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ABC MADRID 02-04-2019 página 28
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ABC MADRID 02-04-2019 página 28

  • EdiciónABC, MADRID
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Los socios de la Alianza Atlántica se reúnen esta semana en Washington para conmemorar el 70 aniversario de la firma del histórico tratado de defensa conjunta con poco que celebrar y mucho por aclarar entre ellos. La duda más importante, que plantea Estados Unidos como una cuestión básica de supervivencia, es cuán fuerte es el compromiso de los socios de invertir el 2% del PIB de cada nación en defensa, tal y como prometieron hacer en una cumbre en Gales en 2014. Si ese compromiso no es firme, Donald Trump no le ve utilidad a la OTAN, a la que ha declarado ya inútil, obsoleta, cara e injusta. No podía haber un 70 cumpleaños menos auspicioso. Por primera vez en su historia, los ministros de Exteriores de los socios europeos de la OTAN cruzan el Atlántico con la esperanza de convencer a un escéptico presidente norteamericano de la necesidad de mantener viva y fuerte esta alianza militar que ha dominado la vida política de Europa y Norteamérica desde el final de la II Guerra Mundial. Lo admitió ayer quien les capitanea en esta visita, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, en una conferencia de prensa en Bruselas: "Preveo que el mensaje del presidente Trump será que EE.UU. mantiene su compromiso con la OTAN, que es importante para nuestra seguridad común, pero que a la vez debemos repartir de forma equitativa el coste que supone". La profunda insatisfacción de Trump con la OTAN no es ningún secreto. Sus encuentros con otros jefes de gobierno han ido desde la tensión hasta el choque directo. Hace diez meses, en una cena en Bruselas, Trump acusó a Alemania de depender de la protección de EE.UU. frente al expansionismo militar de Rusia mientras a la vez pactaba con el Kremlin la construcción de un gasoducto para la importación de combustible. "Protegemos a Alemania, protegemos a Francia, protegemos a todos estos países mientras estos países hacen negocios con Rusia. Es algo que me resulta incomprensible e inaceptable", se quejó el presidente a un Stoltenberg paralizado ante las cámaras de televisión. Fue 2018 el año más bajo de las relaciones entre EE.UU. y el resto de los socios de la OTAN. Trump pidió entonces a sus asesores en materia de seguridad y relaciones internacionales que le presentaran alternativas a la Alianza. En un momento, según llegó a revelar "The New York Times", el presidente sugirió la posibilidad de sacar unilateralmente a EE.UU. de la OTAN, lo que supondría el completo desmoronamiento de esta. Recientemente, el presidente ha hecho un esfuerzo por despejar dudas: la Alianza seguirá viva, pero los otros socios deberán cargar también con el peso financiero de tener unos ejércitos capaces de contener las amenazas que hoy en día proceden sobre todo de Rusia y China. Ayer, la embajadora de EE.UU. ante la OTAN, Kay Bailey Hutchison, reiteró en una conversación con periodistas que el gasto debe repartirse mejor, teniendo en cuenta la fortaleza de cada economía. "De toda Europa, no me cabe ninguna duda de que Alemania, que es la economía más fuerte, puede hacer más, mucho más. El presidente se lo ha pedido y nos han dicho que están dispuestos a cumplir", dijo. El 0,9% de España Es cierto que el gasto militar de Alemania es de apenas 45.500 millones de euros, un 1,2% de su PIB. Ningún socio se acerca en realidad a los 700.000 millones de EE.UU., que dedica a protección militar un 3,6% de su riqueza. En realidad sólo Reino Unido, Polonia, Grecia y Estonia llegan a ese 2%. España se queda, según las estimaciones de la propia OTAN, en 12.000 millones y un anímico 0,9%, que Mariano Rajoy se comprometió a mejorar en sus conversaciones bilaterales con Trump. Fuentes diplomáticas españolas en EE.UU. han dicho en el pasado a este diario que consideran ese compromiso del 2% una mera "declaración de intenciones". Sin embargo, algo explica el papel secundario de Alemania: cuando la OTAN nació, lo hizo para contener la amenaza soviética pero también para impedir que Alemania volviera a provocar una guerra mundial con sus ansias expansionistas. Fue el primer secretario general de la Alianza, Lord Hastings Lionel Ismay, quien dijo la célebre frase de que esta había nacido para "mantener dentro a los norteamericanos, fuera a los rusos y abajo a los alemanes". Lo cierto es que la URSS se desmoronó sin que un soldado de la OTAN tuviera que disparar una sola vez. Sus primeras misiones fueron las de los Balcanes en los 90 y la guerra contra la guerrilla Talibán en Afganistán tras