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ABC MADRID 02-06-2018 página 94
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94 GENTESTILO TV Fernando Fernán Gómez, hijo de María Dolores Pradera SÁBADO, 2 DE JUNIO DE 2018 abc. es estilo ABC Mi madre quería una despedida con sus amigos, no que se montara una feria Tras la muerte de la gran dama del teatro y la canción, el menor de sus dos hijos desvela a ABC sus últimos deseos: Quería regresar a los escenarios VÍCTOR ABRIL MADRID En los últimos tiempos había recuperado la voz, varios años después de que una neumonía le bajara de las tablas del teatro Coliseum, en la Gran Vía madrileña. Corría 2012 y meses más tarde, en junio de 2013, aún pudo interpretar Fina estampa en compañía de Miguel Poveda en la plaza de toros de Las Ventas. Aquella fue la última vez que María Dolores Pradera cantó en público. No pudo cumplir su ilusión de regresar a los escenarios cuenta a ABC su hijo Fernando, dos días después del fallecimiento de la gran dama de la interpretación. Ella me decía: Cuando esté buena, salimos de gira Era su ilusión y hasta su obsesión: estar en contacto con el público añade. A su muerte, tenía 93 años. Fernando, un hombre discreto y cabal, quien pronto asumió lo difícil que resultaba seguir la estela artística de unos padres de leyenda María Dolores Pradera se casó en 1945 con Fernando Fernán Gómez; la pareja se separó en 1959 trabajaba a la sombra de su madre desde hacía décadas. En los años 60 y 70 hice algunas incursiones en el cine, pero sabía que la interpretación no era lo mío, más aún cuando las comparaciones con mi padre eran constantes. Vivir así se hacía imposible. Luego monté una galería de arte y la cerré porque la cosa del arte andaba fatal. Así que acabé organizando las giras y las grabaciones de los discos de ella explica. La habitual sobriedad de su carácter se rompe por la emoción cuando recuerda que estábamos muy unidos. Fue la persona que nos guió a mi hermana He- Sus dos hijos Junto a estas líneas, María Dolores Pradera y su hija Helena en una imagen de 2008. Arriba, Fernando el pasado miércoles en el tanatorio lena y a mí a lo largo de nuestras vidas. Como mujer siempre fue un ejemplo y como artista... no voy a ser yo quien lo diga. Sencillamente, era mi madre En las inmediaciones del Paseo de la Castellana de Madrid, a tiro de piedra del estadio Santiago Bernabéu, la FOTOS: EFE intérprete de La flor de la canela hacía una discreta vida de barrio en compañía de su hija Helena: paseos, compras, charlas con los amigos... Cuentan sus vecinos que era una mujer adorable, ajena a cualquier exceso de diva. Prudente. Nunca dejó de recibir ofer- tas para cantar, pero ella, además, siempre se sintió actriz continúa Fernando, quien aclara las diferencias con su hermana Helena a la hora de velar el cuerpo de María Dolores Pradera. Mientras que Helena quería que el velatorio fuera en el Teatro Español, él insistió Álbum de familia LA NOVIA DE LA BRISA ÁNGEL ANTONIO HERRERA ay dos ponchos de oro en las grandes mujeres de escenario, uno, el de Chavela Vargas, y otro, el de María Dolores Pradera, que viene a ser una Chavela al revés, una Chavela de otra botillería. No traigo aquí los dos ponchos como un urgente recurso literario sino como evidencia de una singularidad de artista, la de Pradera, que llevó poncho de voz propia, aunque H hubiera otra mujer de poncho rojo, aquella mítica Chavela Vargas de la mejor mala vida. Con María Dolores Pradera se nos extingue una estirpe de la elegancia de la artista, que también es la artista de la elegancia. Con ella se va la última foclórica al revés, porque era una folclórica al revés, y eso se ve estruendosamente si la ponemos al lado de Lola Flores, que fue para Pradera una amistad larga, sincera y sostenida. María Dolores Pradera tenía algo de latinoamericana de biblioteca, de eslava del mar, y cantaba los boleros como una novia de la brisa, que es lo mejor que puede pasarle a quien entona un bolero, zona mujeres maravillosas. Era una rubia que cantaba desamores de puerto. Lo suyo fue el bolero, pero también la copla, el fado y hasta la ranchera. Durante treinta años llevó de compañía a Julián y Santiago López Hernández, Los Gemelos. La flor de la canela Fina estampa o Limeña se reinventan inolvidables si las canta Pradera. Tuvo una mitad de actriz, y se resolvió en el cine, y en el teatro, sobre todo en una primera etapa larga. Vivió en México, donde levantó obras de Jardiel Poncela, Edmond Rostand o Federico García Lorca. Logró el Premio Nacional de Teatro, la Medalla de Bellas Artes, y también el Grammy latino. Con Carlos Cano cumplió la gira Amarraditos De Lorca a José Alfredo A Lorca lo cantaba con voz de miel salvaje, pero también a Chabuca Granda, José Alfredo Jiménez o Violeta Parra. Se gustaba con el pelo recogido, que es un recurso de las elegantes. Mujeres de distinción, pero lo que se dice distinción, ya van quedando pocas, o poquísimas, salvo Lola Herrera y Victoria Vera, que usa un dandismo femenino, algo altamente infrecuente.

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