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ABC MADRID 04-10-2018 página 11
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ABC MADRID 04-10-2018 página 11

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC JUEVES, 4 DE OCTUBRE DE 2018 abc. es opinion OPINIÓN 11 UNA RAYA EN EL AGUA EL CONTRAPUNTO ISABEL SAN SEBASTIÁN ¿QUÉ ESPERABA EL DOCTOR SÁNCHEZ? El presidente contrajo deudas imposibles de saldar y ahora el socio a quien vendió su alma exige el pago de la factura AL vez pensara que su cara bonita y sus aires de galán de teleserie bastarían para cautivar a los separatistas. Conociendo al personaje, es seguro que se dejó llevar por la vanidad hasta el extremo de confundir sus deseos con la cruda realidad tantas veces constatada. El sacrosanto diálogo al que ya se encomendaba su alter ego, Zapatero, sería la fórmula milagrosa que resolvería por sí sola los problemas cada vez más graves que amenazan la convivencia entre catalanes y la unidad de la nación española. En su voz, los tributos de apaciguamiento ofrendados en vano por cuantos jefes de Gobierno pasaron por La Moncloa obrarían el prodigio de satisfacer la insaciable voracidad del independentismo y poner fin a su desafío. Él marcaría la diferencia merced a sus dotes de seducción y a la superioridad moral de la que se siente imbuido... ¡Pues no! Ni la percha, ni el apellido socialista ni la palabrería hueca, ni las humillaciones soportadas con paciencia digna de mejor causa, ni tampoco ese doctorado tan sospechoso como clandestino han librado al actual presidente de chocar contra la misma pared de fanatismo con la que se toparon sus predecesores. Ese muro de piedra granítica no se sortea con promesas vanas, sobornos u ofertas T de diálogo inconcretas, sino que se blinda o se quiebra. Blindarlo supone ceder al chantaje de quienes lo han levantado y violentar la Constitución permitiendo la celebración de un referéndum de autodeterminación. Quebrarlo obliga al Ejecutivo a honrar su deber de cumplir y hacer cumplir la ley, con todas las consecuencias. Es decir, cortando de cuajo los suministros a quienes utilizan los resortes del poder autonómico para traspasar una y otra vez el marco legal vigente en beneficio de sus pretensiones, a costa de pisotear a la mitad de catalanes leales a la democracia. Claro que cortar los suministros a quienes te han aupado hasta la poltrona significa correr el riego de que te echen de ella a patadas, que es exactamente el escenario al que hoy se enfrenta el doctor Sánchez. Nunca debió haber alcanzado el alto despacho que ocupa. Nunca debió haber aceptado el apoyo de independentistas, golpistas, filoetarras y populistas empeñados en romper España. Nunca debió haber aspirado a una posición incompatible con los escuálidos 84 escaños conseguidos por el PSOE en las elecciones generales. Nunca debió haberse escudado en la lucha contra la corrupción cuando su casa estaba hasta arriba de basura. Pero lo hizo. Quiso volar muy por encima de lo que le permitían sus alas, contrajo deudas imposibles de saldar y ahora el socio a quien vendió su alma exige el pago de la factura. También éste, Quim Torra, está cogido por el pescuezo. Los sacudidores de árboles a quienes animó a apretar le tomaron la palabra y aprietan con violencia en la calle, exigiendo que se cumpla lo pactado; que se proclame la independencia de forma unilateral y salga el sol por Antequera, aunque él acabe procesado. Tanto Torra como Sánchez tienen lo que merecen. Han alimentado a un monstruo que ahora empieza a devorarlos. Quienes no merecemos lo que tenemos somos los españoles gobernados por un líder pusilánime, tutelado por separatistas, y los catalanes oprimidos por una Generalitat que respalda sin pudor el golpe perpetrado el 1- O. Lo que merecemos nosotros es la oportunidad de hablar libremente en las urnas y poner a cada cual en su sitio. Al frente del Gobierno, a un leal servidor de España. A los rebeldes, en la cárcel. IGNACIO CAMACHO CABALGAR SOBRE UN TIGRE Los hechos dan la razón al PSOE de la vieja guardia: la deriva iluminada del procés imposibilita cualquier alianza DEMÁS del apego al poder propio de casi todos los gobernantes, existe un factor psicológico en la voluntad de resistencia de Pedro Sánchez. Sus reacciones tras las dos últimas elecciones, calificando de históricas sendas derrotas humillantes, demuestran que no se considera un presidente provisional elegido en circunstancias especiales, sino el líder lógico de una mayoría de progreso abortada por su propio partido mediante maniobras irregulares. La moción de censura sólo habría venido a restablecer esa presunta legitimidad apodíctica, incuestionable, que entiende surgida de la espontánea confluencia entre socios naturales. Esa interpretación de los resultados electorales, compartida con Pablo Iglesias, es la clave que sostiene su afán de aguante, la que le empuja a blindarse contra toda evidencia de desgaste. Pero tiene una grieta, que es la tendencia al chantaje de un separatismo al que la difícil digestión del procés ha vuelto incontrolable. Para consumar su mandato, Sánchez necesita un nacionalismo pragmático, avenido a componendas y pactos, que se aleje de la tentación rupturista y del delirio visionario. Lo está empezando a encontrar en ERC, tradicional aliado que al cabo de un año parece haber aceptado el fracaso y reformulado su estrategia hacia una secesión a largo plazo. Su problema está en Torra, un iluminado preso de la pinza entre el prófugo de Waterloo y los fanáticos hiperventilados que le acusan de aceptar el autonomismo y de olvidarse del prometido horizonte republicano. Para aplacar a Puigdemont, el Gobierno mantiene discretos contactos de los que surgen ciertas promesas de indulto y otras ofertas de compromisos vagos. Más difícil resulta, en cambio, contentar a los exaltados que sirvieron como fuerza de choque en el golpe de Estado, que reclaman la efectividad de la independencia formalmente declarada hace un año y que, entre impacientes y desengañados, entienden ya como traición cualquier clase de aplazamiento o de repliegue táctico. De esa presión ha nacido el ambiguo ultimátum que Torra plantea para apaciguarlos y que de consumarse abocaría a este Gabinete precario a tener que aceptar la cruda realidad de un prematuro descalabro, forzado por quienes creía parte de su proyecto mesiánico. Al cabo del tiempo, los hechos dan la razón a los veteranos dirigentes del PSOE que decidieron deshacerse de su secretario general aunque fuera arrojándolo por la ventana. Por más que la socialdemocracia siempre se haya entendido bien con los nacionalistas, la deriva revolucionaria de éstos terminó por abrir los ojos a la vieja guardia, que entendió que la amenaza de insurrección volvía imposible cualquier alianza. Pero Sánchez sobrevivió, rescató su programa y lo puso en marcha. Ahora vive en la insoluble contradicción de tratar de gobernar España cabalgando sobre un tigre enajenado por el designio expreso de liquidarla. A JM NIETO Fe de ratas

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