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ABC MADRID 21-05-2018 página 13
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ABC MADRID 21-05-2018 página 13

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC LUNES, 21 DE MAYO DE 2018 abc. es opinion OPINIÓN 13 EL CONTRAPUNTO UNA RAYA EN EL AGUA ISABEL SAN SEBASTIÁN NO ERAN GENTE ERAN CASTA Mira que si los echan las bases... ¿Cómo paga la hipoteca el proyecto familiar Montero- Iglesias? L culebrón de la mansión propiedad del proyecto familiar Iglesias- Montero es tan grotesco, tan opuesto al más elemental decoro, que parece una parodia. Cuesta tomárselo en serio, la verdad. Pablo e Irene, el paradigma del pueblo titulares de un casoplón de revista Hola en lo más exclusivo de la sierra madrileña. Irene y Pablo, el proyecto familiar Montero- Iglesias, se apunta al selecto club de los chalé- tenientes para que sus hijos puedan crecer en un entorno tranquilo, rodeados de naturaleza y con buenos colegios cerca. Los demás residentes en zonas similares o viviendas de igual valor lo hacen movidos por un insaciable afán especulador; porque pertenecen a la casta repugnante de los explotadores o, peor aún, de los corruptos; porque no toleran la cercanía de la gente Ellos no. Ellos es que quieren a sus hijos, no como los padres y madres insensibles que los crían en un piso de ochenta metros cuadrados. Ellos no son una familia normal y corriente, sino un proyecto familiar que es algo completamente distinto. Ellos no son gente son la gente Ellos tienen bula. Eso sí; nadie podrá reprocharles no habernos anunciado sus intenciones a bombo y platillo: ¡Sí se puede! Nunca un lema de campaña fue cumplido tan al pie de la letra y tan deprisa. Ellos han podido. ¡Vaya si han podido! Ya quisiéramos los simples mortales E escalar el Olimpo inmobiliario a la velocidad meteórica que han alcanzado estos pseudo- abanderados de la regeneración, con rostro de cemento armado, que encarnan lo peor de la incoherencia política. De la modesta vivienda de protección oficial en Vallecas mostrada no hace mucho en televisión por Pablo Iglesias, mientras desgranaba su mejor repertorio demagógico, a la residencia con jardín y piscina privados situada en una urbanización de lujo a las afueras de Madrid, adquirida por más de 600.000 euros, dista un se puede como un castillo. O mejor dicho un Podemos. La versión contemporánea del más rancio comunismo. Nada nuevo hay bajo el sol de este 2018. En ruso se las denomina dachas y, gracias a la sangrienta revolución encabezada por Lenin, fueron durante décadas un lujo reservado al disfrute de altos jerarcas del Partido como Pablo e Irene. Afortunadamente, hoy, el libre mercado del que abomina la feliz pareja hace posible que en España cualquier hijo de vecino tenga derecho a comprarse una. Derecho tenemos todos. Dinero, ya es otra cosa. Para quienes aprendimos a contar en pesetas y perdemos la noción de un importe a partir de cierta cantidad, conviene recordar que seiscientos mil euros son unos cien millones de las antiguas rubias Un buen pico para un exprofesor universitario sin plaza en propiedad y una exbecaria, ambos treintañeros, aupados hasta el escaño parlamentario a base de promesas imposibles de cumplir acompañadas de señalamientos personales, críticas feroces a los ricos descalificaciones de sus adversarios y acoso a cualquier rival mediático o político considerado un obstáculo. ¡Eso es una carrera y no las de Usain Bolt! Los han pillao con el carrito del helao y ahora el personal se pregunta de dónde sacan (o han sacado) pa tanto como destacan. Su electorado anda mosca, como no podía ser menos, e incluso hay alcaldes del cambio que se permiten criticar semejante incoherencia. ¡Habrase visto! A grandes males, grandes remedios: consulta directa a las bases. Mira que si los echan y tienen que volver a ser gente en lugar de casta de brahmanes... ¿Cómo pagan la hipoteca? Para mí que hay gato encerrado o puerta giratoria a la vista. Porque esa dacha es mucha dacha IGNACIO CAMACHO LA OPA Con el retorno a la idea de movimiento cívico, Cs pretende desafiar la tradición hegemónica del sistema de partidos SA plataforma que presentó ayer en Madrid Albert Rivera con menos contenido e impacto del esperado, por cierto no es tanto un artefacto de reclutamiento o de enganche como una OPA hostil a los dos viejos partidos. O más bien a toda la tradición partitocrática de la política española, que Ciudadanos pretende sustituir por un modelo cercano al de Macron o Trudeau, impregnado de un aire de moderno bonapartismo. Una apuesta por un paradigma de participación distinto que trascienda el patrón de los aparatos orgánicos para estructurarse como un movimiento cívico. A partir del obvio desgaste de las siglas clásicas, la cúpula de Cs ha buscado inspiración en las experiencias triunfantes en Francia, Canadá o Argentina, donde se han impuesto liderazgos abiertos en torno a programas reformistas ideológicamente eclécticos o ambiguos. La crisis de Cataluña, con su potente impacto en el proyecto constitucional español, es el fondo de este intento horizontal y no exento de un tinte de oportunismo de romper con un orden dinástico envejecido. Sin embargo, entre el populismo mainstream o de alta aceptación que Alain Mainc adjudicó a Macron o Macrí y el de Rivera existe un factor diferencial muy importante que no tiene que ver con el pensamiento ni con la estrategia. Se trata del procedimiento mayoritario de doble vuelta, que criba a los competidores menos votados y favorece la elección directa. España es un régimen parlamentario diseñado a la medida de los partidos sobre los que se construyó el sistema, y no va a resultar fácil encajar un molde de adhesión presidencialista en esa morfología política hermética. Ese blindaje fragmentario, sobre cuya proporcionalidad ha expresado Ciudadanos numerosas quejas, choca paradójicamente con la vocación extensiva, hegemónica, de su nueva propuesta. Porque el envite riverista no consiste en compartir el poder y menos con el PP, como sugiere un generalizado automatismo de opinión pública sino en acapararlo. Su España Ciudadana surge como un instrumento para desplazar el eje del centro- derecha hacia su propio campo. El auge en las encuestas a raíz del conflicto catalán le ha dado alas para soñar con una mayoría social capaz de derrocar al statu quo partidario, que se ha enrocado para su autodefensa en una especie de mutuo abrazo. Pero la realidad electoral, con cuatro fuerzas nacionales en liza, le obligará a avenirse a pactos; no podrá gobernar solo ni nadie salvo en el improbable caso de que una de las patas apolilladas del bipartidismo se venga abajo. La iniciativa de sustituir la militancia por la complicidad o la colaboración es un salto cualitativo en el que Podemos ya ha transitado de la esperanza al fracaso; tiene indudable atractivo pero choca con un hábito cultural muy consolidado. Un duelo interesante y sin desenlace claro: cambio contra resistencia, vitalidad contra marasmo. E JM NIETO Fe de ratas

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