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ABC MADRID 16-12-2018 página 15
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ABC MADRID 16-12-2018 página 15

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC DOMINGO, 16 DE DICIEMBRE DE 2018 abc. es opinion OPINIÓN 15 UNA RAYA EN EL AGUA EL RECUADRO ANTONIO BURGOS DESMONTAR UN RÉGIMEN El problema es muy sencillo o muy difícil, según se mire: pasar de los ERE a una nueva era en Andalucía N O le arriendo las ganancias a los líderes del PP de Ciudadanos y, si los llaman y acu, den como la sangre a la herida o el amigo a las dificultades, a los de Vox. Terminen como acaben las negociaciones en curso, acordadas las fórmulas que hayan sido consensuadas para la presidencia y consejerìas de la Junta de Andalucía, redactado y asumido el programa común, tras la votación de investidura del sucesor de Susana Díaz les queda nada menos que la dificilísima labor del desmontaje de todo un Régimen y de su entramado de intereses y clientelismo. Una verdadera y tupida tela de araña, que el poder del PSOE ha ido tejiendo en Andalucía a lo largo de 37 años. A los que hay que sumarle los de la preautonomía, que presidía y dominaba otro socialista, de los de la vieja escuela de la ética y el patriotismo, el ya casi olvidado Plácido Fernández Viagas, quien no tenía empacho de decir que le habían largado el mochuelo de presidir algo en lo que no creía, cual Andalucía, como me confesó una tarde en que me pidió consejo en su machadiana tertulia de café de Nova Roma. El problema, si queremos ponerlo en dos palabras de tres letras es muy sencillo o muy difícil, según se mire: pasar de los ERE a una nueva era en Andalucía. Pasar, como cuando se hizo la Transición, de la ley a la ley, de un Estatuto de Autonomía que sólo ha sido hasta ahora gobernado y aplicado por el PSOE, a una nueva situación inédita: que Andalucía no sea el cortijo y el granero de votos del socialismo, como desde tiempos de Escuredo en Sevilla y de González en Madrid. Como a la muerte de Franco, pero sin un Rey que sea motor del cambio como lo fue Don Juan Carlos, se trata de desmontar un Régimen y de crear otro de nueva planta, que si sale con barbas puede ser San Antón y, si no, la Purísima Concepción, cuyo Dogma con tanto ardor popular se defendió en Andalucía. Para que se consumara el cambio de Régimen en España, de la dictadura a la democracia, las Cortes debieron hacerse el harakiri y encajes de bolillos virtuosos de la llegada de la democracia cuyos nombres no hemos olvidado, como Torcuato Fernández- Miranda, Adolfo Suárez o el recientemente desaparecido Miguel Primo de Rivera (que a la jerezana se pronuncia Miguelito Primo Aquí es peor. Aquí ahora hay un entramando burocrático montado a su medida por el PSOE que no está dispuesto a hacerse el harakiri, sino a todo lo contrario: a hacerle la puñeta a los que llegan después de 37 años de hacer de su capa cuantos sayos les ordenaban desde el partido. Los que tienen que desmontar el Régimen Socialista andaluz se encontrarán con una mayoría de funcionarios por oposición eficientes y cumplidores, pero también con mucho emboscado, mucho estómago agradecido a quien el partido, de contratado, lo hizo fijo, quizá sin oposición. ¿Cuántos palos les puede poner en la rueda al PP y a Cs esta tela de araña de los 263.000 empleados, la segunda plantilla más grande de España, de una Junta que tiene en sus manos un presupuesto de 34.000 millones de euros? No se trata sólo de poner en la calle a los 9.000 cargos a dedo Se trata de que los amiguetes de esos 9.000 paniaguados que quedan dentro no se conviertan en perpetuadores nostálgicos del Régimen que deben desmontar si quieren que la autonomía andaluza sea administrada de otra forma, inédita hasta ahora. El consorcio de la derecha que va a gobernar Andalucía corre el peligro de tener a los enemigos en plantilla y a sueldo. Lo de los chiringuitos de Administración Paralela de las 83 empresas publicas, agencias y fundaciones es lo más fácil de desmontar. Lo difícil es la propia burocracia de la Administración que les deja el PSOE, que veremos a ver si son capaces. IGNACIO CAMACHO ACHIQUE DE ESPACIOS El moderantismo que ha creado mayorías sociales desde el centro corre riesgo serio de quedar en fuera de juego L JM NIETO Fe de ratas OS teóricos futboleros del achique de espacios los Sacchi, Maturana etcétera aprovechaban la regla del offside para constreñir la movilidad del adversario. Convirtieron en dogma la presión posicional para ahogar a los rivales en una franja muy angosta del campo, de la que sólo podían salir a base de imprecisos pelotazos. La táctica funcionaba si los jugadores la aplicaban con un rigor fanático, el mismo con que en la política posmoderna el populismo acorrala a los proyectos moderados. El viejo consenso liberal- socialdemócrata, que construyó el bienestar europeo sobre un modelo conciliador y pragmático, está quedando arrinconado por el empuje del maximalismo sectario, que explota el desencanto de los valores convencionales y se apodera de su ámbito con un discurso exaltado que explota la emocionalidad, inventa enemigos y compone bandos no a partir de ideas sino de estados de ánimo. El moderantismo corre serio riesgo de quedar, como los equipos incautos, en fuera de juego. La potencia de la irrupción populista desde ambos lados del espectro ideológico desequilibra la correlación de fuerzas que establecía una mayoría social de centro. Esa pinza ha destrozado en Francia a Macron con la protesta de los chalecos. En España, el fenómeno empezó con la eclosión de Podemos, que abrió una vía de agua al PSOE por el flanco izquierdo y le provocó un debate que lo reventó por dentro. Luego, el viraje radical de Sánchez, culminado con el asalto al Gobierno, irritó a amplios sectores de la derecha que a su vez han buscado la respuesta desplazándose hacia el extremo. El resultado de esa tensión recíproca, de esa dialéctica de espejos, es que en territorios como Andalucía el voto iliberal suma ya en conjunto un veinticinco por ciento, y en el resto de España tiene una fuerte expectativa de crecimiento. La suicida estrategia bipolar del sanchismo está teniendo éxito porque el auge radical empareda a las fuerzas centristas y las conduce a una situación de bloqueo. El desplazamiento socialista genera un corrimiento que deja al bloque constitucional cada vez más pequeño. Si se añade el desafío sedicioso del separatismo, con su incendiaria mitología del desencuentro, resulta que se ha empezado a extender una especie de nostalgia treintañista, una atmósfera de enfrentamiento cuya memoria histórica no augura nada bueno. Basta leer a Chaves Nogales en A sangre y fuego para saber qué pasa cuando se estrecha la calle de en medio. La retórica de combate que propagan los líderes airados trata de convertir el voto en un puño de hartazgo con el que golpear al contrario, y en ese duelo pierden siempre los que tratan de mantener un criterio sensato. Durante la reciente efeméride de la Constitución se ha celebrado mucho la renuncia a los principios dogmáticos, pero ésta es la hora en que la moderación languidece derrotada a garrotazos. Vamos cuesta abajo.

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