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ABC MADRID 11-11-2018 página 84
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ABC MADRID 11-11-2018 página 84

  • EdiciónABC, MADRID
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84 MADRID LA UNA Y MEDIA DOMINGO, 11 DE NOVIEMBRE DE 2018 abc. es espana madrid ABC JESÚS HIGUERAS LA DOBLEZ DE LOS FARISEOS El Evangelio de hoy nos impulsa a mirar cada uno a Jesús y darnos sin medida a los demás No pensemos solo en la materialidad de unos billetes; pensemos en nuestro tiempo U na vez más Jesús pone de manifiesto la doblez en la que vivían los fariseos. Aparecen ante el Pueblo como perfectos cumplidores pero en el fondo están pagados de sí mismos: les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en las plazas No miran a Dios, solo se miran a sí mismos. Solo Jesús puede hablar así pues ve más allá de nuestras obras, ve nuestro corazón, porque es Dios. Sólo Él nos conoce de verdad. Y en este contexto, como contrapunto de los fariseos, tiene lugar la siguiente escena que nos narra el Evangelio de este domingo. Una pobre viuda se acerca al arca de las ofrendas y deposita su pequeña moneda. En medio de todos aquellos suculentos donativos su moneda apenas hizo ruido, fue imperceptible a los oídos de los hombres. ¡Pero cayó en lo profundo del Corazón de Dios! Jesús se sintió profundamente conmocionado e hizo a sus Apóstoles que se fijaran en aquella mujer. Ella no daba, como los otros de lo que la sobraba sino de lo que tenía para vivir. ¿Nosotros damos limosna de lo que nos cuesta o de lo que nos sobra? Y no pensemos solo en la materialidad de unos billetes; pensemos en nuestro tiempo, en nuestras capacidades, en tantas cosas que podemos ofrecer a los demás y que no entregamos, sino que nos refugiamos en nuestro egoísmo y comodidad. ¿Por qué alaba Jesús a esta viuda? Porque lo ha dado todo, no se ha reservado nada. El dolor, es muchas veces, signo del amor. Si no me cuesta, si doy de cualquier manera quizás no esté respondiendo a lo que Dios quiere. Nos quedamos en un mero cumplimiento, una buena educación que no termina de costarme nada. El Evangelio de hoy nos impulsa a mirar cada uno a Jesús y darnos sin medida a los demás; lo quedarnos en los mínimos sino darnos al máximo. La Ardosa es una de las tabernas emblemáticas de la capital que participan en estas jornadas culinarias IGNACIO GIL Tripas, pata y morro: noviembre sabe a callos a la madrileña La capital acoge las séptimas jornadas dedicadas a este manjar de la casquería ADRIÁN DELGADO MADRID Llevan el sino de la casquería a cuestas: hay quien se vuelve loco con ellos y quien ni siquiera soporta su olor. Pero los callos, dogma gastronómico de la capital, irrumpen en las cartas de los restaurantes con la misma impronta que lo hace el frío en Madrid. Son indisociables. Cuanto más gélido es el ambiente en la calle, más apetece este guiso caliente de origen humilde que, hoy, está en la cúspide culinaria. No dejan de ser partes poco nobles que, con la moda, se pagan al precio de producto selecto. Pero son el ejemplo, quizá el más célebre, de cómo la cocina de la humildad ha seducido los paladares más exquisitos. Gracias a ello y al tirón que este tipo de productos cárnicos tiene entre la inmigración sudamericana han logrado sobrevivir algunas de las muchas casquerías que había hace unas décadas en los mercados. Tripas, pata y morro de vacuno que, en la versión más ilustrada de la receta a la madrileña llevan chorizo, morcilla y jamón. En 2012, varias asociaciones de hostelería y restauración apoyaron celebrar en noviembre una cita anual para poner en valor este manjar con unas jornadas gastronómicas que, en esta séptima edición, llegará a las mesas de una veintena de restaurantes. Su Datos útiles En 20 restaurantes de la capital, repartidos por diez distritos. Hasta el 30 de noviembre servirán menús dedicados a este plato castizo. Precio medio: 30 euros. Más información y reservas en la web www. mesdeloscallos. com en la cocina al alcance de todos y el aprovechamiento de las sobras Herederos de esa tradición, entre los locales participantes en estas séptimas jornadas se encuentran algunos fogones clásicos de la capital como los de La Ardosa (Colón, 13) Es el caso de La Bola (Bola, 5) una taberna castiza fundada en 1870 que sirve estos días un menú madrileño por los cuatro costados: caldo de cocido, croquetas y callos. De postre buñuelos de manzana. O Los Galayos (Botoneras, 5) en el que el peso de la historia abrió sus puertas en 1894 no ha impedido la innovación en sus cocinas. Además del guiso homenajeado, ofrece unas entradas a compartir en la que destaca su brandada de bacalao con sus tostas. De postre, de nuevo manzana. En este caso en forma de sorbete. Un final ligero para tan contundente comida. En cocina de carbón En el Hylogui de las Letras (Ventura de la Vega, 3) los hacen a la antigua usanza sobre cocina de carbón. Un atractivo añadido a un plato que admite múltiples versiones. La más exótica de la ruta la sirven en The One (Lagasca, 81) en el que, en lugar de a la madrileña los guisan a la hongkonesa preparados con vino de arroz y jengibre en wok, con verduras y hongos. Más común es su acompañamiento con garbanzos como hacen en O Pazo de Lugo (Argumosa, 28) Una costumbre más propia de Galicia que, sin embargo, recurre en estas jornadas a una legumbre cien por cien autóctona recuperada que, entre otras virtudes, absorbe el sabor del guiso de callos gracias a su textura mantecosa. potencia de sabor y el juego de texturas gelatinosas en la boca conquista a quienes vencen los prejuicios y saben apreciar su valor gastronómico. Una de las más célebres defensoras de los callos fue la reina Isabel II quien, según algunos historiadores, llegó a tener receta propia en las cocinas del Palacio Real. Entre los autores que reconocen la pasión que este plato generaba en la monarca está Ángel Muro, uno de los gastrónomos de referencia a finales del siglo XIX y autor del famoso libro El Practicón centrado

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