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ABC MADRID 05-04-2018 página 13
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ABC MADRID 05-04-2018 página 13

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC JUEVES, 5 DE ABRIL DE 2018 abc. es opinion OPINIÓN 13 EL CONTRAPUNTO UNA RAYA EN EL AGUA ISABEL SAN SEBASTIÁN CIFUENTES Y LOS DIEZ NEGRITOS DEL PP A pesar de las luchas internas, quien más papeletas posee hoy para suceder a Rajoy no es otro que Albert Rivera M ARIANO Rajoy volverá a encabezar la lista del PP, en el partido nadie habla de su sucesión y tampoco se produce fuego amigo Eso dice la versión oficial, recogida en el argumentario que repiten los portavoces oficiales del grupo y sus alter egos mediáticos. La verdad, sin embargo, es muy otra. La verdad es que las balas amigas silban sobre todo aquél o aquélla que aspira a sustituir al actual ocupante del puente de mando, que éste ignora lo que quiere hacer, y que entre bambalinas todo el mundo comenta las escaramuzas más o menos sangrientas que produce la batalla desatada para dilucidar quién hereda su legado, aunque éste consista en las ruinas de lo que él, a su vez, recibió al ser proclamado heredero de José María Aznar. Sea su tancredismo inefable, sea eso que los aduladores llaman su dominio de los tiempos lo cierto es que el presidente se debate entre varias opciones. Cumplido su principal anhelo, que era el de repetir mandato, está calibrando pros y contras de ir en una dirección u otra. Presentarse a la reelección supondría no solo optar a renovar su contrato de alquiler en el Palacio de la Moncloa, sino asegurarse un escaño de diputado que le garantizaría el fuero. Es decir, eludir la even- tual actuación de un juez de primera instancia y responder únicamente ante el Tribunal Supremo. Un privilegio en absoluto desdeñable, dada la deriva que podría tomar (subrayo el condicional) la investigación de ciertos asuntos relacionados con la corrupción. Por otra parte, concurrir a unos comicios le pondría igualmente en riesgo de perder la mayoría que actualmente posee en el Congreso y verse obligado a respaldar con su voto la investidura de un candidato rival. Encumbrar nada menos que a su adversario del partido naranjito o bien negarle su apoyo y echarle en brazos del PSOE. Quienes conocen al jefe de filas del PP son conscientes de cuánto le molestaría tener que apretar ese botón. Cuánta antipatía le inspira el dirigente de Ciudadanos. Cuánto desprecio siente hacia ese muchacho que, desde su punto de vista, le ha robado a su electorado llevándoselo a un grupúsculo intruso que no deja de crecer, encuesta tras encuesta, desde las últimas generales. Porque lo cierto es que, si hemos de creer a los sondeos, quien más papeletas posee hoy para suceder a Rajoy no es otro que Albert Rivera. Entre los populares, no obstante, algunos y algunas aspiran a ocupar ese puesto. Unas más que otros, de hecho. Y una en particular con un ansia indisimulada. Todo el que se cruza en su camino acaba pagando cara la osadía. Porque la información es poder y ella controla mucha. Lo cual me lleva al caso de Cristina Cifuentes, cuyo viacrucis acaba de comenzar y parece destinado a concluir con ella crucificada, abandonada por los suyos y dimitida, previa disolución de la Cámara o no. Esto está todavía por verse. Todos los que llevamos años ejerciendo el periodismo sabemos que la clase de información que tiene acorralada a la presidenta madrileña siempre sale de dentro. Cien veces de cada cien es fuego amigo disparado con intención de matar políticamente. La pregunta que hay que hacerse es ¿Cui prodest? ¿A quién beneficia? La respuesta es muy sencilla. A quien aspira a eliminar competidores en la carrera por la sucesión, carece de apoyos en el partido y necesita un territorio importante en cual sentar sus reales para poder lanzar desde allí el asalto definitivo al poder. IGNACIO CAMACHO PLÁTICAS DE FAMILIA El incidente de Mallorca es una anécdota. La ausencia de Leonor en El Escorial tiene, en cambio, relevancia categórica L JM NIETO Fe de ratas A Reina consorte de España, o en su caso el consorte de la Reina, carecen de funciones constitucionales según disposición expresa en la propia Constitución, salvo en el supuesto de regencia. Sentado este principio, el papel de la esposa del Rey es meramente representativo en el plano público y en el privado se limita al de la condición individual y familiar de cualquier mujer moderna. A efectos institucionales o políticos, que son los que importan en la Jefatura del Estado, no tiene, pues, la menor relevancia si Doña Letizia se lleva bien o mal con su cuñada o su suegra; eso son cotilleos vecinales, carnaza de telechisme, comadreo de sobremesa. Un asunto distinto es que la Corona, como institución hereditaria fruto de un pacto excepcional de soberanía, gira en torno a la familia por su propia naturaleza. Y que los miembros de la realeza deben mantener al respecto la misma especial ejemplaridad que en el resto de sus tareas. En este sentido, el ya célebre vídeo de Mallorca ha cobrado una innegable trascendencia porque aparenta una incómoda frialdad hacia Doña Sofía y muestra un desabrido mal rollo en la escena. La esposa de Don Juan Carlos es un personaje que goza del respeto popular y la opinión pública se ha resentido del evidente desaire que supone prohibirle una foto con sus nietas. El incidente ha sido, y ella lo sabe, un error de la Reina, que muestra un celo tan bienintencionado como en ocasiones excesivo en la preservación de la imagen de la heredera. Que lo es del Trono de España, de la cúpula de su Estado, y por ello está sometida a una cierta visibilidad pública aunque su madre no quiera. Doña Letizia es, o fue, periodista y conoce bien hasta qué punto esta profesión se vuelve a menudo desaprensiva y alcahueta, una trituradora de reputaciones en continua búsqueda de sangre fresca. Por eso su esfuerzo por blindar a su descendencia del acoso mediático merece respaldo incluso cuando extrema la cautela. Pero esta vez se ha hecho un magro favor a sí misma, y a la Corona entera, al vetar con aspavientos agrios y delante del Rey una inocente foto con la abuela. Mantener la Monarquía a salvo de tensiones superfluas es, junto a la educación de sus hijas, el principal trabajo de la Reina. En todo caso, lo que el Tenorio llamaba desdeñosamente pláticas de familia no deben pasar de anécdota. Más categórica resulta, en cambio, la ausencia de Doña Leonor en el homenaje a Don Juan, un acto de mucha mayor trascendencia. Por funerario que resultase el ambiente del Escorial para sus doce años, era una ocasión clave para que entendiese el peso dinástico e histórico de todo lo que ella representa, que no es una mera pantomima decorativa sino la expresión de una línea simbólica de continuidad entre la España del pasado y la venidera. Ésta es la clase de cosas que, por muy niña que sea, forman parte de su aprendizaje de princesa.

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