Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
ABC MADRID 03-09-2018 página 15
ABC MADRID 03-09-2018 página 15
Ir a detalle de periódico

ABC MADRID 03-09-2018 página 15

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página15
Más información

Descripción

ABC LUNES, 3 DE SEPTIEMBRE DE 2018 abc. es opinion OPINIÓN 15 CAMBIO DE GUARDIA TRIBUNA ABIERTA LA CURIOSIDAD MATA AL JUEZ POR JUAN DAMIÁN MORENO Confiado lector, cuídese de no tener un día la mala fortuna de encontrarse con uno de estos jueces de instrucción a quienes la curiosidad les lleve a reparar en su existencia, porque si es así, prepárese... der la capacidad de influir de quienes no han dejado de tenerla desde que Napoleón se percatara de que había alguien tan poderoso o más que el emperador: los jueces de instrucción. La lucha frente al delito no puede quedar enturbiada por un proceso penal que sigue desestructurado, donde la ligereza y la precipitación con la que en ocasiones se actúa, empañan gravemente la efectividad del sistema de garantías básicas que las sociedades modernas confieren a sus ciudadanos. En este sentido, el proceso penal español no goza de buena salud, al menos en esta etapa preliminar al juicio, que es precisamente donde debería existir una clara definición de principios y criterios de actuación de quienes intervienen en ella. La instrucción confiada a los jueces de instrucción, a pesar los excelentes servicios que han prestado, se ha revelado en algunos casos bastante disfuncional, al menos desde el punto de vista de las garantías constitucionales, un problema que se ha visto agravado a medida en que se le ha ido dando más intervención a otros sujetos que en la actualidad comparten, junto al juez de instrucción, el mismo ánimo persecutorio. Y aunque haya a quien le pueda resultar extraño, no está hecha la instrucción para la investigación, sino la investigación para la instrucción. El objeto del proceso penal no está pues para descifrar enigmas ni para salir de pesca en las turbulentas aguas de la política a ver qué pieza, separada o no, se logra sacar. No creo que sea conveniente que el destino de los ciudadanos quede a merced de quien antepone la curiosidad a su oficio de juez, por mucho que, como a aquél personaje de Saramago, le guíe un sentimiento tan noble como el amor; en este caso el amor a la justicia. Por lo tanto, confiado lector, cuídese de no tener un día la mala fortuna de encontrarse con uno de estos jueces de instrucción a quienes la curiosidad les lleve a reparar en su existencia, porque si es así, prepárese... ¡su vida habrá cambiado! JUAN DAMIÁN MORENO ES CATEDRÁTICO DE DERECHO PROCESAL GABRIEL ALBIAC Y SE PERDIÓ EN LA NOCHE Había ido abrazando, con lenta reverencia, a cada uno de sus amigos. Y se perdió en la noche IAJÉ después. Hui. De los recuerdos. Eso hace un hombre cuando dice que viaja planificar fingidas fugas donde alzar los palacios del olvido. Mas, como enseña Platón, nada se olvida. Y, en los áridos dominios de la Reina de las Nieves, allá donde, en fragmentos asombrosos, los glaciares vienen a perderse en el mar que devora todo, aquella última conversación nuestra retornaba. Última es la palabra más grave. Cuando es, de verdad, última. Él sabía que lo era, aquella noche de un mes antes, en su mínimo apartamento de profesor recién jubilado en el barrio de las Ventas madrileño: libros y música, es todo. Todo lo que es imprescindible a un hombre: un sobrio jardín de Epicuro. No cedimos aquella noche a su exquisita preferencia por la música española del siglo XVI. Habíamos buscado algo más leve, menos intemporal; algo que no trajese ante nosotros las teológicas evocaciones de un Morales, de un Guerrero, de un Victoria. Habíamos escuchado, primero, al Bob Dylan menos pretencioso: el de las bien medidas versiones de Sinatra. Habíamos ido hablando, al azar, de la bella miniatura que son las anotaciones de Walter Benjamin sobre su Berlín infantil de inicio del siglo XX. Nada que pudiera sonar solemne. Sobre todo. Nada. Triplicate había terminado. No estoy seguro de si fue él o si fui yo quien cometió el error entonces. Pero, de pronto, los Fragmentos de una estación lluviosa de John Cale estaban sonando, estaba sonando, en ellos, la contenida versión del elegíaco reproche que un Dylan Thomas ya sin esperanza dirige a su padre agonizante: No, no entres dócilmente en esa noche silenciosa Con la sosegada certeza de estar hablando de sí mismo, Fernando López Laso derivó, de inmediato, el desgarrado poema hacia la serenidad sabia del Lucrecio