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ABC MADRID 17-10-2018 página 46
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  • EdiciónABC, MADRID
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46 FAMILIA MIÉRCOLES, 17 DE OCTUBRE DE 2018 abc. es familia ABC Evitar discusiones a la hora de hacer deberes en casa es posible Óscar González, director de Alianza Educativa, explica algunas tácticas LAURA PERAITA MADRID familia 360 Administración electrónica para todos MARÍA SÁNCHEZ VALLE PROFESORA ADJUNTA DE LA UNIVERSIDAD CEU SAN PABLO Conseguir que un niño se siente a hacer sus deberes en casa resulta en ocasiones un verdadero reto diario. Los padres lo intentan por las buenas, por las menos buenas y por las malas... y una tarde que podría presentarse tranquila acaba con discusiones, enfados, gritos y castigos. Pero, ¿hay otra alternativa? Óscar González, profesor de Educación Primaria, director de Alianza Educativa y director general de la Escuela de Padres con talento, explica que lo primero que hay que tener en cuenta es la etapa educativa del niño. Explica que, en ocasiones, el menor que empieza el colegio requiere un periodo de adaptación que puede ser más o menos largo porque para él supone un cambio de vida muy grande. Las tareas son responsabilidad de los hijos, no de los padres ABC Encontrar la motivación También lo es, aunque no seamos muy conscientes de ello, el paso de Infantil a Primaria, puesto que el aprendizaje deja de basarse únicamente en el juego; ahora deberá realizar fichas, deberes... Hay alumnos que inician esta etapa con mucha motivación, pero a otros les supone un gran esfuerzo confiesa Es necesario explicarles que tendrán que hacer tareas y, aunque no se las manden, si durante 10 minutos se trabaja cada día en casa una determinada materia como letras, números... ellos lo tomarán como un hábito que les servirá de gran ayuda para su futuro Si son alumnos de cursos avanzados de Primaria y no quieren sentarse a hacer su cometido, la situación será más complicada. El problema es que muchos padres se sientan a hacer las tareas con los hijos, e incluso se los hacen. ¡Es un error! Muchos padres dicen venga que tenemos deberes No, eso no es así; los deberes son de los hijos. Los padres deben motivarles para que se sienten a hacerlos y cuando tengan alguna duda se pueden acercar y ayudarles a resolverla Óscar González recomienda que cuando no quieran sentarse hay que decirles que no les pondremos un castigo, pero tendrá que saber que hay consecuencias. Es decir, si no hace los ejercicios de matemáticas después no podrá ver la televisión o jugar. El niño es el que tendrá que decidir sobre sus propios actos. Si los hace, podrá ver la tele y si no cumple no se habrá ganado el derecho a ver los dibujos. Además, hay que explicarle que si no los Para tomar nota Lo importante, incide este profesor de Primaria, es no sobreproteger al niño solo con el objetivo de evitar discusiones y no ceder y hacerle las tareas escolares. Por ello, recuerda: u Los responsables de los deberes son siempre los hijos, no los padres. u Si se eternizan las tareas es conveniente que hagan unas pequeñas pausas entre una y otra para emprenderlas de nuevo con más ganas. u Realizar siempre los deberes en la misma mesa de trabajo y, si puede ser, a la misma hora, para que se convierta en una rutina lejos de distracciones. u Si le cuesta mucho una materia determinada hay que empezar por ella porque dejarla para el final será un error, ya que estará más cansado y con menos ganas. u No olvidar que los niños son niños y, por ello, tratan de evitar responsabilidades. Es lo normal. Los padres deben resaltarles de forma positiva su esfuerzo, no ya que hayan hecho la tarea que pueden haberla finalizado mejor o peor pero sí el hecho de terminarla. hace, también tendrá que asumir las consecuencias al día siguiente, cuando el profesor vea su cuaderno sin hacer. Si hay dificultades en que el niño haga sus tareas es conveniente que la familia tenga una buena comunicación con el profesor para transmitirle la situación en casa y que trabajen conjuntamente para que el menor sea consciente de sus responsabilidades antes de que el problema se agrave Tareas que se eternizan Otra buena táctica, en el caso de los niños que se eternizan con las tareas, es dejarle un tiempo definido en casa para los deberes, en función de su edad. Si se le deja, por ejemplo, media hora, pasado ese tiempo se le debe retirar todo el material escolar. Es una forma de lograr que se concentre y aproveche su tiempo. De lo contrario, al día siguiente, tendrá que asumir las consecuencias en clase ante el profesor. Hay también padres que se desesperan porque cuando explican, por ejemplo matemáticas, el niño se enfada y dice: eso no es así, la señorita me lo ha explicado de otra manera Cuando eso ocurra de forma repetida es recomendable, en la medida de las posibilidades, que lo intente una tercera persona o, incluso, un docente particular, al que seguro que respetará. Lo importante, insiste este profesor, es no sobreproteger al niño con el objetivo de evitar discusiones y no hacerle nunca los deberes a omnipresencia de la red en todas las áreas de nuestra vida es innegable. Pedir una cita en el médico, renovar el DNI, hacer la declaración de la renta... son actividades que cada vez resultan menos tediosas gracias a la posibilidad de realizarlas online. ¿Esto es una realidad para todos? Si atendemos a los datos que proporciona el Instituto Nacional de Estadística (INE) parece que no todos los colectivos tienen el mismo acceso al uso de la tecnología. En 2017 un 61,5 de internautas contactó con la Administración a través de internet, cifra que disminuye al 44,3 en el caso de las personas entre 65 y 74 años. Las razones del menor uso de la administración electrónica, según declara este colectivo, se debe a la ausencia de capacitación para realizar un uso avanzado de la red, la falta de confianza, no disponer de firma digital o contar con otra persona que haga estos trámites... Esta realidad debería hacernos pensar en cómo la Administración tiene que plantearse la relación que viven los mayores de 65 años con el entorno online que se vuelve más crítica entre los que superan los 80 años. La extensión de los servicios que se ofrecen a través de internet demuestra al mismo tiempo las fortalezas y las debilidades del sistema, que se ejemplifican en que muchas personas mayores se sienten apartadas de la sociedad actual porque han entrado en contacto con la tecnología bastante más tarde que otras generaciones. La reflexión debería estar centrada en la obviedad de que la tecnología debería ser un instrumento de integración y participación en la sociedad, nunca un vehículo para el aislamiento. L

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