Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
ABC MADRID 20-08-2018 página 10
ABC MADRID 20-08-2018 página 10
Ir a detalle de periódico

ABC MADRID 20-08-2018 página 10

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página10
Más información

Descripción

10 OPINIÓN VIDAS EJEMPLARES PUEBLA LUNES, 20 DE AGOSTO DE 2018 abc. es opinion ABC LUIS VENTOSO ENERGÍA DILAPIDADA La plomada separatista copa esfuerzos que España debería dedicar a otros debates D ESDE hace tres años, nuestro debate público está copado casi al completo por las quejas victimistas, los seriales de enredo y las amenazas del nacionalismo catalán. Todos los días. A todas horas. Es cierto que se trata de una región muy importante, de 7,5 millones de habitantes, la que más aporta al PIB nacional junto a Madrid, suponiendo cada una alrededor de un 18 También es verdad que además Cataluña tiene tras de sí una historia rica y fructífera, que es una potencia turística y cultural y que fue locomotora de progreso y modernidad en España (hasta que se estancó precisamente por la mixtificación xenófoba) Pero el debate catalán está sacado de quicio. Ocupa muchísima más atención de la debida. Lo sabe la opinión pública, manifiestamente saturada. Lo saben los comunicadores radiofónicos, que hace tiempo que han recibido consignas para reducir la cuota catalana, pues la audiencia cae ante la dosis diaria de plomada. Cuando España haga inventario del coste de la crisis separatista, no habremos de consignar tan solo que intentaron destruir nuestro país y sus leyes, sino también que nos obligaron a dilapidar enormes cantidades de energía merecedoras de otro fin. El aniversario de los atentados islamistas en Cataluña ha resultado paradigmático. Debido a la anomalía separatista, todo se ha centrado en si Torra y otros radicales iban a lograr tender una celada al Rey. Nada se ha debatido sobre lo medular. ¿Por qué se radicalizaron aquellos jóvenes, dónde y cómo? ¿Qué se está predicando en las mezquitas españolas? ¿Tenemos presente en los programas anti- radicalismo que tanto los asesinos de la matanza de Atocha como los de Las Ramblas eran casi todos marroquíes? ¿Es adecuado que una policía tan cuestionada como los Mossos siga ostentando mando autónomo en la lucha antiterrorista, o por lo delicado y multirregional de la materia debe estar a cargo de un mando estatal? Supone también un agravio que nada se hable de los problemas de otras regiones, mientras que Cataluña, históricamente multiprimada por el Estado, ocupa los titulares con las amenazas e insultos separatistas, las cumbres bilaterales y sus demandas insaciables por definición (por ejemplo: en toda España hay autopistas de peaje idénticas a las que las que provocan airadas quejas catalanas; con la diferencia, eso sí, de que Cataluña ya disfrutaba de esas vías cuando otros las veían como una utopía) Deberíamos estar debatiendo si el modelo de subsidios andaluz debe ser revisado para desperezar de una vez a una Andalucía llamada a ser la California española. Tendríamos que remediar la financiación pírrica de Valencia. Urgiría abordar la espada de Damocles del desierto demográfico del Noroeste, o el drama sordo de la dulce regresión de Asturias. O mejorar con premura y exigencia la calidad de nuestra educación de élite, o de nuestra enquistada justicia, o la enseñanza de idiomas. Y, por supuesto, situar en primerísimo plano el lacerante problema del estancamiento salarial. Pero no hablamos de eso. Ya solo nos parece importante la enésima mamarrachada de Torra y Puigdemont. EL ÁNGULO OSCURO JUAN MANUEL DE PRADA LA PLAGA TURÍSTICA Este turismo degradado, más dañino que la inmigración descontrolada, es la expresión de un capitalismo bulímico AY gentes que, para justificar su aversión a los inmigrantes, aseguran que vienen a cambiar nuestro modo de vida Expresiones similares nunca las he escuchado, curiosamente, referidas al turismo; y, sin embargo, lo cierto es que el turismo ha cambiado infinitamente más nuestro modo de vida que la inmigración. Pero, ¡ay! resulta que en el imaginario colectivo un turista es alguien que lleva dinero en los bolsillos, en tanto que un inmigrante llega con los bolsillos vacíos. Así que hemos de concluir que nuestro modo de vida lejos de referirse a tradiciones seculares o principios morales, se concreta en apuntes contables. Sin embargo, ya no parece tan claro que el turismo sea esa gallina de los huevos de oro con que nos apedrean las meninges desde niños; o, al menos, parece cada vez más claro que la riqueza que el turismo genera tiene también letra pequeña. Sobre todo para quienes viven en el centro de las ciudades invadidas por esta plaga, como es mi caso. Vivir en el centro de Madrid empieza a convertirse en un infierno en vida, con remesas de turistas invadiéndolo todo, cual plaga de langosta, colonizando las viviendas y convirtiéndolas en el escenario de sus putiferios low cost. Y a cambio, ¿qué riqueza real crea esta chusma? Compran en los supermercados comistrajos repugnantes cuyos envoltorios arrojan en los portales, donde se refugian de la canícula; y por las noches montan botellones cutres, orgías de H baratillo, farras de pocilga en un pentecostés de lenguas bárbaras. Tal vez su proclividad a la inmundicia favorezca la contratación de barrenderos; y, desde luego, los supermercados multiplicarán las ventas de comistrajos repugnantes. Por lo demás, a cambio de convertir las calles en un muladar con olor a orines rancios, están enriqueciendo a propietarios desaprensivos, empresas gestoras de alquiler sin escrúpulos y otros carroñeros cebados al socaire de la llamada (risum teneatis) economía colaborativa Este turismo degradado, mucho más dañino que la inmigración descontrolada, no es sino la expresión agónica (pero en su agonía las fieras resultan mucho más temibles) de un capitalismo bulímico que, después de arrasar las economías nacionales, quiere brindar a sus víctimas el pírrico consuelo de viajar a troche y moche (siempre en condiciones ínfimas, por supuesto) hasta convertir el planeta en un estercolero. Todas las civilizaciones habían sabido distinguir entre cosas de comer cosas de usar y cosas de mirar (las cosas reservadas al disfrute de nuestra alma) El consumismo estragador ha unificado estas tres categorías en una sola; ahora se trata de convertir el mundo entero en un frenético festín consumista que exige devorar paisajes y ciudades, con la misma ansia bulímica con que se devoran los comistrajos repugnantes. Chesterton afirmaba que el capitalismo es una herejía porque, en lugar de mirar las cosas creadas y ver que son buenas, como hizo Dios, las mira y ve que son bienes. Toda las flores, todos los pájaros, todas las puestas de sol, todas los riscos y cumbres nevadas, todas las estrellas puestas en venta, cada una con su precio correspondiente. Y la plaga del turismo representa la estación última de esa herejía monstruosa, poniendo el mundo entero en liquidación, para disfrute de consumidores insaciables. En lugar de reclamar un nuevo Protocolo de Kioto, el discípulo de Chesterton debe abogar por un Protocolo de Quieto que obligue a la gente a quedarse quietecita en su tierra, contemplando las cosas creadas, hasta volver a descubrir que también su provincia, su comarca, su aldea, son buenas. Mucho más buenas que los bienes a precio de saldo que le ofrece el turismo.

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.