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ABC MADRID 02-10-2018 página 3
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ABC MARTES, 2 DE OCTUBRE DE 2018 abc. es opinion LA TERCERA 3 F U N DA D O E N 1 9 0 3 P O R D O N T O R C UAT O LU C A D E T E NA TODAVÍA EN EL LABERINTO POR JOSÉ MARÍA CARRASCAL La Transición fue la pluralidad que suma, en vez de la uniformidad que resta. Cuarenta años después, sin embargo, comprobamos que siguen las dos o más Españas, incapaces de convivir. Aunque las circunstancias son otras infectados de separatismo reconocen que aquello situó a Cataluña a la cabeza de la economía española (Ferran Soldevila) Continuado por todos los gobiernos siguientes, incluidos los de Franco, que la dotó de la primera gran fábrica de automóviles, la primera autopista (a la frontera) y la primera petroquímica (Tarragona) Un trato que no disminuyó con la Transición. ¿Qué falló o faltó para que la simbiosis entre Cataluña y España no continuara? Pues que Cataluña se vio infectada por el virus del siglo XIX: el nacionalismo. El hecho de no haber sido reino pesó siempre sobre los catalanes, y su florecimiento económico propició el afán de convertirse en nación, que a su vez reclama un Estado. Si se le une el desprestigio y empobrecimiento que acarreó la pérdida del imperio español, tenemos los ingredientes de una crisis de enormes proporciones, activada por las guerras civiles del siglo XIX y la peor de todas, la del XX. N ACIÓ en Malta, hijo de un oficial inglés, pero encontró su destino en Yagen, un recóndito pueblecito de la Alpujarra, donde afincó e incluso tuvo una hija con la joven que llevaría su casa y le instruía en los usos locales. Gerald Brenan consagró su vida a descifrar el Laberinto español uno de los libros clásicos sobre nuestro país. En las callejuelas flanqueadas por casas de un blanco deslumbrante donde el tiempo parecía haberse dormido, aquel guiri denotó una tensión tan vieja como feroz. No entre izquierda y derecha, que serían sólo efectos colaterales, sino entre lo local y lo nacional. El enfrentamiento entre la patria chica y la patria grande señala no se da en ningún país como en España. De ahí lo difícil que resulta encontrar un equilibrio entre el gobierno central y el de cada región o municipio Parece escrito hoy. Brenan no halla salida a ese laberinto, cuyos horrores pudo contemplar en la guerra civil. Se limita a constatar el hecho y sus consecuencias. Pero los españoles no podemos resignarnos a constatarlo. Estamos obligados a hacerle frente y buscarle una salida, para lo que tenemos que empezar averiguando qué es España, si no queremos seguir a bandazos entre el centralismo y la dispersión. Geográficamente, España es un continente en miniatura, con floras, faunas y climas diversos, cruzado por cordilleras (el segundo país europeo más montañoso después de Suiza) con valles umbríos, extensas solanas e incluso desiertos. Los ríos son largos y escasamente navegables. Todo ello dificultó las comunicaciones hasta el punto de que los pasos a Galicia (Piedrafita, el Manzanal) no dejaron de ser difíciles y peligrosos hasta hace poco. Camba llegó a decir que para un gallego ir a Buenos Aires era más fácil que ir a Madrid. La Historia contribuyó a esta pluralidad. Situada en los confines de la tierra conocida, sólo los más audaces llegaron a ella. Durante mucho tiempo se discutió si los iberos procedían de Asia o África, hoy parece resuelto: del Cáucaso, mientras sobre los celtas no hay duda: eran indoeuropeos. Lo importante es que se mezclaron en medio de la península creando los primeros españoles, los celtíberos, gentes fieras y pendencieras según Tito Livio. Discípula predilecta de Roma llaman a Hispania muchos historiadores. Pero la romanización fue desigual: muy intensa en la Bética, va diluyéndose hacia el norte hasta desaparecer prácticamente en el País Vasco. A la caída del