ABC MADRID 30-03-2018 página 75
- EdiciónABC, MADRID
- Página75
- Fecha de publicación30/03/2018
- ID0006757227
Ver también:
ABC VIERNES, 30 DE MARZO DE 2018 abc. es espana madrid MADRID 75 Prostitutas sin condón y con DIU La Policía descabeza al clan de proxenetas rumanos más activo de la calle de la Montera CARLOS HIDALGO MADRID Los agentes de la Ucrif de la Policía Nacional especializados en la lucha contra la trata de seres humanos han desmantelado al principal clan de proxenetas rumanos que hacían y deshacían a su antojo en la calle de la Montera. Como se sabe, es uno de los enclaves urbanos que, pese a su ubicación tan céntrica, más prostitución aglutina. Y las mafias de este país de Europa son las más poderosas en este tipo de esclavitud del siglo XXI. Los cinco detenidos, todos de la misma nacionalidad, conformaban un engranaje casi perfecto para hacer dinero a costa de estas muchachas. Su falta de escrúpulos, además, llegaba a límites inhumanos: las obligaban a tener sexo sin usar preservativo (en el caso de que los clientes así lo quisieran, y subía el precio del servicio) y a llevar un DIU puesto, para evitar embarazos. No querían a ni una mujer encinta, porque sabían que así no les daba dinero. Tras diversos golpes policiales en esa zona del centro, los agentes se habían percatado de que, desde hacía tiempo, una nueva mafia rumana estaba operando. Las seis mujeres rescatadas en este dispositivo tienen entre 19 y 31 años, y llegaban a España engañadas, con falsas promesas de trabajo en el sector de la hostelería. Ya en nuestro país, los encartados también imponían a las chicas cómo vestirse, arreglándose con ropa provocativa y con el pelo teñido, para llamar la atención de los clientes. Fija- ban las tarifas y la duración de los servicios sexuales, que debían de ser de un máximo de 15 minutos. Si se excedían de este tiempo, eran multadas. Además, las hacían trabajar once horas seguidas, sin descansos, desde las cuatro de la tarde hasta las tres de la madrugada, informa fuentes del caso. Los agentes corroboraron que dos de las víctimas fueron agredidas sexualmente por parte del cabecilla de la banda, que las tenía atemorizadas. No se las permitía, ni siquiera, hablar entre ellas, eran controladas y amedrentadas por los chulos Además, las tenían secuestradas en un piso de las inmediaciones, durmiendo en colchones tirados en el suelo; una de las prostitutas era la cancerbera de la organización, que apenas se separa- ba unos metros de las muchachas. No les quitaba ojo y así comprobaba que no incumplieran las normas impuestas por la mafia. Por ejemplo: si eran identificadas por la Policía, les tenían que decir que estaban allí voluntariamente. Y ni una palabra de dónde vivían. Cuando empezaran y terminaran cada servicio, debían informar a los cabecillas mediante una llamada al móvil, indicándoles, asimismo, el dinero obtenido. Para asegurarse de que las chicas no les timaban los proxenetas llegaban a cachearlas e incluso las obligaban a descalzarse. Blanqueo de capitales El operativo policial se desarrolló en Madrid, donde se detuvo a cinco de los cuatro acusados; el otro cayó en Rumanía. En el registro practicado en la capital de España, los agentes se incautaron de diversa documentación incriminatoria, varios teléfonos móviles y 5.470 euros en efectivo. La organización iba un paso más allá que lo habitual en este tipo de mafias. Contaban con un entramado de blanqueo de capitales en Rumanía, hasta donde enviaban el dinero a través de empresas de mensajería. Allí compraban propiedades inmobiliarias a costa del sufrimiento de las esclavas. Férreo control Las obligaban a trabajar once horas al día y a que los servicios fueran de un máximo de 15 minutos Tres prostitutas rumanas, en la calle de la Montera DE SAN BERANRDO Hace ahora 14 años, se ponía a policías a patrullar Montera para ahuyentar a clientes y redimir a unas chicas que, sin embargo, están sometidas a mafias Un plan municipal que nació ya fracasado C. HIDALGO MADRID Veintinueve de marzo de 2004. Un total de 20 agentes de la Policía Municipal comienzan a patrullar a pie la calle de la Montera y sus contornos de mal vivir. Su labor consiste en ahuyentar a clientes del sexo de pago e intentar que las prostitutas que allí ejercen se animen a acercarse a recibir información de la asociación Apramp, que ayuda a este tipo de mujeres a dejar la calle y les da facilidades para buscarse la vida de otra manera. Con ese espíritu nacía el llamado Plan Montera, obra de la entonces concejal de Asuntos Socia- les, Ana Botella (PP) y por el cual incluso se levantó un edificio para la Unidad Integral de Distrito de Centro Sur de la Policía Municipal. En la misma calle. Han pasado exactamente 14 años y lo que se preveía un fracaso se ha confirmado como tal. La calle de la Montera sigue siendo la de las prostitutas, contadas por decenas y esquinadas según su procedencia (rumanas, nigerianas o hispanas) más o menos como en el polígono Marconi; en menor número, sí, pero en pleno eje comercial y turístico de la tercera capital de Europa. El fiasco del Plan Montera, que tuvo su segunda parte, tampoco se ha solucionado con la colocación de cámaras en ese entorno y en otros cercanos y también habituales para las meretrices: la Gran Vía y sus chicas africanas y el entorno de la plaza de la Luna, con sus whisquerías con olor a Zotal, a cuyas puertas se dejan vender españolas de edad avanzada y algunas trans Lo que ha demostrado este experimento sin gaseosa del Plan Montera es que solo la labor policial es capaz de apaciguar un fenómeno tercermundista, el de la prostitución femenina (no ocurre lo mismo a unos metros de allí, con los hombres que se venden en Chueca) que en un 90 %o más está asociada a mafias como las desarticuladas ahora.