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ABC MADRID 26-07-2018 página 13
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ABC MADRID 26-07-2018 página 13

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC JUEVES, 26 DE JULIO DE 2018 abc. es opinion OPINIÓN 13 EL CONTRAPUNTO UNA RAYA EN EL AGUA ISABEL SAN SEBASTIÁN LA CRUDA REALIDAD DE SÁNCHEZ Al presidente le espera un suplicio lento, entre el chantaje político y la humillación parlamentaria E L presidente del Gobierno empieza a percibir la oscuridad del pozo en el que se halla inmerso. Duerme en La Moncloa, sí, cumpliendo con ello un viejo anhelo, aunque es probable que ni siquiera le dé tiempo a terminar de redecorar la casa. Ejercer alguna clase de poder con 84 diputados resulta misión imposible, especialmente cuando sus socios oscilan entre la extrema izquierda populista y el supremacismo separatista, sin olvidar a los amigos de ETA. Ha tardado unas semanas en darse cuenta de su verdadera situación, pero es de suponer que a estas alturas será consciente de lo que le espera: un suplicio lento, entre el chantaje político y la humillación parlamentaria, hasta verse abocado a convocar elecciones anticipadas como única salida al deterioro de su partido y la parálisis de su país. Hay quien piensa que le es indiferente ese horizonte marcado por la coacción permanente de quienes lo encumbraron. Que, asegurada la magnífica pensión vitalicia aparejada a la ocupación del sillón, lo que suceda con el socialismo, con España e incluso con su propio nombre no es algo que le quite el sueño. Yo tiendo a pensar que le importa, aunque solo sea por la altivez que desprende en cada gesto y cada pose; por la arrogancia con la que comete indecencias de manual como utilizar un avión militar para asistir junto a su mujer a un concierto en Benicásim. ¡Claro que le importa! Sobre todo porque es probable que haya llegado a creerse la versión de su corte de aduladores y piense que debe el cargo a su valía, su astucia y su genialidad, en lugar de comprender que está donde está únicamente porque a quienes votaron con él la moción de censura de Rajoy les convenía un líder del Ejecutivo débil, cautivo de su respaldo y rehén de sus exigencias. Si se tiene en tan alta estima, percibirá cada votación perdida en el Congreso como una muestra de ingratitud intolerable amén de una oportunidad desaprovechada y una ofensa personal imperdonable. Le dolerá. ¿Cómo no va a dolerle? Sánchez se considera plenamente merecedor de su posición actual, a pesar de haber obtenido los peores resultados electorales en toda la historia del PSOE. Quemar tanta vanidad en la hoguera de su minoría absoluta no ha de resultar nada fácil. El candidato a ostentar el récord de menor permanencia en el despacho presidencial pensaba que bastarían su figura, su talante dialogante y su bandera progresista para meter en vereda constitucional a los independentistas catalanes ¿verdad? Pues no señor. A las huestes del lazo amarillo acaudilladas por Puigdemont les importa un comino el color del inquilino monclovita. No buscan conversar con él, sino obligarle a claudicar, someterle. Y si no lo consiguen, porque no está en su mano darles lo que piden, acabarán dejándole caer en el momento más oportuno para sus intereses secesionistas. Los podemitas de Pablo Iglesias tampoco le acompañan por amor. Pretenden arrancarle concesiones impagables en términos presupuestarios, que luego se encargarán de rentabilizar en las urnas atribuyéndose el mérito en las tertulias televisivas. ¡Y Sánchez que creyó en la lealtad del escorpión... Para terminar de completar su catálogo de desgracias, el PP ha salido del letargo ideológico en que lo tenía sumido el marianismo, eligiendo a un presidente sin complejos que se dispone a plantar cara con fuerza desde su mayoría absoluta en el Senado, y Ciudadanos no ceja en su empeño de reclamar que nos permitan votar. Esa es la realidad, la cruda realidad a la que se enfrenta Pedro Sánchez. IGNACIO CAMACHO LA PIEZA SUELTA Al relato de las primarias del PP le falta algo, y es el sentido final del papel de Feijóo en la victoria de Casado AY un cabo suelto en la historia de estas primarias, una pieza que no termina de encajar en el puzle del relato. Me refiero al papel de Feijóo, más allá de su obvio apoyo a Casado. No fue explícito pero todos los que estuvimos en el Congreso sabemos que Galicia votó en masa a Pablo. Cierto que en primera vuelta había ganado allí Cospedal, lo cual también quiere decir algo, pero quedan flecos poco claros. Para empezar, nadie sabe todavía por qué Alberto renunció al liderazgo cuando todo el mundo le pedía que diera el paso. Es evidente que existe una falta de sintonía, una discrepancia de fondo, una brecha más profunda de lo que parece entre él y Mariano. El estereotipo de la galleguidad no basta para explicarlo: también hay gallegos que no son taimados. Y en un hombre que traslucía ambiciones nítidas, aunque nunca las expuso en voz alta, cuesta entender esa manera de quedarse en segundo plano Lo único seguro es que no quería a Soraya. No la ve en la cultura del partido, no le encaja. En la forma elíptica, sesgada, que tiene Alberto de pronunciarse, se había manifestado varias veces contra ese estilo sorayista de pereza burocrática y contra la actitud en Cataluña, sugiriendo que le parecía pusilánime, laxa. Sin embargo, mucha gente sospecha que hay algo más, una estrategia más elaborada. Si la intuyese te la diría, sólo que hoy por hoy es imposible adivinarla. Lo que se me hace trabajoso de aceptar es que un tío que se sabe deseado de un modo casi unánime se conforme por las buenas con una posición subsidiaria. Lo del compromiso con la Xunta no cuela, porque de ningún modo estaba obligado a dejarla. Todo lo contrario, hubiese sido una plataforma excelente para contrastar su Gobierno con el de un Sánchez en manifiesta debilidad parlamentaria A partir de ahí, saca tus conclusiones: la elección del momento y todo eso. Hay quien especula con que el asunto de los estudios de Pablo va a acabar irrumpiendo. Si eso ocurriese y lo imputan va a haber un problema serio porque los tiempos de la política no son los del Supremo; le sería muy difícil aguantar la presión de los adversarios y de los medios. Pero yo no creo que ése sea el cálculo de Feijóo, entre otras cosas porque tiene la experiencia suficiente para imaginar cómo quedaría la imagen del partido después de semejante tropiezo. Con un destrozo así incluso a él le resultaría complicado aparecer como la última cocacola del desierto No sé; tal vez sea sólo una más de esas oportunidades perdidas que hay en la política, uno de esos proyectos mal medidos. Ya le pasó a Susana Díaz, y se quedó atrapada en su laberinto. O simplemente que ha dejado pasar el tren por comodidad, por falta de ganas para meterse ahora en un lío. No obstante, yo no lo perdería de vista, por instinto. Y porque acaso ni el propio Pablo sea consciente de la avería tan gorda que sufre este partido... H JM NIETO Fe de ratas

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