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ABC MADRID 30-10-2018 página 12
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  • EdiciónABC, MADRID
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12 OPINIÓN VIDAS EJEMPLARES PUEBLA MARTES, 30 DE OCTUBRE DE 2018 abc. es opinion ABC LUIS VENTOSO YO PUEDO CON EL ESTADO ¿Queremos un país al albur de un policía corrupto? J OSÉ Manuel Villarejo nació hace 67 años en un pueblo cordobés. Su biografía presenta tres hitos: primero, policía condecorado; después, exitoso y turbio empresario en el mundo de la seguridad y los informes comprometedores, y finalmente, preso preventivo desde el pasado noviembre en la cárcel de Estremera, a 67 kilómetros de Madrid. El excomisario está acusado de cohecho, organización criminal, blanqueo de capitales y delitos contra los derechos de extranjeros. Villarejo, que es inteligente y sabe ser un tío simpático y agradable si procede para sus negocios (y todo lo contrario si no procede) ingresó en la Policía en 1972. Veló sus primeras armas en San Sebastián, donde se distinguió durante tres años en la lucha contra ETA y se ganó su condecoración. Luego pasó a Madrid y en 1983 se tomó una excedencia de una década para dedicarse a sus negocios detectivescos y de seguridad, desplegados a través de un entramado de empresas con las que se enriqueció. Y entonces, una vez más, el error de las puertas giratorias. En 1993 llamó de nuevo a la puerta de la Policía o fue reclamado por el ministro socialista Corcuera e inició una sinuosa e inquietante carrera como lo que él llamaba agente encubierto Buceaba como nadie por las inevitables alcantarillas del Estado. Unas veces servía al Gobierno; otras a clientes privados, y siempre a sí mismo. Poseía una agenda de influyentes, con terminales en la Judicatura, la política y los medios; y una fijación perenne: grabar todas sus conversaciones (algo que de manera inaudita no es delito en España si quien graba es parte de la charla) En los noventa fue armando su inmensa fonoteca. Mucha cháchara sobre la mugre de las cañerías, voces que bien editadas veía como su chaleco salvavidas si venían mal dadas. Yo puedo con el Estado galleaba ante sus colegas. Pero el Estado, un paquidermo lento que al final siempre llega, lo esposó en noviembre del año pasado y, para su perplejidad, lo encarceló. Acostumbrado a los enjuagues, cambalaches y otros intercambios de bacines subterráneos, confiaba en que se le apañase lo suyo y salir a la calle. No ha sido así, porque España es todavía un Estado de Derecho. Villarejo ha iniciado su venganza: la divulgación seriada de grabaciones, la primera la de Corina, después la de sus cuchipandas con Garzón y la hoy ministra Delgado, y ayer, una charla con el marido de Cospedal. ¿Cuánto material realmente comprometedor posee Villarejo? ¿Cuánto daño puede hacer? Es evidente que nunca le doblará la mano al Estado. Pero en un momento en que el respeto a nuestras instituciones flaquea, sí podría aportar munición gruesa para las formaciones antisistema. El éxito del posible chantaje dependerá de la madurez de la sociedad española (por desgracia hoy demasiado volátil y nerviosa) de la templanza de los partidos constitucionalistas (que deberían anteponer el sentido de Estado a la oportunidad de zaherirse con las grabaciones) y de la seriedad y capacidad de contraste de los medios. No pinta bien. España y es lo último que nos faltaba puede quedar al albur de los humores de un policía corrupto. VIVIMOS COMO SUIZOS ROSA BELMONTE LA PERVERSA AVA GARDNER Calvo ha ido al Vaticano porque el remedio de La Almudena puede ser peor que la enfermedad imaginaria del Valle de los Caídos IEMPRE Lorenzo Gomis: la política presente se hace con hechos pasados. Pero aun así da que hablar, cumple el objetivo de la prensa Reaparece Cospedal por vía de su marido y de Villarejo. La grabaciones de Villarejo son el camarote de los hermanos Marx. O esas 20 personas metiéndose en un 600 amarillo en el programa ¿Qué apostamos? Y, siguiendo con los hechos pasados, ahí sigue Franco planeando sobre nuestras cabezas, como la madre de Woody Allen en Historias de Nueva York Carmen Calvo se ha tenido que ir al Vaticano porque el remedio de La Almudena puede ser peor que la enfermedad imaginaria del Valle de los Caídos. El ridículo para el Gobierno del PSOE si Franco fuera enterrado en el centro de Madrid sería difícilmente superable. Un desarrollo de Armando Iannucci en The tick of it y un final de Rod Serling pero en chusco, en mucho español. Como cuando en Galería nocturna Joan Crawford, ciega y millonaria, consigue que un infeliz aceda a donarle sus ojos por 9.000 dólares. Un médico le hace la operación ilegal, aunque la visión durará sólo unas once horas. Tras la cirugía, se quita las vendas y ve por unos segundos hasta que todo se vuelve oscuro otra vez. Hay un apagón en Nueva York. A Sánchez se le revolvería el legado con este apa- S gón. El Vaticano no puede hacer nada directamente para impedir lo de La Almudena, pero podría mediar con la familia a través de la Conferencia Episcopal. Yo soy de la familia y exijo que como poco venga a verme el Papa al Pazo de Meirás. Esther Peña, portavoz del comité de acción electoral del PSOE (aquí habla todo el mundo) dice que no puede ser que un dictador siga reinando sobre sus víctimas toda la eternidad Qué peliculeros. Pues ya se podían acordar de No profanar el sueño de los muertos que Cristina Galbó estaba muy guapa. Tengo muchas ganas y mucho miedo del estreno la semana que viene de Arde Madrid lo del talentoso Paco León sobre Ava Gardner y la servidumbre. Y la Falange, que no falte. Cuando se proyectó en San Sebastián leí reseñas sobre las juergas en una ciudad triste y miserable, un Madrid arruinado por la dictadura franquista, aquellos años de plomo... O sea, que Ava Gardner y sus amigos se lo pasaban bomba mientras España sufría, sufría y sufría. Entonces Ava Gardner era una hija de p... Eduardo Punset pidió la celebración del referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017, se fotografió votando, criticó a Rajoy como representante de un Estado viejo, antiguo, autoritario y dijo que la España actual le recuerda a la de los años 50. Pues no estaría tan mal la España de los 50. Hay una creencia falsa (más bien demencia) que se ha generalizado sobre el pasado. Sobre la vida cotidiana de gente que trabajaba y se divertía. No sólo los ricos. Claro que la España de Franco no era política o económicamente EE. UU. Gran Bretaña o Francia pero, demonios, que algunos pretenden que vivíamos en alguna marca blanca de Auschwitz. No es lo que me ha contado mi madre. Y, como diría aquella empresaria murciana, hace dos generaciones estábamos todas en el bancal, que no hablo de gente privilegiada. Con la muerte de Carmen Alborch, una de las primeras cosas que leí es que Alborch arrojó luz en la sórdida Valencia que surgía de la dictadura. Claro que Pinker tiene razón en que nunca hemos vivido mejor. En España desde luego. En los 50 se vivía mejor que en los 40, en los 60 que en los 50, en los 70 que en los 60. Y no sigo. No hacía falta ser esa Ava Gardner que sólo echaba de menos en Madrid el chocolate Hershey, el bourbon y los kleenex.

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