ABC MADRID 06-01-2019 página 12

12 ENFOQUE DOMINGO, 6 DE ENERO DE 2019 abc. es ABC semana La foto de la ABC Infraestructuras de Extremadura Ciudadanos de tercera LUIS DEL VAL En 1938, en plena guerra civil, Miguel Hernández corrigió las pruebas de su libro de poemas El hombre acecha en Valencia. Nunca llegó a ser distribuido y, casi medio siglo después, se llevó a cabo una reedición. En uno de los poemas, titulado El tren de los heridos escribe en los dos penúltimos versos: Detened ese tren agonizante que nunca acaba de cruzar la noche El tren que se averió cerca de Navalmoral de la Mata llevaba heridos de desidia, herencias de una asimetría discriminatoria en inversiones, rasguños de una desatención secular que, por desgracia, se ha convertido en una costumbre, y parecía que nunca acababa de cruzar la noche en medio del frío y la oscuridad, que convirtió a los viajeros en ciudadanos de tercera. Hasta mediados del siglo pasado, en los trenes de Renfe había tres clases de asientos: primera, segunda y tercera. En tercera viajábamos las familias modestas; en segunda, comerciantes y clase media, y, en primera, personas con alto poder adquisitivo. Desapareció la tercera clase, los viajeros se dividieron en clase preferente y clase turista, pero los ciudadanos de tercera clase pervivieron en regiones como Extremadura o en provincias como Granada y Teruel, en cuanto a inversio- nes estatales se refiere, comenzando por la inversión en vías férreas y carreteras. Esa marginación se inició en la dictadura de Franco y prosiguió con los gobiernos de la democracia, fueran de derechas o de izquierdas. Y sigue en la actualidad. El ministro Ábalos no tiene la culpa de esa herencia, pero continúa la tradición y, hace pocos días, arrebató a los canarios unas inversiones previstas para las islas y se las ha concedido a Cataluña, la necesitada Cataluña, que tiene sus cuatro capitales de provincia conectadas con el AVE. Parece ser que lo más rentable es protestar y ser desleales a España, y así se consiguen gigantescas inversiones públicas, mientras los ciudadanos de tercera de las regiones más discriminadas tienen que emigrar y aportar sus brazos y su esfuerzo para que esas regiones, siempre favorecidas, lo sigan siendo, gracias a una costumbre política que perpetúa la segregación de los más pobres, de los ciudadanos de tercera, de los resignados, de los que no se rebelan, de los que son leales, de los condenados a la marginación y al desprecio. Y, luego, claro, cuando sale un alto funcionario, y dice que frente a esos raíles viejos y achacosos, en lugar de cambiarlos, van a poner un mecánico en cada tren para que haga turismo, sientes ese insulto a la inteligencia de los que confunden la resignación con la cobardía. Y los extremeños ni son cobardes ni son tontos, aunque desde los despachos de Madrid a algunos, con más nómina que talento, se lo parezca. Cuidado con los ciudadanos de tercera. Su reacción no la va a arreglar ni el CIS, ese otro tren agonizante. El viaje a ninguna parte Pasajeros del tren averiado el pasado martes a la altura de Navalmoral de la Mata (Cáceres)