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ABC MADRID 05-12-2018 página 50
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ABC MADRID 05-12-2018 página 50

  • EdiciónABC, MADRID
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50 CULTURA MIÉRCOLES, 5 DE DICIEMBRE DE 2018 abc. es cultura ABC Las cartas de Rilke a la madre que nunca le quiso Un libro reúne las 26 misivas que le envió por Navidad, testigos literarios de una relación extraña BRUNO PARDO PORTO MADRID Un poeta itinerante París es triste El ambiente está húmedo y triste, y no parece en absoluto Navidad. Aquí nadie pone el árbol C uando declinaba diciembre, allí donde estuviera, desde su alejamiento continuo y buscado, en Italia, Alemania, Francia o España, Rainer María Rilke empuñaba la pluma y se dirigía a su madre, Sophia. Lo hizo religiosamente entre 1900 y 1925, dejando tras de sí veintiséis misivas introspectivas y contradictorias, testigo de una relación extraña, además de un canto al Misterio y el recogimiento que rodeaba aquellas fechas. Ahora, esos textos se reúnen en Cartas a mi madre por Navidad (Encuentro) un pequeño libro que es, también, una gran ilusión: la del amor que nunca fue, la de la fachada que separa las palabras de la realidad. Leyendo los mensajes de Rilke a su querida y bondadosa madre cuesta creer que hable de la misma persona que él describiría después como una mujer alocada, irreal, sin la menor relación con nada que solo despertaba en su ser un deseo irrefrenable de huir. Temo íntimamente, a pesar de los años transcurridos, no estar lo suficientemente lejos de ella llegaría a confesar. Pero esto es otra cosa y el hijo aquí se muestra cariñoso, se disculpa por no poder visitarla, por no mandarle ese regalo que se merece. Le cuenta las últimas aventuras de su nieta Ruth, le envía fotos, le dice que se mejore y que disfrute de la soledad, que él estará con ella en espíritu sobre las seis de la tarde (la hora de los regalos en Alemania) boni- Mezquitas en Túnez Aquí hay mezquitas, templos de otra fe, pero del mismo Dios. Es una tierra con una fe grande y apasionada Paseos por Ronda El paisaje montañoso emerge tan magnífico que caminar es tan tentador como leer un precioso libro El poeta y la familia. De izquierda a derecha, Rilke, su mujer Clara, su madre y los suegros de Rilke. Sobre estas líneas, el poeta en una fotografía de 1913 pasa en Ronda, donde disfruta de los paseos y de la espléndida ermita de la Virgen de la Cabeza, a pesar de que hace bastante frío La carta más sincera de este libro la firmó a finales de 1914, poco después del estallido de la Primera Guerra Mundial. Por fin ha llegado esta fiesta santa, imperturbable a pesar de estos confusos tiempos grises ojalá, incluso este año, siga presente este Misterio, y convenza, transforme y sobrecoja a los hombres agitados y violentos que han tomado la muerte en sus manos y se han traído la desgracia los unos a los otros escribe al inicio. Pero la revelación la La Gran Guerra La conciencia es impotente; la Iglesia es impotente; ni el mismo Cristo puede hacer nada contra estos pueblos ta forma de poner tierra de por medio y no acudir al sanatorio de Dresde donde estaba internada. Parece que tenía excusas para no acercarse. Durante los años que mantuvieron esta correspondencia, Rilke llevó una vida itinerante, cambiando de país a cada poco. La gente se sienta en las terrazas de los cafés y en los jardines, pero el ambiente está húmedo y triste, y no parece en absoluto Navidad se queja desde París en 1902. Al año siguiente, ya en Roma, le informa de que no va a poner árbol para pasar la fiesta tranquilos, sin parafernalias En 1910 se marcha a Túnez. Aquí hay mezquitas, templos de otra fe, pero del mismo Dios sentencia. Las fiestas de 1912 las Un escritor epistolar ANÁLISIS DIEGO DONCEL R ilke es uno de los grandes poetas del siglo XX y también uno de sus grandes escritores epistolares. Vivió el tiempo en que todavía la escritura de cartas tenía un valor lite- rario y era una forma de reflexión, no una mera comunicación. En una vida tan aristocráticamente poética como suya, tuvo correspondencia con la mejor aristocracia espiritual de su época, una época donde el té en los salones iba dejando paso a guerras industriales y purgas ideológicas. Rodin, Tsvietáieva, Pasternak, Lou Andreas- Salomé o Marie von Thurn und Taxis le hicieron escribir páginas que son autobiogra- fía cotidiana, espiritual y emocional. Ese tono es el que ofrece también en las Cartas a un joven poeta donde habla de aprender a escribir poesía como el que va a practicar un hecho sagrado. En efecto las cartas de Rilke siempre son espirituales y siempre son emocionantes. Las cartas que le escribió a su madre, Sophie Enz Rilke, son extremadamente relevantes en muchos aspectos. De todo ese volumen se extraen ahora las que Rilke le escribió entre 1900 y 1925 para felicitarle la Navidad. Veinticinco años donde se va trazando el retrato con una madre con la que mantuvo una relación tensa, llena de altibajos, bajo el trauma siempre de aquel abandono en Praga vestido de niña. Aquí están contados, además, los sucesos más importantes de su vida en esos años, las ciudades en las que vivió, la paternidad, la guerra, pero sobre todo está contado el deseo de encontrar en esas horas de Nochebuena un momento de duración, un momento de felicidad, una paz espiritual, de tregua en su crisis con la religión establecida.

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