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ABC MADRID 02-02-2019 página 12
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ABC MADRID 02-02-2019 página 12

  • EdiciónABC, MADRID
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No es ningún moderado. Es el cerebro y actor del golpe contra España Algunas realidades sencillas se tornan confusas por un exceso de análisis, que retuerce con mil enfoques hechos claros. En esa línea de buscarle vueltas a lo que no las tiene ha cundido entre algunos politólogos la idea de que Oriol Junqueras representa una alternativa cabal frente a la abierta "locura" de Torra y Puigdemont. El buen Junqueras, de 49 años, con su tono santurrón, su porte abacial, sus estudios en Historia, su catolicismo declarado y su voz queda y campanuda vendría a ser un interlocutor razonable, "alguien con quien se puede hablar". El líder de ERC partido dos veces golpista contra España, en octubre de 1934 y de 2017 sería la persona con la que el Estado podría explorar salidas. Pues bien, tal punto de vista constituye una majadería, pues se da de bruces con los hechos: Junqueras fue el cerebro del golpe separatista y es un cruzado de su causa, que no admite más solución que la independencia de Cataluña, quiera o no la mayoría social. En cuanto a su talante pacífico, nada hay de ello tras su máscara. Esta misma semana, en una nueva patochada propagandística en la que compareció en holograma, como Obi-Wan Kenobi en "Star Wars", y con su voz doblada por su hermano, llamó a "la movilización masiva y la desobediencia civil" contra la legalidad española. Es decir, a conseguir por la fuerza la independencia. España figura entre los países más avanzados, con una democracia asentada y un Estado de derecho de plenas garantías. Pues bien, la fiscalía del más alto tribunal solicita para el buen Junqueras una pena de cárcel de 25 años y otra idéntica de inhabilitación. Es el dirigente separatista enfrentado a la acusación más grave. ¿Por qué? Pues porque la Justicia considera que fue junto a Puigdemont el cerebro y ejecutor del golpe de 2017, que tenía como meta mutilar España a la fuerza, privándola de uno de sus más importantes territorios. El buen Junqueras está acusado de rebelión y malversación de caudales públicos. Incumplió la ley tras reiteradas advertencias, con saña y perfecta consciencia de que delinquía. Incluso la Abogacía del Estado, presionada por Sánchez para pedir penas leves, solicita doce años de prisión por sedición y malversación. No, el buen Junqueras no es nuestro aliado. Es nuestro enemigo declarado. De haber triunfando nos habría causado un daño irreparable, al privarnos de una de nuestras comunidades más ricas, industriosas y de mayor valía cultural. El buen Junqueras incendió a la sociedad y encabronó a familias que siempre se habían llevado bien. El buen Junqueras tampoco es buena persona, pues mintió a sabiendas a sus vecinos una y otra vez. Les aseguró que la ruptura contaría con el beneplácito de la UE. Falso. Los engañó garantizándoles que el "procés" no tendría coste alguno para Cataluña, al revés, aumentaría la prosperidad. Lo cierto es que el mero amago ya provocó un éxodo de empresas y ha ahuyentado la inversión. Junqueras recibirá una larga pena de cárcel, pues acorde a nuestras leyes no puede ser de otra manera. Como español me sentiré confortado y protegido. Todo país normal se defiende de sus enemigos. luis ventoso EL BUEN JUNQUERAS Víctor Manuel canta "Digo España" como para que se enteren los que prefieren hablar de "este país" VIVIMOS tiempos en que el doble rasero se aplica en muchas cosas, por no decir que en casi todas. Que los partidos de centro derecha desplieguen banderas nacionales es señalado por sus rivales como una señal de su "fascismo reprimido". Pero cuando Zapatero desplegó una bandera de España en una pantalla gigante ante la que él daba un discurso electoral, aquello era perfectamente legítimo. Algo parecido sucede con el uso del nombre de nuestro país. Hay algunos políticos a los que parece quemarles en la boca emplear la palabra España. Siempre salen por la tangente y recurren a hablar de "este país" o "el Estado", lo que oscila entre la ridiculez y el desconocimiento de lo que se está diciendo. Es evidente que emplear el nombre de España resulta incómodo para partidos y políticos que están aliados con otras formaciones cuyo primer objetivo es la destrucción de este Reino, de su unidad y de lo que representa. Los costes electorales de esta actitud están a la vista en Andalucía, y no son pocos los barones electorales del PSOE que temen las consecuencias ante las elecciones del mes de mayo. Pero es curioso cómo el uso del nombre de España es muy distinto cuando hablamos de los artistas. Porque es raro encontrar un músico actual que se ubique en lo que podemos llamar la derecha y que se atreva a interpretar una canción sobre España. Porque al final, según quién cante a España, su riqueza y su pluralidad, puede acabar siendo señalado como un facha. En cambio es un placer ver que al menos, los cantantes que están incuestionablemente en las antípodas del Partido Popular o de Vox sí se pueden permitir cantar a España y que se les aplauda por ello. Tenemos múltiples ejemplos. Joaquín Sabina tiene una maravillosa canción, "Mater España" que describe como "de barba peregrina, que falta a misa de doce, que no conoce rutina, masona, judea, cristiana, pagana y moruna, mater España, más guapa que ninguna". Es decir. una