Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
ABC MADRID 01-03-2019 página 67
ABC MADRID 01-03-2019 página 67
Ir a detalle de periódico

ABC MADRID 01-03-2019 página 67

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página67
Más información

Descripción

David martos Es casi matemática la relación que guardan los grandes festivales de cine con los premios de Hollywood. El pasado mes de septiembre, cuando se estrenaba en la Mostra de Venecia, los críticos ya vaticinaban que Willem Dafoe sería nominado al Oscar por su papel protagonista en "Van Gogh, a las puertas de la eternidad". El actor perdió la estatuilla el domingo, pero su retrato del artista holandés llega hoy a las salas con la misma fuerza con la que alcanzó la temporada de premios: la de una dirección extremadamente libre, firmada por Julian Schnabel. ¿Le sorprendió que Schnabel le ofreciera el papel de Van Gogh? Conozco a Julian desde hace 30 años, así que podía intuir cómo sería rodar con él. Sabía que me iba a hacer pintar, y a mí me encanta estar ahí cuando Julian hace cosas. Por eso le dije que sí. En la película hay tanto de Julian como de Van Gogh. Ya le habrán dicho que el parecido físico entre usted y los retratos del pintor son extraordinarios. Será su ascendencia europea Pues sí que tengo una conexión. Cuando empecé a viajar a Europa desde Nueva York para hacer teatro pasé mucho tiempo en Ámsterdam. Y allí está todo lo de Van Gogh, y eso a pesar de que buena parte de su carrera se desarrolló en Francia. Así que sí tuve relación con él. ¿Pinta usted de verdad, como se muestra en la película? Es curioso. Van Gogh vivía con sus cuadros, así que producción contrató a un grupo de pintores para que hiciesen copias de sus obras para los decorados. Yo también pintaba. ¡Y eran buenas reproducciones! Pero Julian vino un día y dijo que esa pintura estaba muerta, así que me enseñó con unas pinceladas cómo era la técnica que utilizaba Van Gogh para darle vida a sus cuadros. El resultado era quizá "menos Van Gogh", pero estaba mucho más vivo, mucho más cercano a su espíritu. Algo muy parecido nos pasó cuando hicimos los retratos. Van Gogh murió a los 37 años y usted lo ha interpretado pasados los 60 No pensé mucho en la edad durante el rodaje. Sí lo hice al principio, cuando empecé a leer sobre su vida. ¿37? ¡Nunca pensé que fuera tan joven! Fue muy prolífico Luego empecé a pensar en la esperanza de vida, que era de 40 años en su tiempo. Los 70 de hoy son los 40 de entonces. Y también debo decir que si fuera un hombre más joven no entendería nada de lo que Van Gogh dice en la película, ni entendería sus cuadros, y no habría estado preparado. ¿Cómo definiría el trabajo de actor? Actuar no tiene que ver con las emociones o con la historia, tiene que ver con el compromiso y hacer que las cosas ocurran. Y compartir esa experiencia con los demás. ¿Y eso se puede aprender? ¿A actuar? Hay muchas maneras de actuar, así que no tengo ni idea de lo que es actuar. La actuación es específica para cada proyecto. Por eso me gusta trabajar en todo tipo de situaciones. Siempre he sentido la aspiración de no ser un actor, o al menos de que no se me perciba como tal. Y es algo muy duro porque en la práctica, y a medida que avanza tu carrera, te empiezan a dar la oportunidad de trabajar en las mejores películas con los mejores directores. El cine es un arte dirigido por el negocio. Tienes un caché, una marca, pero has de resistirte porque es algo que te corrompe. ¿Qué quiere decir? Que hay cierto tipo de actores que se convierten en "cosas". Que siempre hacen lo mismo. ¡Y pueden hacer cosas maravillosas! Pero eso no es lo que me interesa. Me interesa ser flexible, desaparecer, convertirme en otra gente para poder entenderme mejor a mí mismo. Hablando de la visión de los demás ¿Lee las críticas? Las críticas me preocupan porque cumplen su función, pero no las leo. Las críticas te sacan de ti mismo, te ponen adjetivos y eso no es divertido. ¿Y películas? ¿Ve muchas películas? No veo muchas películas mientras trabajo, ¡y trabajo mucho!, así que no podría definirme como un cinéfilo. "Larga vida y prosperidad" ))) Dirección: Ben Lewin. Con: Dakota Fanning, Toni Collette oti r. marchante La idea del viaje como aventura insólita, como hazaña que sobrepasa los límites de la sensatez y la supervivencia del viajero es probablemente la esencial y mejor explotada de este pequeño drama íntimo del protagonista, una joven autista repleta de sentimientos atorados que decide trasladarse desde la clínica en la que vive hasta la ciudad de Los Ángeles. En su interior, la empresa es comparable a la de Colón o a la de los primeros astronautas. En su exterior, la película es una "road movie" amable, con cierta