ABC MADRID 28-10-2018 página 24

24 ESPAÑA DOMINGO, 28 DE OCTUBRE DE 2018 abc. es espana ABC Susana Díaz con su portavoz, Mario Jiménez, y el secretario de Organización, Juan Cornejo EFE Juanma Moreno, ayer en Sevilla 2- D, elecciones autonómicas en Andalucía El vuelco imposible en las urnas Casado no ha tenido tiempo de poner en orden a un PP andaluz dividido El sorpasso de Cs, más difícil de lo que parece el PP en las principales alcaldías andaluzas durante el liderazgo de Javier AreA priori, muchas encuestas y la vicia- nas ya se desvaneció. Además, hay dos da óptica madrileña y centralista con PP enfrentados prácticamente en cada que se suele analizar todo en política, provincia. Es un partido lastrado por pronostican al PP un desmoronamien- una profunda fractura interna causato electoral basado en la atribuida fal- da más por cuitas de ámbito local y renta de liderazgo y carisma de Juan Ma- cillas de familia irreconciliables que nuel Moreno, y en un acusado ascen- por diferencias políticas de fondo. so de Ciudadanos, que lo vuelve a Pablo Casado no ha tenido tiempo mitificar hasta situarlo de poner en orden a un como segunda fuerza en PP andaluz dividido, desVirtualmente Andalucía. Objetivamen, Ciudadanos crece motivado e impotente. Es te, el partido de Albert Rimás, ha empezado a acepmás por vera siempre logró un tar como único remedio los errores del PP urgente y conciliador el mejor trato en los sony su fractura deos que en las urnas, y sacrificio de casadistas en cualquier comicio auen las listas electorales en interna que por tonómico, excepto en Cabeneficio de arenistas méritos propios taluña, siempre hubo un irreductibles y de cosdesfase entre la expectapedalistas a la espera que tiva creada y el resultado real, de modo exigen ahora el pago de la factura comque acudía a las urnas sobredimensio- prometida por Casado para ganar las nado mediáticamente. primarias. Un hipotético sorpasso a la andaSe trata de una recomposición imluza entre PP (1.064.000 votos en 2015) provisada, y forzada por las circunsy Ciudadanos (368.988 votos) implica- tancias, para minimizar un cisma real ría que el primero bajara de 33 parla- que ya dura años. Y si la debacle fuese mentarios a 20, y que el segundo su- mayúscula, Casado tendrá los argumenbiera de 9 a 22. En definitiva 13 esca- tos suficientes para imponer una fría ños de desfase, que representarían una y profunda renovación en Andalucía a radical migración mínima de medio su medida y sin miramientos. millón de votos, algo que a priori no parece fácil porque el peso objetivo del Trifulcas en Ciudadanos voto rural muy incierto aún para Ciu- con un candidato opaco dadanos sigue influyendo sobrema- En Ciudadanos, fiarse de la inercia de las encuestas se ha convertido en una nera. pésima experiencia. El nivel de autoconfianza es máximo, pero exige cauDos PP en cada provincia... tela. Ciudadanos ya ha sido varias veun cisma de años ces víctima de una falsa euforia, y en Es lógico aceptar la tesis de una ten- Andalucía no todo se reduce al simdencia a la baja del PP, y al alza de Ciu- ple culto electoral a Albert Rivera e dadanos. El tejido de militancia urba- Inés Arrimadas. na que meritoriamente consiguió tejer Su candidato, Juan Marín, es políticamente muy opaco y ha calado su imagen subalterna de sumisión a Susana Díaz. Virtualmente, Ciudadanos crece más por los errores del PP y su fractura interna que por méritos propios. No ha conseguido una consolidación estructural en la Andalucía rural y su voto no urbano depende exclusivamente del efecto simpatía que generen Rivera o Arrimadas porque Marín no arrastra. Además, en varias capitales andaluzas Ciudadanos también ha vivido trifulcas internas muy severas, hasta el punto de casi desaparecer institucionalmente. En Huelva capital, por ejemplo, de tres concejales que fueron elegidos en 2015, dos han abandonado el partido y fundado uno nuevo, y el tercero carece de peso político en la ciudad. Paradójicamente, Ciudadanos está en el trance de crecer en las autonómicas para después generar dudas en las municipales por no haber consolidado candidatos locales de peso. MANUEL MARÍN L as campañas electorales andaluzas siempre fueron un déjà vu carente de emoción, con final conocido y gobierno predeterminado. Nunca en 38 años de autonomía ha dejado de gobernar el PSOE y nunca, salvo en una ocasión, ganó el Partido Popular las elecciones en votos y escaños, pese a que en la investidura resultaron inútiles porque el socialismo sumó a la siempre socorrida Izquierda Unida para gobernar. Sin embargo, en esta ocasión la campaña andaluza va a estar condicionada por variables novedosas que, de inicio, añaden un plus de aparente incertidumbre a los resultados. Hay dos factores relevantes que pueden alterar el eterno paisaje monocolor andaluz: primero, la dificultad para detectar con rigor cómo evoluciona un electorado disperso que hasta hace cuatro años se caracterizó por un alto grado de fidelidad de voto, y al que en ámbitos urbanos más que en los rurales empieza a animar la idea de una coalición sorpresa contra el PSOE por primera vez en cuatro décadas. El segundo, la capacidad que demuestre cada partido para resolver con éxito el desgaste de sus respectivas crisis internas. Díaz y Rodríguez se ofrecen ayuda mutua En la izquierda, el temor del PSOE a dejar de gobernar es nulo porque una hipotética suma de mayoría absoluta entre PP y Ciudadanos resulta casi imposible en el reparto de escaños que asigna la Ley D Hondt. Pero incluso en el supuesto de que esa compleja situación se produjese, habría dos factores novedosos que pueden añadir complejidad al panorama: mientras Marín se antojaría partidario de reeditar su aburguesado acuerdo de gobierno con Susana Díaz, Rivera y la dirección nacional de Ciudadanos tendrían serias dudas por-