el 11-S. Según recuerdan además los expertos, EE.UU. también se ha beneficiado históricamente de la OTAN. "El presidente no debe llamarse a engaño, porque hay pruebas de que EE.UU. se ha beneficiado de su pertenencia a esta alianza", explica Alexander Vershbow, que fue vicesecretario general de la OTAN y hoy es analista en el Atlantic Council. "Estar en la OTAN no es un acto de caridad hacia Europa o Canadá. Desde la I Guerra Mundial hemos visto varias veces que si EE.UU. se desentiende de la seguridad en Europa esta tiende a la inestabilidad y al conflicto". La OTAN cumple 70 años entre las presiones y las dudas de Trump El presidente amenazó el año pasado a sus socios con dejar la Alianza si no ponen más diner La Alianza Atlántica se enfrenta en su 70 aniversario a la hostilidad de Trump y el reparto de la carga La OTAN celebra su setenta aniversario en Washington. La misma ciudad donde el 4 de abril de 1949 se firmó su tratado fundacional no solo como un hito clave en el arranque de la Guerra Fría sino también como un alarde del principio de seguridad colectiva y el compromiso de EE.UU. con la paz en Europa, continente para el que históricamente cualquier excusa era buena para ir a la guerra. A través de la OTAN, el plan Marshall y Bretton Woods, empezando por no exigir reparaciones a Alemania y un respaldo decidido al proceso de integración europeo, se quería solucionar el gran problema geopolítico que había generado dos guerras saldadas con la implicación americana. El plan no era otro que convertir el suicida "tarro de alacranes" de Europa en una región post-conflicto donde fuera posible cruzar de Francia a Alemania sin darse cuenta. Con elocuencia visual, Tim Marshall en Prisioners of Geography explica que "los europeos se embarcaron en un asombroso experimento. Se les pidió que confiaran los unos en los otros () para que Francia y Alemania se pudieran abrazar de forma tan estrecha como para que nadie tuviera un brazo libre con el que poder golpear al otro". Por supuesto, Trump no está interesado en toda esa historia. Desde su visión transaccional de las relaciones internacionales, cree que la Alianza Atlántica es lo más parecido a un esquema de protección al estilo de los Soprano: el que no paga, se enfrenta a consecuencias desagradables. Aunque también hay que reconocer que la hostilidad de Trump se apalanca en un viejo debate sobre EE.UU. como el "pagafantas" de la OTAN. De los aliados europeos, solamente seis naciones han alcanzado en 2018 el listón del 2 % del PIB destinado a defensa: Polonia, Lituania, Grecia, Reino Unido, Estonia y Lituania. Más de la mitad de los mayoritarios socios europeos incluidos Alemania, Italia y España se encuentran rezagados por debajo del 1,5 %. Para ser honesto, el aniversario de Washington debería combinar fortaleza y equidad. LA OTAN, FORTALEZA Y EQUIDAD La inversión de EE.UU. por encima de sus socios "Ningún socio se acerca en realidad a los 700.000 millones de EE.UU., que dedica a protección militar un 3,6% de su riqueza" Beneficiarse de la pertenencia a la OTAN "El presidente [Trump] no debe llamarse a engaño, porque hay pruebas de que EE.UU. se ha beneficiado de su pertenencia a esta alianza" El 70 aniversario de la OTAN se celebra formalmente el 4 de abril, el día en que el entonces presidente de EE.UU., el demócrata Harry Truman, reunió a los ministros de Exteriores de los 11 países que estamparon su firma lo que se llamó oficialmente el Tratado del Atlántico Norte y en la prensa de la época el Tratado de Washington. La ausencia de jefes de estado y de gobierno la explica la embajadora de EE.UU. ante la OTAN, ay Bailey Hutchison, con el siguiente razonamiento: "Hace menos de un año los jefes de gobierno se vieron en Bruselas y volverán a verse a finales de año en Londres, no había razón para añadir otro acto en su agenda". En realidad este 70 cumpleaños se celebra con la misma austeridad que marcó el nacimiento de la Alianza. El acto fundacional, en 1949, no tuvo lugar en la Casa Blanca porque esta estaba siendo reformada. El presidente Truman, además, se negó a firmar el pacto, dejando que lo hiciera su ministro de Exteriores, Dean Acheson, que negoció todo el tratado. No hubo pues cumbre de jefes de estado ni grandes fastos en la firma inicial de un tratado de enormes implicaciones para todo el mundo, ya que tras la devastación de la II Guerra Mundial, EE.UU. se comprometía a defender a cualquier otro estado miembro si este era atacado. Es decir, América se convertía oficialmente en el ejército de Europa. Una celebración sin fastos, marcada por la austeridad K. Bailey Hutchison DAVID ALANDETE Corresponsal en Washington

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