Imperio Romano de Occidente, el primer reino bárbaro es el gallego de los suevos, aunque serán los visigodos quienes establecen su feudo sobre la península, con toda la inestabilidad germánica que traen consigo, que acabará con la invasión árabe, que en ocho años l largo silencio que fue la era Franco, junto a la consciencia de que nos jugábamos el suicidio, trajo un raro consenso sobre cambiar de actitudes. Más que una España existían dos que se reconciliaban o morirían desangradas. Eso fue la Transición: la pluralidad que suma, en vez de la uniformidad que resta. Cuarenta años después, sin NIETO embargo, comprobamos que siguen las dos, o más, Españas, incapaces de convivir. Aunque las circunstancias son otras. España ya no es extiende su dominio hasta los Pirineos. Van a ne- un enfermo de Europa sino uno de los países cesitarse cerca de ocho siglos para expulsarlos. más dinámicos de la UE, con más visitantes cada Suele decirse que las naciones se forjan en su año que habitantes tiene. Por otra parte, lo espaEdad Media, y España no es una excepción, aun- ñol existe como lo francés, alemán o italiano. Eso que con reservas. La Reconquista, la lucha con- sí: amenazado por el localismo, regionalismo o tra el infiel la recuperación de la España perdi- nacionalismo interior en auge, sobre todo en Cada marcará el carácter español y su historia. Pero taluña y País Vasco, pero reverberante en los viela Reconquista fue aún más desigual que la roma- jos reinos, correspondientes a las actuales autonización, y estuvo a cargo de reinos que a me- nomías, que deberían haber ensamblado los rasnudo guerreaban entre sí, pese a compartir el ob- gos diferenciales y los han exacerbado. Las fuerzas jetivo común de expulsar al invasor. Curiosa, pero centrífugas y centrípetas forcejean, como en Eusignificativamente, la primera vez que surge el ropa, que intenta convertirse también en unidad nombre de nación española es en el Concilio de plurinacional. De lo que no cabe duda es de que Constanza (1414) Convocado para acabar con el los españoles nos parecemos más de lo que nos Cisma de Occidente, los asistentes se dividieron diferenciamos, seguimos fieros y pendencieros en cinco grupos: el anglicano, el gálico, el germá- y de que los europeos sólo podremos resistir uninico, el itálico y el hispánico, que englobaba a los dos el empuje de bloques continentales como Esprocedentes de todos los reinos de la península. tados Unidos y China. Pero las patrias chicas siA final de ese siglo, la conquista de Granada (1492) guen fascinándonos. Acabamos de verlo en el Bretras el matrimonio de Isabel de Castilla y Fernan- xit británico. Demasiado tarde se dan cuenta los do de Aragón, sella la unidad peninsular. Pero, ¡cui- ingleses del enorme error que fue, pero aún así no dado! Castilla y Aragón no se funden ni confun- hay la seguridad de que consigan librarse de tal den, sino que conservan sus normas e institucio- fascinación. Del mismo modo, como advierten las nes, bajo el tanto monta, monta tanto Es más: élites catalanas intelectuales y empresariales, a el descubrimiento y colonización de América es Cataluña le va mucho mejor en su entorno natuuna empresa castellana, lo que significa que que- ral, España, que yéndose por su cuenta. Pero está daron excluidos el resto de los españoles. España visto que los hombres no somos tan racionales va a ser imperio antes que nación moderna. Un como se supone. El destino, en cualquier caso, no lastre que no se corregirá hasta que Carlos III otor- está en manos de los dioses, sino en las nuestras. ga (1778) a todos los españoles la facultad de co- Y seguimos en el laberinto que Brenan descubrió merciar con América. Aprovechado por los cata- en Yagen. lanes para inundar con sus productos los mercados de las colonias. Incluso sus historiadores no JOSÉ MARÍA CARRASCAL ES PERIODISTA E

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