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ABC MADRID 20-06-2018 página 11
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ABC MADRID 20-06-2018 página 11

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC MIÉRCOLES, 20 DE JUNIO DE 2018 abc. es opinion OPINIÓN 11 EL RECUADRO UNA RAYA EN EL AGUA ANTONIO BURGOS EN PRIMERA PERSONA Sánchez rompió a hablar como Belén Esteban, repitiendo lo de en primera persona que es el nuevo pronombre N O le pusieron la alfombra roja de los Oscar o los Goya... o del Circo Mundial, que también hay que decirlo. La que tendían a toda prisa dos empleados circenses vestidos como el que enseña el pizarrón de los kilos de los toros en la plaza de Las Ventas, y que volvían a retirar a tal velocidad que quedó como comparación popular: No me invites a otra copa más, que yo me lío antes que la alfombra de un circo. No, no le tendieron la alfombra roja de las grandes bienvenidas cinematográficas. Pusieron a sus pies otra alfombra, cual una servil y aduladora Televisión Española en hora de máxima audiencia, entrevistado no precisamente por dos perros de presa, sino por agradadores del medio público, no por gente peligrosa de los privados. Y en cuanto a alfombra, alfombra, lo que se dice alfombra, ¿cuál mejor que una maravillosa de nudo español de la Real Fábrica de Tapices? Todo en un ambiente como de anticipado mensaje de Navidad. Faltaba un árbol con bombillitas al fondo, porque prontito va a poner un Nacimiento quien tomó posesión de su cargo de presidente del Gobierno con un taurino dejadme solo ante la Constitución, sin Crucifijo ni Biblia. Hablo, como habrán adivinado, de la primera ascensión de Sánchez a los cielos de TVE ante los ciudadanos (y ciudadanas, por supuesto) que no habían tenido ocasión de escucharle el esta boca es mía desde que le mandó el camión de mudanzas a Rajoy a esa misma Moncloa en la que aparecía campechanamente sentado en el Salón de Columnas, en un sillón como de sala de espera de médico privado caro, caro, caro. Me tragué enterita la entrevista con Sánchez, y saqué una conclusión: la inutilidad de la mayoría absoluta que le dieron los españoles a Rajoy, la más desaprovechada de la historia de la democracia. Sin mayoría de ninguna clase, con una ochentena de diputados, a golpe de decreto- ley, Sánchez ha llegado y pum, pum, pum, como si tuviera mayoría absoluta. Ha hecho antes de sus 100 primeros días todo lo que Rajoy no se atrevió en dos mandatos: decir aquí estoy yo. Tras dar 9 millones de euros a los sindicatos para callarles la boca y que no haya más manifestaciones de jubilados, ha ido al grano de la barra libre de la sanidad universal, a la subida de las pensiones, a acoger demagógicamente al Aquarius cuando a las costas de Andalucía llegan a miles los inmigrantes en patera sin que se monte el numerito de bienvenida que se organizó en Valencia... Con una birria de minoría parlamentaria, Sánchez ha borrado del mapa a Ciudadanos; de modo que cuando sale Inés Arrimadas por televisión, en vez de decir a esta es a la que voy a votar se pregunta uno: ¿Pero Ciudadanos existe todavía? Ah, y anunció Sánchez en el besahuevos de TVE algo que nos quita el sueño a los españoles, eso sí que es un problemazo de verdad: que Franco está todavía enterrado en el Valle de los Caídos. Sus muertos, lo que le gusta a esta gente un cadáver para arriba y para abajo, de rojos o de nacionales, con tal de que nos olvidemos de lo fundamental, que es que Europa cada vez nos echa menos cuenta y que se está empezando a derrochar el dinero público que veremos a ver la deuda que dejó Rajoy dónde va a llegar. Pero sobre todo lo que más me sorprendió de Sánchez es que rompió a hablar como Belén Esteban, repitiendo una y otra vez lo de en primera persona que es el nuevo pronombre que sustituye al yo en tertulianés vulgar. Perdí la cuenta de la de veces que dijo que iba a hacer algo o que sabía algo en primera persona Él. Y de convocar elecciones, ni mijita. Este agota el mandato y va por la mayoría absoluta. Actúa como si ya la tuviera. ¡Igualito que el timorato Rajoy que nos ha llevado a esto! IGNACIO CAMACHO LA SILLA DE EN MEDIO Cospedal y Santamaría encarnan dos facetas del tardomarianismo. Su duelo aleja la viabilidad de un cambio de ciclo AY temblor de estructuras en el PP porque el pulso de poder entre Cospedal y Sáenz de Santamaría va a dejar al fin de ser soterrado. Es un partido sin cultura de la confrontación, acostumbrado a la jerarquizada disciplina del mando, y cunde la inquietud si no el desánimo ante el abierto enfrentamiento de las dos damas por el liderazgo. La mayoría prefería a Feijóo, sin duda el candidato con más proyección electoral, porque garantizaba la continuidad del patrón orgánico, una zona de confort, como se dice ahora, en la que no era necesaria la opinión de los afiliados. La espantada del presidente gallego, quizá temeroso él también de no contar con un consenso asentado, ha provocado una sensación de salto al vacío ante el que la organización entera siente cierto pánico. La desazón de la mentalidad acomodada que de repente se enfrenta a una brusca mudanza de hábitos. A los populares, sean militantes, dirigentes o cuadros intermedios, les cuesta entender la oportunidad que supone este escenario inédito. La cuota de protagonismo que les va a proporcionar ante la sociedad y los medios cuando la brusca caída del poder los ha relegado a un papel subalterno. La posibilidad de desprenderse siquiera en parte de su halo de partido acartonado, impermeable, hermético. Y sobre todo, la necesidad de presentarse ante los españoles, tras la corrosión de su marca en los últimos tiempos, como una fuerza dispuesta a reinventarse a sí misma en un nuevo comienzo. Pero están atenazados por el miedo a lo desconocido, a lo incierto. Les puede el desasosiego porque no ven más que fantasmas de división y de fractura en un proceso que bien podría constituir su mejor plataforma de relanzamiento. En realidad, el único peligro de estas primarias consiste en que las dos principales candidatas representan, cada una a su manera, al tardomarianismo. Por haber estado demasiado cerca del líder caído, al que le deben la carrera, sólo pueden ofrecer entre sí diferencias de talante o de estilo. Ninguna de ellas encarna ni sugiere el imprescindible giro, de índole refundacional, que exige el cambio de ciclo. El suyo es un pulso del pasado cuyo único rasgo innovador, o al menos actual, es su carácter femenino. El resto significa más de lo mismo: las lugartenientes de Rajoy prolongando, como en aquella foto de la silla vacía entre ambas, su viejo conflicto. En ese duelo no va a quedar espacio real para ningún tercero. Lo podría ser Pablo Casado, un heraldo de la generación sin hipotecas que requiere el momento, pero además de salir lastrado por un estúpido asunto académico es difícil que la colisión de trenes le deje en la práctica algún hueco. Con todo, la lid interna, el voto de las bases, supone para la derecha española un aire de refresco. Y como es probable que la travesía hacia el poder no sea corta, esta experiencia puede constituir para el futuro un buen entrenamiento. H JM NIETO Fe de ratas

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