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ABC MADRID 05-10-2018 página 46
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  • EdiciónABC, MADRID
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46 CULTURA VIERNES, 5 DE OCTUBRE DE 2018 abc. es cultura ABC Tamara de Lempicka La mirada seductora de los felices años 20 Las obras de esta Garbo art déco, idolatrada por Madonna, se exhiben en el Palacio de Gaviria de Madrid NATIVIDAD PULIDO MADRID Hay artistas que acaban siendo devorados por sus personajes. Es el caso de Andy Warhol o de Frida Kahlo. En la exposición que consagra a esta última el Victoria Albert Museum de Londres lo de menos es su pintura: se centra en el morbo de su enfermedad (se exhiben en vitrinas sus corsés y botas ortopédicas) y lo folclórico de su vestimenta. Con Tamara de Lempicka ocurre algo parecido. Salvo que en este caso fue ella misma quien lo propició. Políglota y cosmopolita, estaba obsesionada por controlar su imagen. Tamara Gurwik- Gorska creó a Tamara de Lempicka, una artista culta, femenina, andrógina, sensual, seductora, que posaba como las divas de Hollywood (es la Garbo art déco) icono de estilo y glamour en los felices años veinte. Para ello hizo gala de una estrategia de márketing que habría que estudiar en la Universidad. Pero su vida siempre estuvo envuelta en un halo de misterio: no se sabe si nació en Polonia o en Rusia. Debió ser entre 1895 y 1898. Se pasó la vida viajando de un país a otro, huyendo de los bolcheviques, de los comunistas, de los nazis... A comienzos de los 70 el galerista francés Alain Blondel la rescató del olvido y, desde entonces, el mito no ha hecho más que crecer. Su cotización se ha disparado en el mercado, en gran parte porque es la artista fetiche de estrellas como Barbra Streisand, Jack Nicholson y, sobre todo, Madonna, su mayor admiradora, que atesora algunas de sus pinturas más famosas. De hecho, hay semejanzas entre estas rubias transgresoras: las dos emigraron en busca de éxito, fama y riqueza. Y ambas lo consiguieron. Madonna rindió homenaje a Lempicka en su Blonde Ambition Tour. Aparece su retrato de Alfonso XIII Se sabía, por una carta de Tamara de Lempicka, que había pintado en Salsomaggiore Terme (Italia) en 1934 un retrato del Rey Alfonso XIII, quien posó para ella. La artista recordaba su incontenible locuacidad. Pero nadie sabía dónde estaba el retrato, pintado sobre una pequeña tabla adquirida en Venecia. Gioia Mori recordó un cuadro de Lempicka que vio en una exposición en Japón. El modelo se identificaba como el escritor Saint- John Perse. Resultó ser un retrato inacabado de Alfonso XIII. Su propietario es Jean- Claude Dewolf. Musa del cine y la moda Musa eterna del cine y la moda, ni siquiera el empresario y coleccionista mexicano Carlos Slim ha podido resistirse a sus encantos y tiene obra suya. Casi toda está en manos de coleccionistas privados; hay muy pocas en museos. Y las que hay apenas se exhiben. Las exposiciones también se multiplican en todo el mundo. Hace una década hubo una en Vigo y hoy abre sus puertas otra en Madrid (hasta el 24 de febrero) concretamente en el Palacio de Gaviria, organizada por Arthemisia y que ha comisariado Gioia Mori. Faltan sus cuadros más icónicos, como ese mítico Autorretrato con Bugatti verde en el que se retrata a lo Isadora Duncan, viajando en un descapotable con pañuelo al cuello. Tampoco está el célebre retrato de su primer marido, Tadeusz Lempicki (después se casaría con el barón Raoul Kuffner) ni los de algunas de Erotismo y sensualidad Arriba, Tamara de Lempicka retratada por Mario Camuzzi. Sobre estas líneas, La bella Rafaela en verde (izquierda) y Las muchachas jóvenes

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