que siempre estuvo entre sus libros más cercanos: Nada es la muerte y en nada nos afecta Nos perdimos los dos luego mentiría si no digo que pesarosos en la melancólica evocación del gran Epicuro, el único maestro al cual puede abrazar sin cautela un hombre libre: Y cuando nos alcance la inevitable muerte, abandonaremos la vida entonando un hermoso peán que proclame cuán noblemente hemos vivido Cuán libremente. Sólo una vez más volví a verle. No hubo Lucrecio, ni Benjamin, ni Epicuro. Tampoco Dylan Thomas. Era la noche de las últimas carcajadas con los amigos. De las últimas copas en el mismo bar de los últimos veinticinco años: estoy seguro de que el maestro de Samos hubiera sabido que aquellas risas eran el peán de una vida noble, la del filósofo que Fernando López Laso quiso ser. Siempre. En todo. Cuando se introdujo en el último taxi, pasada ya la medianoche, ni su tenaz sonrisa ni el tercer comprimido de morfina pudieron borrar del todo el pliegue desprevenido del dolor en su rostro. Había ido abrazando, con lenta reverencia, a cada uno de sus amigos. Y se perdió en la noche. Silenciosa. J OSÉ Saramago, en su famosa novela Todos los nombres, cuenta la historia de un solitario funcionario del Registro Civil propenso a confeccionar fichas de personas famosas; un día, por casualidad, da con la ficha de una mujer desconocida y, acuciado por su curiosidad, decide llevar a cabo una detallada investigación sobre su vida, a la que dedica la mayor parte de su tiempo, para lo cual es capaz de ingeniárselas con tal de obtener cualquier información que le conduzca al paradero de aquélla. Algo parecido les ocurre a algunos jueces de instrucción. Desde que la corrupción política apareció en nuestras vidas, malogrando nuestras instituciones, no ha habido en nuestro país un funcionario con tanta influencia política. Animados por un comprensible afán de exhaustividad, han llegado en ocasiones a convertir el sumario en una sucesión interminable de diligencias, de forma que, inadvertidamente, ha acabado convirtiendo la fase de investigación en un estorbo burocrático que para lo único que sirve es para prolongar el sufrimiento de las víctimas y menoscabar las garantías procesales de quienes, como imputados o investigados, se ven obligados a comparecer ante los tribunales. Una introspección colectiva, sincera y deliberadamente ajena a los prejuicios que a menudo condicionan este tipo de análisis, seguramente nos llevaría a reconocer que nuestro sistema debería ser más acusatorio de lo que es en la actualidad y que muchas veces la resistencia a cambiar responde a otras razones, entre las cuales no es la menor el temor a per- V al prófugo de Waterloo) jueguen con la dignidad del Estado y la unidad de España. Ya está bien. CECILIO MADERO VILLAREJO BRUSELAS Es un delito, no libertad de expresión En España, más que en algunas democracias muy consolidadas, se puede defender el separatismo; pero, por supuesto, por las vías legales. El lazo amarillo en Cataluña defiende, por el contrario, a quienes en conjunto han sido cogidos in fraganti y esperan en la cárcel no ya una condena, sino sólo el grado justo de la misma. Pedir su libertad es solidarizarse con su golpe de Estado, gravísimo delito. Ese lazo no expresa una opinión, sino que es un apoyo amarillento a la sedición, por lo que debe ser perseguido y anulado por las autoridades, por atacar a la Justicia y crispar la convivencia. Si el Estado falla, es obvio que son los buenos ciudadanos quienes deben actuar para mantener el orden y la paz. Nada puede estar más claro, excepto para los ciegos por intereses políticos, como Casado o Colau. M. G. JORBA OBIOLS BARCELONA FE DE ERRORES El sábado pasado ABC informó de que el alcalde de Perpignan, JeanMarc Pujol, lució un lazo amarillo durante una exposición pro independentista en su ciudad, a la que acudió Quim Torra. En el mismo pie de foto se decía, por error, que Jean- Marc Pujol pertenecía al partido Les Républicains del presidente Emmanuel Macron. Sin embargo, ese partido de derechas está liderado por Laurent Wauquiez, partido por tanto heredero de la UMP de Chirac y Sarkozy. El partido político de Macron es La République En Marche! Pueden dirigir sus cartas y preguntas al Director por correo: C Juan Ignacio Luca de Tena 7. 28027 Madrid, por fax: 91 320 33 56 o por correo electrónico: cartas abc. es. ABC se reserva el derecho de extractar o reducir los textos de las cartas cuyas dimensiones sobrepasen el espacio destinado a ellas.

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.