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ABC MADRID 31-07-2018 página 5
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  • EdiciónABC, MADRID
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ABC MARTES, 31 DE JULIO DE 2018 abc. es ENFOQUE 5 El Rey recibe a Baltasar Picornell en el Palacio Real de La Almudaina, ayer en Palma EFE Recepción real en La Almudaina Conocimiento del medio JESÚS LILLO Cuando se deriva de una presunta virtud moral y no de la necesidad económica que provoca rotos o descosidos, el desaliño textil siempre ha sido una forma de coquetería, una manifestación puramente visual, como el cortejo de la avutarda, que ahorra preliminares y abrevia los trámites del reconocimiento. Exquisitamente desarreglado, Balti Picornell responde a los patrones del perroflautismo chic, o cani cool. El presidente del Parlamento balear acudió ayer al Palacio de La Almudaina con uniforme de gala, versión del traje de faena con retoques de gran lujo. Picornell no le hace ningún feo al Rey cada vez que se maquea de esta guisa; al contrario, le ahorra el trabajo. Antimonárquico de red social y pandereta, catalanista deslocalizado y antifranquista a deshora, Balti se esfuerza en transmitir lo que es y lo que piensa en el lenguaje, ya perfectamente reconocible y homologado, que utiliza Podemos para relacionarse y diferenciarse. Con soltura, también capilar. Al Rey le sirven estos encuentros para hacer callo. Aunque no esté pagado, le va en el sueldo. Recibir a Picornell y al resto de representantes institucionales que ayer pasaron por La Almudaina, donde a la salida hablaron alto y claro del referéndum que pretenden organizar sobre y contra la Corona, permite al Rey habituarse a los rigores de una calle que anda brava y revuelta. La gente en el lenguaje del gremio. De la mano de Baltasar Picornell y sin traumas, el Rey se familiariza con quienes luego lo reciben con abucheos e insultos. Le ocurrió el año pasado en Barcelona, cuando en nombre de España fue a guardar luto por las víctimas de los atentados de las Ramblas y Cambrils y donde, imperturbable, mostró la misma sonrisa que ayer en Palma. Picornell salió de La Almudaina sin ensuciar la suela de goma de sus flamantes Converse y con el recado, tergiversado, de que el Rey quiere tender puentes con los separatistas catalanes, algo que excede las funciones regias y que solo sirvió para que los independentistas recordaran a voz en grito y lamento lo dolidos que están así no desde el discurso de octubre. Como el republicanismo a Balti, a los separatistas les viene de lejos su aversión al Rey. El pasado agosto, en Barcelona, dos meses antes de su mensaje, a Don Felipe lo estaban esperando en la Ciudad Condal con las banderas, los gritos y la indumentaria que distingue a lo que en determinados círculos se denomina gente El Rey, por Picornell y similares, ya los conocía. ESPAÑA

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