiguió en 2015 Ahmed Gabr, un antiguo submarinista del ejército de Egipto, que reunió en su país a 613 buceadores para limpiar una zona de la costa del Mar Rojo. Habrá que ver si el nuevo récord hace algo más que maquillar la basura del mar de Florida. Hace solo tres meses, los legisladores del estado aprobaron una ley que impide a las ciudades de Florida prohibir el uso de pajitas de plástico durante cinco años. el pulso del planeta Récord de "pesca" de basura Un total de 633 buceadores figurarán en el libro Guiness tras intentar limpiar al máximo el suelo marino en las inmediaciones del muelle Deerfield, en Florida Abc Panorámica de los buceadores, este fin de semana, bajo el muelle Deerfield javier ansorena corresponsal en nueva york Recogieron plásticos, plomada, sedal y desperdicios. La basura sacada se estima en 1.500 kilos A los oligarcas y politicastros no les servirán de nada sus marrullerías y trampantojos escribe Cavia en junio del 17 El liberalio hispánico es antidemócrata de cuna y ahora ve una buena ocasión de volver al partido único, del que nunca nos habíamos ido, o a ver, si no, qué cosa es la socialdemocracia. Un gobierno de socialistas y centristas con el apoyo de los populares, que harían de palmeros en ese flamenquito. Al lado de esto, José Antonio Girón es Alexander Hamilton, pero alguna ventaja había de tener no haber leído nunca nada. Cuentan que en Trebujena una mocita se murió de la leyenda decía a Pemán su tía Inés, que siempre lo pillaba leyendo. La falta de "leyenda" es la garantía de que el españolejo no se subleve ante lo que ve: el reparto del poder y la corrupción como factor de gobierno. Todo el tabarrón cultural de hace un siglo fue una sublevación contra el pactismo de la Restauración: tanto 98, tanto regeneracionismo, tanto Cavia, tanto Ortega para volver a donde estábamos. A los oligarcas y politicastros no les servirán de nada sus marrullerías y trampantojos escribe Cavia en junio del 17. Cavia, hoy, sería subversivo en Madrid, donde al chalaneo covachuelista sigue la paz del pacto. Es una puerilidad suponer que la norma en la vida es la paz escribe Ortega el mismo año que Cavia. Mientras creamos que la lucha entre los partidos no es el modo normal de convivencia colectiva, no acertaremos a distinguir lo anómalo cuando se presente. Lo anómalo en una democracia es el partido único, que aquí parece lo normal. Ortega pensó que el problema era la monarquía: ve que "estos partidos no representan estados de convicción pública", y, sin embargo, se perpetúan en el gobierno. ¿Cómo? Como los caballos de Diomedes contesta ladinamente, se nutren de lirios, y a poco que insistan, dejarán la pradera sin una flor de lis. Su solución, ay, es la república, pero luego ("no es esto, no es esto") tampoco lo era. Y aquí estamos, sin Ortega, pero con una cuerda de presos, como entonces, que el Maura que nos toca, Sánchez, en aras del partido único, indultará. ignacio ruiz-quintano LA LEYENDA visto y no visto Verbolario Represor, adj. Nudo al extremo del globo. POR RODRIGO CORTÉS ABC_MADRID_20190618

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