España en la que caben todos los españoles. Otro ejemplo nos dio en su día Ana Belén con su canción "España camisa blanca" en la que habla de la "reseca historia que nos abrasa con acercarse sólo a mirarla, paloma buscando cielos más estrellados donde sentarnos y conversar". Es decir, una España de todos. La última aportación ha llegado este invierno propuesta por Víctor Manuel con un título que es casi un desafío: "Digo España", como para que se enteren los que hablan de "este país". Y la letra debería ser enseñada en los colegios como un himno de conocimiento obligatorio: "Digo pared encalada, al fondo hay un mar de olivos. Digo La Alhambra y Las Ramblas. Se oye al fondo una guitarra, casi nada está en su sitio, digo España. Digo que nos sobra el agua, pero si doblo este mapa vemos que el desierto avanza sin que nadie intente nada. Nos gustan los precipicios, digo España. Digo España, y qué bien suena esa palabra. No la arrojo contra nadie contra nada (...)" Lo que yo me pregunto es por qué cuando cantantes de otras ideas políticas se aproximan al uso del nombre de España se les descalifica y a otros como los citados, no. Y evidentemente yo no quiero que dejen de cantar a España. Lo que quisiera es que lo hiciesen muchos más artistas sin ser descalificados por ello. Quizá recuerden la canción "La otra España" que cantaba el grupo vasco Mocedades, cuyas alineaciones políticas tampoco eran las de la derecha constitucional. Esa canción hablaba de Hispanoamérica y de los emigrantes que fueron a hacer fortuna. Si la hubiera cantado Julio Iglesias, le habrían acusado de imperialista y explotador. horizonte ramón pérez-maura uso privilegiado del nombre de españa CONFLICTOS DE INDEPENDENCIA PUEBLA Así, aprovechándose de un régimen político débil, algunos hacen sus grandes baraterías Resultan nauseabundos los esfuerzos del periodismo sistémico por justificar a esos patriotas tremendos que montan sociedades instrumentales para escaquearse del fisco. Ahora, después del ministro astronauta y otros pájaros con nido en la luna, sale a la palestra Pepu Hernández, elegido por el dedazo del doctor Sánchez como candidato a la alcaldía de Madrid, que cobraba sus "charlas de motivación" a través de un chiringuito societario. A mí esto de cobrar un potosí (y a través de persona jurídica interpuesta) por "charlas de motivación" impartidas a pobres incautos con sueldos birriosos (¡ciudadanía emprendedora!) me parece el emblema más vistoso de esta democracia tan fetén que-entre-todos-nos-hemos-dado. Una democracia que, como explicaba con sorna Castellani, es en realidad "la demos-gracias de los mercaderes, que se aprovechan de todo régimen político débil para hacer sus grandes baraterías". A este Pepu Hernández tratan de adecentarle sus baraterías llevando a la televisión expertos (¡qué sería de la demos-gracias de los mercaderes sin su guarnición de expetos!) que sostienen contra viento y marea que montar estos chiringuitos societarios es plenamente legal, aunque a la legua se note que se montan para escaquear dinero al Fisco. ¡Y el caso es que tienen razón! Pues las leyes, bajo el capitalismo, no tienen otro objeto nos enseñaba también Castellani que "servir maravillosamente al poder del Dinero y de la Usura". El alma del capitalismo no es, como sus apóstoles aseguran, la propiedad privada, ni el mercado libre, ni la iniciativa individual, que ya existían desde mucho tiempo antes. El alma del capitalismo es la "innatural separación" de las retribuciones y las cargas de la propiedad, que Chesterton comparaba con otra "innatural separación" que separa el sexo de la fecundidad. En realidad, ambas separaciones son el anverso y el reverso de una misma moneda; pues, como señalaba Belloch, "nada resulta tan provechoso a los ricos como la anarquía moral de los pobres". Y es que, en efecto, para que los pobres no monten en cólera ante los chiringuitos de patriotas tan tremendos como este Pepu Hernández necesitan estar previamente muy envilecidos, como monos en una jaula que se disputan una garrafa de licor. Este es el alma del capitalismo: permitir que el Dinero haga sus escamoteos y los birlibirloques, mientras el pueblo convertido en chusma se refocila en el disfrute de sus derechos de bragueta. El derecho romano nos enseñaba que las sociedades se formaban para lograr fines que sus miembros no podían realizar de forma individual. Pero el capitalismo quiso proteger bajo su manto legal a esos patriotas tremendos que, como Pepu Hernández, montan chiringuitos con fines sociales tan fraudulentos (puesto que son plenamente realizables de forma individual) como impartir "charlas de motivación" a pobres ilusos cuyos sueldos birriosos están controladísimos por el fisco, mientras el charlista escamotea sus ganancias astronómicas a través del chiringuito. No debe extrañarnos que el periodismo sistémico trate de blanquear la conducta de estos patriotas tremendos; pues sociedades como la que este Pepu Hernández empleaba para cobrar sus "charlas de motivación" las han montado todos los líderes y lideresas mediáticos, para defraudar impuestos, mientras las masas cretinizadas que se alimentan con sus bazofias son ordeñadas hasta el último céntimo. Y, después de ordeñadas, votan con entusiasmo a patriotas tremendos como este Pepu Hernández. Así, aprovechándose de un régimen político débil, algunos hacen sus grandes baraterías. DEMOCRACIA Y DEMOS-GRACIAS vidas ejemplares

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