intensidad sentimental y con ese punto de superación "peliculero" que se instala fácil en el celuloide. El personaje central lo interpreta Dakota Fanning con tanta seriedad que le abre una espita a un cálido sentido del humor; y su vida laboral, cómo se desenvuelve en la calle o cómo enfoca su indudable talento recóndito hacia la escritura y su pasión por la serie "Star Trek", están descritas por el director con buenas dosis de pegamento En realidad, el paralelismo entre la aventura personal y la de los principales protagonistas de la serie (Spock y Kirk) está tratado con un interesante compuesto de lírica naïf, que debería ser apreciada como un elogio a ese mundo "trekkie" siempre alerta con las orejas puntiagudas. Es evidente que no hay una pretensión de desgarro ni de síncopes en el manejo del drama, ni calado crítico en la mirada al autismo, a la dependencia o al mal en el mundo, sino una agradable y en clave "indie" condescendencia con sus personajes y con el propio espectador, que, según y cómo y quién, será bienvenida. Tras la estela del señor Spock "Bienvenidos a Marwen" )) Dirección: Robert Zemeckis. Con: Steve Carell, Leslie Mann, Janelle Monáe, Diane Kruger Antonio Weinrichter Mi memoria cinéfila atesora al Robert Zemeckis de los años 80: la trilogía de "Regreso al futuro", "Roger Rabbit", "Tras el corazón verde" El Zemeckis del siglo XXI, en cambio, lleva ya con este cuatro títulos realizados con la fastidiosa técnica de la "motion-capture" o similar, que permite convertir a genuinas estrellas del cine en muñecos animados que se les parecen, en lo que me parece la definición misma de victoria pírrica para el séptimo arte: el trabajo de los actores y, por poner un solo ejemplo, el raccord de mirada entre personajes (humanos) es una de las patas sobre las que se asienta la grandeza misma del cine narrativo. Aunque se trate de un actor que despierte tan poca empatía en el papel de sufridor como Steve Carell que borda en cambio ser sieso o villano o dar vergüenza ajena, aquí es un tipo que recibe una paliza monstruosa y negocia su síndrome postraumático creando un mundo de soldaditos de plomo, guerrilleras sexy y villanos nazis. Se comprende que alivie su rabia con esas fantasías, por otro lado tan viriles, tan violentas; no tanto que Zemeckis dedique más esfuerzo a recrearlas que a describir su vida real: quizá el que necesita terapia no es sólo su protagonista. En realidad Zemeckis siempre ha sido mejor ingeniero que dramaturgo o psicólogo: su brío de antaño resurge únicamente en esas escenas de muñecos sangrientos que solo son un síntoma, nunca el núcleo de la función. Jugando a los soldaditos El paisaje dentro de la figura "Van Gogh, a las puertas de la eternidad" ))) Dirección: Julian Schnabel. Intérpretes: Willem Dafoe, Oscar Isaac, Mads Mikkelsen, Mathieu Amalric, Rupert Friend Oti Rodríguez Marchante A Julian Schnabel se le puede considerar como a un artista respetado, y tiene obra que lo certifica como pintor y como cineasta, y tanto en su primera película, "Basquiat" como en esta última, dedicada a Van Gogh, funde su dualidad expresiva para acercarse y rodear al personaje. El cine y la literatura han intentado atrapar en varias ocasiones al pintor holandés, su indescifrable interior y su singularísima mirada (Minelli en "El loco del pelo rojo", Kurosawa en "Sueños" o el filme de animación "Loving Vincent"), y ahora la propuesta de Schnabel aporta escasas novedades a lo conocido de su biografía, pero sí contribuye con cierta originalidad a la fusión de su paisaje interior con el de su proceso creativo. Lo mejor de la pelícla es esta (con)fusión, la idea de soledad y dependencia del hombre (un pobre hombre, en realidad) junto a la de aislamiento e independencia del artista, además de la interpretación que hace Willem Dafoe de la lucidez y al tiempo simplicidad de alguien desterrado en su tiempo y nostálgico ya del éxito abrumador en los siglos venideros. Visualmente, Schnabel atrapa lo cromático de sus interiores y de su obra en muchos momentos, la angustia y la explosión en el lienzo. Aunque deja en esbozo la relación que mantuvo con su hermano Theo y Paul Gauguin, tan bien recogidas por la literatura en "Cartas a Theo" o por la película de Minnelli (Anthony Quinn ganó un Oscar como Gauguin). Cuando más lejos llega el rastreo de Schnabel, al abismo de Van Gogh y del arte en general, es en esa conversación íntima del pintor con el cura que interpreta Mads Mikkelsen. Ideas, sentimientos, presagios, certezas. Willem Dafoe, de 63 años, interpreta Van Gogh, que murió con 37 Schnabel atrapa lo cromático de sus interiores y de su obra Los planos se convierten en cuadros

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.