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ABC MADRID 27-06-2018 página 11
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ABC MADRID 27-06-2018 página 11

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC MIÉRCOLES, 27 DE JUNIO DE 2018 abc. es opinion OPINIÓN 11 EL RECUADRO UNA RAYA EN EL AGUA ANTONIO BURGOS DE LA DESTRUCCIÓN DE ESPAÑA Igual que a Don Felipe VI lo que más le importa es España, a Pedro Sánchez lo que más le interesa es Pedro Sánchez C ON la de cosas que están pasando y No Passsa Nada, todo me recuerda al memorial de Fray Bartolomé de las Casas: Brevísima relación de la destrucción de las Indias El Gobierno de este Sánchez está escribiendo la Larguísima relación de la destrucción de España ¿Saben por qué? Porque tiene mayoría absoluta. Cuenten los votos que tuvo la moción de censura que llevó a Sánchez a la Moncloa, a sentarse en las escalinatas con su perra Turca a correr por sus jardines sin más compañía que una cámara de TVE para hacerle la propaganda que le aconseja Iván Redondo, o a subirse camino de Bruselas en el Falcon como si fuera el Air Fors Juan para que nuestro hombre salga con unas gafas de sol muy favorecedoras y dando imagen que trabaja por España por tierra, mar y aire. Y cuando hay que dar la cara por el Rey ante los separatistas que lo ofenden en los Juegos del Mediterráneo, pues no se da y listo, porque eso quita votos y los inmigrantes los dan. Sánchez tiene de hecho mayoría absoluta porque todos los que votaron su moción de censura siguen mucho más unidos (contra España) que los candidatos a mandar en el PP, que es una lamentable riña de vecindonas. Creía que estaban en Modo UCD. No: están peor. Y mucho peor que se va a poner la cosa en las elecciones. Hablamos de los altos cargos que ha nombrado Sánchez al aumentar el número de mi- nisterios, innecesarios completamente muchos, pero no caemos en la cuenta de la de miles de cesantes del PP que hay en esta hora sin tener dónde caerse muertos. Todo se queda en gloriarse que han desalojado a Rajoy de La Moncloa, por papafrita, pero ¿a cuántos más han echado de los ministerios y empresas publicas, entre puestos de confianza, asesores y encarnetados? Sánchez no tiene la mayoría absoluta. Pero como si la tuviera. Ha empezado a actuar con una contundencia que hubiéramos querido ver en Rajoy. Así deben hacerse las cosas: pum, pum, pum. Ya. En corto y por derecho y asomándose al balcón, como los buenos pares de banderillas. Y, además, Sánchez cuenta con una temible y peligrosa mayoría absoluta separatista, que está a su lado y a la que está hartándose de pagarle facturas por apoyarlo. Facturas que pagamos nosotros naturalmente. Igual que a Don Felipe VI lo que más le importa es España, a Pedro Sánchez lo que más le interesa es Pedro Sánchez. Para permanecer en el poder el resto de legislatura y lo que te rondaré morena. Su apoyo son los que España les importa una higa, los podemitas, los separatistas. Verá usted lo que van a tardar en estar los asesinos de la ETA en las cárceles vascongadas, no por criminales condenados, sino como presos vascos Verá lo que tarda en romperse la caja única de la Seguridad Social. Verá lo que tardan en estar en cárceles de Cataluña, o en la calle, los imputados por sedición y rebeldía a los que los del lazo amarillo llaman presos políticos cuando piden la República Independiente. ¡Sus muertos! Hay que ver lo que les gusta un muerto. El juego que les dan. El cadáver de Franco en el Valle de los Caídos por un lado y la Ley de Eutanasia por el otro, muertos para arriba y para abajo. Pero antes nos va a matar a disgustos, viendo cómo todo esto va encaminado a la destrucción de lo que entendíamos por España, y que nos la quieren dejar, en el mejor de los casos, en nación de naciones que me suena a vanidad de vanidades con tal de que Sánchez, que se sabe guapito, siga luciéndose con sus gafas de sol a bordo del Air Fors Juan mientras se hartan de poner palos en las ruedas de las Fuerzas Armadas, porque su comandante supremo es el Rey y defienden, nada, antiguallas: la bandera, el himno, la unidad de España, la Patria. Justo todo lo que están empezando a destruir, pum, pum, pum. IGNACIO CAMACHO NANOPRIMARIAS Tras tantos años de demonización de las primarias, la cifra de afiliados inscritos puede resultar ridícula pero no rara D JM NIETO Fe de ratas ESPUÉS de años demonizando las primarias como un invento estrafalario de partidos sin liderazgos claros, al PP le ha tocado el trago de organizarlas. A toda prisa, sin costumbre y sin ganas, con un censo mal actualizado y forzando sobre la marcha una maquinaria electoral que a todas luces no estaba engrasada. El mecanismo establecido, con registro previo, pone demasiadas trabas a unos afiliados faltos de práctica, y la decisión final la toma un congreso de compromisarios que puede enmendar el criterio de la militancia. En general, todo el proceso revela una profunda autodesconfianza, de modo que la bajísima participación poco más del siete por ciento de inscritos puede resultar ridícula pero no rara. En realidad, que en esas condiciones se hayan apuntado 65.000 miembros casi se puede considerar una hazaña. Pero si no se amplía el plazo o se elimina el requisito de alistamiento, el futuro líder saldrá elegido con un déficit de legitimidad manifiesto. Un partido que ha reunido en España mayoría social, y aspira a volver a hacerlo, no puede correr ese riesgo ni permitirse un gatillazo democrático en este momento, cuando el trauma del desalojo del poder lo ha sumido en un intenso bloqueo. Para reanimar a sus desalentados votantes necesita primero medirse a sí mismo en un reto vivo, dinámico, abierto: demostrar a sus sectores de apoyo que no se ha quedado sin reflejos. Las primarias no son un mal método; estimulan la competencia, tonifican el debate interno y abren espacios de protagonismo en la opinión pública y en los medios. Sólo que hay que creer en ellas, tomarlas en serio y no planteárselas como un incordio cargante ni como un trámite molesto. Todavía tienen los populares tiempo, aunque no mucho, de evitar el esperpento. Los candidatos con menos expectativas piensan que la anémica implicación de las bases es, en realidad, producto de la voluntad soterrada del aparato. Sin embargo a ninguno de los aspirantes puede beneficiarle un fiasco. Un vencedor respaldado por unos pocos de miles de votos arrancará su difícil tarea con un paso en falso, y la propia marca quedará en solfa después de haber presumido de una implantación capilar y multitudinaria, de un arrollador despliegue orgánico. Pero sobre todo, la sociedad y su electorado recibirán el devastador mensaje de que la derecha no sabe estructurarse sin la técnica autoritaria del dedazo. Es verdad que nada de esto estaba previsto. El derribo y la marcha precipitada de Rajoy pilló a los suyos de improviso, obligándolos a involucrarse en una experiencia en la que nunca han creído, que consideran ajena a su cultura y a su estilo. Pero ya no hay vuelta atrás: están en mitad del río y si no quieren ahogarse más les vale nadar con ímpetu. En democracia, sin votos no hay capital político. Y nadie puede reclamar la confianza de un país sin contar con la de su propio partido.

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