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ABC MADRID 12-08-2018 página 15
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ABC MADRID 12-08-2018 página 15

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC DOMINGO, 12 DE AGOSTO DE 2018 abc. es opinion OPINIÓN 15 MONTECASSINO ALGO TRAE EL POTOMAC ÁLVARO VARGAS LLOSA INMIGRACIÓN: ¿ES DE DERECHAS O IZQUIERDAS? Europa no dará una respuesta inteligente a la inmigración mientras la derecha no recupere en esto su mentalidad liberal IVIMOS en una época rara, en que quienes defienden la libre circulación de las cosas recelan de la libre circulación de las personas y quienes abrazan esto último repudian lo anterior. Lo normal, antes, era que quien simpatizaba con el libre comercio lo hiciera también con la inmigración. Los grandes partidos de la derecha occidental, como el Republicano estadounidense, propugnaron ambas cosas en el siglo XIX. En cambio, los grandes partidos de la izquierda, como los socialdemócratas alemanes o el laborismo británico, con su potente componente sindicalista, tendían a ver en los inmigrantes una competencia desleal mientras desconfiaban del libre comercio. En el siglo XX la derecha interrumpió sus convicciones librecambistas y proclives a la inmigración (especialmente en las primeras décadas, el periodo estatista de entreguerras) La izquierda, que ya refunfuñaba contra el libre movimiento de cosas y personas, siguió en lo suyo, con lo cual ambas tribus políticas empezaron a parecerse. No sorprende que los extremismos de izquierdas y derechas acabaran fundiéndose en el fascismo (que venía, no lo olvidemos, de una de las versiones del socialismo) En la segunda mitad del XX la derecha volvió a ser liberal en inmigración y comercio. Contribuyó, en Alemania, a abrir las puertas a inmigrantes del sur europeo (incluidos muchos españoles) y turcos; V en EE. UU. Reagan dio papeles a tres millones de inmigrantes. Figuras republicanas como Kemp hicieron de la defensa de la inmigración y el libre comercio una causa. Esta postura duró varios años: lo primero que anunció George W. Bush, antes de que los atentados del 11- S se le atravesaran en el camino, fue una amnistía para millones de indocumentados. En la derecha europea, aunque ya asomaban posturas nativistas con cierta fuerza, todavía había corrientes que valoraban la inmigración. En el PP, por ejemplo, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, abrió una oficina especializada en el asunto migratorio al mando del experto chileno Mauricio Rojas (desde esta semana ministro de Cultura de Sebastián Piñera, por cierto) Todo ha cambiado. En la derecha estadounidense, prevalece hoy un sentimiento hostil contra el inmigrante, lo mismo que en la derecha europea. Parte de esto tiene que ver con el terrorismo islamista, parte con la reacción al buenismo con segundas intenciones de la izquierda y parte con el temor de la base social conservadora. En EE. UU. a estos factores se añade otro: millones de trabajadores blancos de bajos ingresos que adherían al Partido Demócrata han emigrado al Partido Republicano, donde alimentan a sus nuevos líderes nacionalistas a la vez que se alimentan de ellos. Mientras este cambio ocurría en la derecha, en la izquierda venía sucediendo desde hace tiempo la mudanza contraria. Luego de muchas décadas en que ocupó la trinchera de enfrente, la izquierda abrazó la inmigración. Pero no lo hizo desde una perspectiva liberal tanto como asistencialista y redistributiva. Sus posturas en esto tienden a favorecer políticas que abruman a un Estado del Bienestar ya bastante agobiado y favorecen el multiculturalismo, entendido no como la defensa de la pluralidad sino de grupos a los que se tiende a proteger en desmedro de otros, erosionando el Estado de Derecho en vez de facilitar la plena integración del inmigrante. Esto, a su vez, alimenta el nativismo de cierta derecha y el miedo de mucha gente del común. Europa no dará una respuesta inteligente a la inmigración mientras la derecha no recupere en esto su antigua mentalidad liberal y la izquierda siga viendo al inmigrante con una mala conciencia multiculturalista y redistributiva. HERMANN LA MEMORIA DE LOS VIVOS Liquidan los testimonios de atroces verdades que pronto negarán E JM NIETO Fe de ratas STÁ pasando por todos los rincones de España. Sucede en silencio. Sin que apenas alguien lo perciba más que cuando ya solo es ausencia. Son placas, lápidas o medallones, son modestos memoriales o apenas una inscripción, son cruces y columbarios en cementerios o capillas. Son nombres y tablas informativas con breves leyendas dentro y fuera de las iglesias, en edificios públicos y privados, en plazas céntricas, en calles perdidas y en parajes solitarios en el campo. Son piezas de nuestra historia que desaparecen silenciosamente. Son los testimonios de sufrimiento, de muertes y crímenes, de matanzas inauditas, de hechos que horrorizaron al mundo con la persecución de civiles inocentes y la mayor matanza de religiosos jamás habida. Cierto es que durante 40 años no se honró a combatientes caídos de las filas del bando perdedor ni a víctimas inocentes de quienes después fueron vencedores. Pero el llamamiento a la reconciliación empezó pronto para la crueldad infinita de aquella guerra. El propio Valle de los Caídos fue concebido como un símbolo de reconciliación en el que reposaran juntos los antiguos enemigos. Y tras la muerte de Franco el régimen se disolvió en la transición en un sistema de libertades que, con todas sus debilidades hoy tan manifiestas, permitió un notable éxito en el desarrollo del bienestar y una vida en razonable convivencia. La decisión de dinamitar la continuidad histórica de este proceso y reactivar la Guerra Civil como factor político se produjo bajo el socialista José Luis Rodríguez Zapatero. Tres lustros después, el hostigamiento contra toda opinión discrepante adquiere visos dictatoriales. Autoridades nacionales, regionales y locales borran los testimonios de las matanzas perpetradas por las fuerzas socialistas, comunistas y separatistas, hoy aliadas de nuevo para mantener al actual gobierno. Borran todo testimonio del terror rojo para negar que jamás existiera. La Iglesia, que debe su supervivencia física a la suerte de la guerra, accede sumisa a que se borren las huellas de sus mártires. Con la permanente propaganda de medias verdades y mentiras absolutas se deforma a la juventud desde la escuela y los medios. Para la agitación contra la reconciliación nacional y para descalificar, marginar y callar a quienes rechazan la falsaria versión de la izquierda de que el alzamiento militar fuera contra una democracia. Y no contra el caos y la inminente amenaza de la dictadura bolchevique. No otro fin que esta persecución tiene la Ley de Memoria Histórica y su perversa segunda fase. Mientras en la derecha nadie aboga por una nueva dictadura, este Frente Popular agita en el enaltecimiento de las fuerzas totalitarias de la izquierda, responsables reales del fracaso de la II República y del estallido de la guerra. Quieren hacer desaparecer todo testimonio que les quite la razón. En los medios en que son hegemónicos esos testimonios han desaparecido ya. Ahora se desvanecen los recuerdos en las piedras en nuestra geografía. Si logran imponerse les seguirán los libros. Para que la verdad se desvanezca con la memoria de los vivos.

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