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ABC MADRID 01-05-2019 página 36
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ABC MADRID 01-05-2019 página 36

  • EdiciónABC, MADRID
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Nueva era en Japón Tras la abdicación ayer de su padre, Akihito, hoy empieza en Japón el reinado de su nuevo Emperador, Naruhito. A sus 59 años, le sucede en otra breve y sencilla ceremonia en el Palacio Imperial de Tokio, pero es solo el primer paso de su largo ascenso al Trono del Crisantemo. Aunque Naruhito es ya el Emperador de Japón bajo la nueva era "Reiwa", que empezó la pasada medianoche y significa "Bella armonía", la gran gala de entronización no se celebrará hasta el 22 de octubre. Ese día, 2.500 invitados de casas reales y gobiernos de casi 200 países se darán cita en la capital nipona para asistir a su proclamación. Hasta entonces, los japoneses tendrán tiempo de comprobar el rumbo que tome el nuevo monarca, cuya figura es puramente ceremonial, pero goza de un enorme cariño entre la sociedad. Tan fuerte respaldo social se debe a la labor del ya Emperador Emérito Akihito durante sus 31 años de reinado, concluidos ayer en una jornada lluviosa y melancólica que aventuraba el final de la era "Heisei", que significa "Consiguiendo la paz". Con un hilo de voz que recordaba su fragilidad, Akihito abdicó en su hijo, el Príncipe heredero Naruhito, en una ceremonia que duró solo diez minutos, pero estuvo llena del formalismo y simbolismo que caracterizan a la monarquía nipona. A las cinco de la tarde (diez de la mañana, hora peninsular española), Akihito entró en el Salón del Pino del Palacio Imperial acompañado de su esposa, la Emperatriz Michiko, y el resto de componentes de su familia. Ataviados con frac y trajes de gala y tradicionales, allí les esperaban 300 representantes del mundo político y financiero, entre ellos el primer ministro, Shinzo Abe, y los miembros de su Gobierno Tesoros reales Encorvados, con paso tembloroso, Akihito y Michiko subieron a un estrado blanco, ante el que los chambelanes del palacio les ofrecieron los símbolos de la monarquía nipona ocultos en cajas: los sellos privados y estatales con su nombre y dos de los tres tesoros reales sagrados: una espada y una joya de orígenes míticos ligados al sintoísmo, la religión oficial del país. "Hoy (por ayer) concluyo mis obligaciones como Emperador", leyó Akihito un breve discurso de despedida al pueblo nipón después de que el primer ministro nipón, Shinzo Abe, anunciara su despedida y le agradeciera sus servicios. "Desde que ascendí al trono hace treinta años, he cumplido con mis obligaciones como Emperador con un profundo sentido de confianza y respeto al pueblo, y me considero muy afortunado de haberlo hecho así. Le agradezco sinceramente al pueblo que me haya aceptado y apoyado como símbolo del Estado", señaló Akihito bajo la mirada llena de cariño de Michiko. A su lado, bajo el estrado, también estaba su sucesor, Naruhito, acompañado por su esposa, Masako, para los que tuvo unas palabras. "Sinceramente deseo, junto con la Emperatriz, que la era Reiwa sea estable y fructífera, y rezo con todo mi corazón por la paz y felicidad de toda la gente de Japón y el mundo". A continuación, se bajó del estrado y, tras ayudar a su esposa a descender, pasó ante los demás parientes de la Casa Imperial encaminándose a la salida seguido de los chambelanes con los tesoros reales. Antes de abandonar este salón de madera decorado con paneles de pinos, Akihito se volvió hacia los asistentes para dedicarles una última reverencia. Después, se retiró lentamente, como si no se estuviera moviendo, con la ingravidez de quien se ha despojado de todo el peso de la Historia. Más cerca del pueblo Con esta elegante salida de la vida pública internacional, Akihito cierra un reinado en el que ha acercado al pueblo la monarquía nipona, que hasta la Segunda Guerra Mundial tenía condición divina. Así lo destaca el periodista experto en la Casa Imperial Katsuhisa Saito, quien cubrió la muerte del anterior Emperador, Hirohito, hace tres décadas. "El Emperador y la Emperatriz se han mezclado con el pueblo por su propia voluntad. Cuando los políticos no eran capaces de ofrecer aliento a los afectados por los desastres, el Emperador y la Emperatriz acudieron a ellos para darles ánimos, y esto es algo que el pueblo ha agradecido sinceramente. El Emperador y la Emperatriz han logrado acercar más la monarquía a los japoneses", analizaba ayer para ABC en la sede del portal de noticias Nippon.com, donde está publicando una completa serie de reportajes sobre esta abdicación. Enseñando con orgullo los recortes del periódico "Yomiuri" con sus noticias sobre la muerte de Hirohito, con quien habló en varias ocasiones, valoraba la figura del nuevo Emperador. A su juicio, Naruhito "es considerado, cercano y ha sido educado en la tradición para ser un líder y no llevar a Japón por caminos extraños". Pero también advierte de que "él y su esposa serán escrutados por todo el mundo por el buen recuerdo que dejan sus antecesores, lo que podría afectar a los problemas de salud que ha sufrido Masako". Con estas esperanzas y temores, empieza una nueva era en Japón. Empieza el reinado de Naruhito tras la abdicación de su padre Akihito Con una ceremonia de apenas diez minutos, el anciano emperador puso punto final a los 30 años que ha estado al frente del trono de Jap Discurso de Akihito "He cumplido con mis obligaciones como Emperador con un profundo sentido de confianza y respeto al pueblo, y me considero muy afortunado" Análisis de la prensa japonesa El nuevo emperador Naruhito es considerado cercano y ha sido educado en la tradición para ser un líder y no llevar a Japón por caminos extraños Enorme cariño La figura del monarca es puramente ceremonial, pero goza de un enorme cariño El Primer Ministro de Japón, Shinzo Abe, pronuncia su discurso ante el Emperador Akihito pablo m. díez enviado especial a Tokio Primer mensaje al pueblo 4 de mayo El sábado, Naruhito y su esposa Masako saldrán al balcón del Palacio Imperial de Tokio para saludar a la multitud hasta seis veces durante todo el día. Pero su proclamación oficial no será hasta el 22 de octubre. Ese día, ante 2.500 invitados de casas reales y gobiernos de 200 países, Naruhito se sentará en el Trono del Crisantemo, pabellón de seis metros y símbolo de la monarquía nipona.

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