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ABC MADRID 14-05-2018 página 5
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ABC MADRID 14-05-2018 página 5

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ABC LUNES, 14 DE MAYO DE 2018 abc. es ENFOQUE 5 DIARIO DE UN OPTIMISTA KARL MARX, EL ETERNO RETORNO POR GUY SORMAN El gran error de Marx fue no haber visto ni predicho que el capitalismo produciría una gigantesca clase media, ni explotadora, ni explotada. Esta clase media, en todas las economías desarrolladas, representa el 90 por ciento de la población portan la protesta de los negros estadounidenses contra la violencia policial, serían la expresión proletaria. Pero una metáfora no puede ocupar el lugar de un análisis, puesto que es en las sociedades capitalistas donde se observan esas condiciones sociales, discutidas y, a veces, resueltas. En los países que rechazan el capitalismo, y pienso especialmente en China, el Partido afirma que el acoso sexual y racista solo existe en las sociedades occidentales. ¿Qué opinan al respecto las obreras chinas y tibetanas? Réplica del cronista de The New York Times gracias a la influencia de la crítica marxista en las sociedades capitalistas, ahora nos enfrentamos sin dudar a los tabúes sociales. Si el autor quiere decir con eso que la función del filósofo es criticar a la sociedad y poner en tela de juicio la sociedad dominante, no podemos hacer otra cosa que aprobarlo. ¿Pero qué le debemos a Marx? Me parece que, en este ejercicio, Sócrates se comprometió mucho más que Marx, y sufrió las consecuencias. Marx, no. Hay que darle la razón a Jason Barker cuando escribe que Marx no describe realmente la sociedad del futuro, sino que nos invita a buscarla. Es más, el hecho es que, en todos los lugares en los que se aplicó, la utopía marxista desembocó en las catástrofes humanitarias que ya conocemos; en el laboratorio de los marxistas, las naciones son las cobayas. Y todos estos experimentos fracasan. Los marxistas nos explican que no se debe al comunismo, sino solo a las condiciones de aplicación: la URSS fracasó porque los rusos son rusos; el marxismo fue una masacre porque los chinos son chinos y los cubanos, ya saben, son tropicales. En resumen: en el momento en que se aplica, el marxismo deja de ser marxismo, lo que permite a esta filosofía materialista transformarse en idealismo puro. Marx dijo en su época que no era marxista, su observación más clarividente con diferencia. En cuanto a sus últimos discípulos contemporáneos, para quienes el marxismo representa la inteligencia del mundo, nadie les persuadirá nunca de su error, porque la realidad no les interesa lo más mínimo. Es verdad que, a veces, la realidad resulta aburrida. Pero qué quieren, es real. E l New York Times que en Estados Unidos es una autoridad en el debate intelectual y político, nos invita esta semana a celebrar el bicentenario del nacimiento de Karl Marx en Tréveris, en el sur de Alemania. Al mismo tiempo, la ciudad de Tréveris ha inaugurado una estatua hiperrealista de cinco metros de alto de su hijo pródigo, regalo del Partido Comunista chino. El argumento del cronista del Times un tal Jason Barker, filósofo según él, es que Marx nunca ha dejado de tener razón y sigue siendo el guía y vigía indispensable de nuestro futuro. Lo que me recuerda una conversación que mantuve hace tiempo en París con el llorado Jean François Revel; nos preguntábamos si el último marxista sería un cura bretón o un universitario estadounidense de Harvard. Revel se inclinaba por Harvard, y tenía razón: hasta los curas franceses han renunciado a sostener la más extraordinaria fábula de la historia de la filosofía. De modo que The New York Times ha tomado el relevo con argumentos tan inexactos como sólidos. El postulado básico es que Marx tenía razón al considerar que el capitalismo está fundado sobre la lucha de clases, un conflicto eterno entre los explotadores capitalistas y el proletariado explotado. Este conflicto, por su esencia misma, solo puede desembocar en la autodestrucción del capitalismo y su sustitución por una sociedad sin clases. El escritor de The New York Times afirma, de paso, que hoy todos los economistas coinciden en aceptar la definición marxista del capitalismo. Yo diría más bien que Jason Barker no ha conocido nunca a ningún economista, porque ya ninguno considera que el capitalismo esté fundado sobre la explotación marxista. La razón es muy sencilla: la economía, al contrario que la filosofía, se basa por completo en el análisis de la realidad. Ahora bien, el gran error de Marx fue no haber visto ni predicho que el capitalismo produciría una gi- JAVIER CARBAJO gantesca clase media, ni explotadora, ni explotada. Esta clase media, en todas las economías desarrolladas, representa el 90 por ciento de la población, relegando al margen a los dos extremos del sistema. Algunos posmarxistas, empezando por Lenin, intentaron extender la noción de lucha de clases al ámbito mundial, oponiendo igualmente las naciones explotadoras y las naciones proletarias, colonizadas. La tesis fue invalidada por los hechos los hechos son testarudos sostenía Lenin) puesto que las naciones antaño colonizadas, bajo el efecto del intercambio internacional y de su propio capitalismo, generan a su vez clases medias dominantes, caso entre otros de China, India o Brasil. Lo que queda de explotación en esos países, que no es poca cosa, son los estados que apelan al comunismo, como China, Vietnam, Corea del Norte y Cuba, donde los dignatarios del Partido explotan y oprimen a su propia población. Una vez más, Jason Barker rodea el obstáculo de la realidad con una metáfora a lo Lenin: las contradicciones del capitalismo se traducen ahora en la guerra de sexos y en la de razas, en las que los movimientos MeToo Yo también y Black Lives Matter Las vidas negras im- Catástrofes En todos los lugares en los que se aplicó, la utopía marxista desembocó en las catástrofes humanitarias que ya conocemos

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