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ABC MADRID 27-03-2018 página 72
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  • EdiciónABC, MADRID
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MARTES 27.3.2018 Editado por Diario ABC, S. L. Juan Ignacio Luca de Tena, 7, 28027 Madrid. Diario ABC, S. L. Reservados todos los derechos. Queda prohibida la reproducción, distribución, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta publicación, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa. Número 37.343 D. L. I: M- 13- 58 Apartado de Correos 43, Madrid. Teléfono de atención 901 334 554. Centralita ABC 91 339 90 00. EL PULSO DEL PLANETA VISTO Y NO VISTO Prohibido morirse Los habitantes de Longyearbyen, un pequeño pueblo noruego, obligados a emigrar antes de fallecer puesto que los cadáveres no se descomponen por el frío IGNACIO RUIZ- QUINTANO GERMANOFILIA El verdadero wagnerismo español estuvo siempre en el nacionalismo catalán, wagnerista por Parsifal E En Longyearbyen, el pueblo más septentrional del mundo, residen apenas dos mil personas JOSÉ PABLO JOFRE BERLÍN EFE E l archipiélago noruego de Svalbard, un grupo de islas en el océano Glacial Ártico, frente a Groenlandia, esconde numerosas peculiaridades tras sus escarpadas y blancas montañas. Longyearbyen es el nombre de la capital del archipiélago en el que sólo tres islas están habitadas: la isla del Oso (Bj rn ya) Hopen y Spitsbergen. En esta última la mayor de las tres se encuentra Longyearbyen y sus poco más de dos mil habitantes presumen de vivir en el pueblo más septentrional del planeta. Durante más de cuatro meses no ven la luz del sol y la vida se desarrolla tranquila, sin más sobresalto que toparse con uno de los miles de osos polares que pueblan la zona. Pero quizá lo más llamativo de este enclave es que en él está prohibido morir. Una ley que rige en Longyearbyen desde 1950 obliga a emi- ra en 1918. El lado positivo fue que la grar antes de pasar a la otra vida, de- exhumación sirvió para crear una vabido a que los cuerpos no se descom- cuna contra esta gripe. El problema de ponen en un hábitat en el que el frío que los muertos no se descompongan puede alcanzar los 46 grados bajo cero afecta en realidad a casi todos los paíy la máxima de las últimas dos déca- ses nórdicos, sin embargo en Svalbard das no alcanza los 18 grados en junio. es especialmente extremo. Para los roLos cementerios están prácticamen- mánticos que busquen el descanso te vacíos desde hace 68 años. En el eterno en su ciudad, existe la posibicaso de que a un habitante se le diag- lidad de incinerarse fuera del archinostique una enfermedad terminal o piélago y esparcir luego las cenizas por se tema por su vida, debe ser trasla- las laderas blancas del pueblo. dado. Incluso la ley recomienda que En estas islas, descubiertas por el las embarazadas se trasholandés Willem BaLas laden al sur, a la penínrents en 1596, también temperaturas sula, a lugares más cálirigen otras leyes curiodos de Noruega, para dar alcanzan los 46 sas. Como hogar de mia luz. grados bajo cero les de osos polares, una El problema de los ley obliga a los habitany las máximas cuerpos que no alcanzan tes a portar rifles para no superan la descomposición radipoder defenderse si se los 18 grados ca en la propagación de aventuran fuera de los los virus. El temor de que poblados. Longyearbyen los cadáveres diseminen enfermeda- recibe cada temporada a numerosos des no es infundado. En 1998 un equi- jóvenes, puesto que alberga un centro po de investigadores exhumó varios de estudios, la UNIS (Universitetssencuerpos de marineros y encontró en teret p Svalbard) donde se imparten ellos virus de una epidemia mortal de clases de geología, geofísica, tecnologripe que arrasó esta localidad mine- gía (ingeniería) y biología. Verbolario POR RODRIGO CORTÉS Virtud, f. Cualidad tan diminuta que no hay quien vea en otros. l prendimiento de Puigdemont en una gasolinera del IV Reich ha despertado en España una emoción histórica ¡los godos! la germanofilia. Cuando más hambre pasaba, a Julio Antonio, Goya de la escultura, la Sociedad Wagneriana de Madrid le encargó una estatua de diez metros de Wagner: el escultor alquiló una nave en la Ronda de Vallecas y comía y dormía en el andamio, y cuando ya tenía modelada la cabeza estalló la guerra del 14 y los patrocinadores se dividieron en germanófilos, que querían seguir con el monumento, y germanófobos, que se negaban a homenajear a un músico boche. Resultado: los fondos se acabaron, el yeso se resecó y Julio Antonio, servidor y picapedrero volvió a la calle. El Wagner gigante fue una idea de los abonados madrileños del Real, que ahora bien podrían cambiarla por una estatua de Marañón Bertrán de Lis, pero el verdadero wagnerismo español estuvo siempre en el nacionalismo catalán, wagnerista por Parsifal que viene, contaba Carandell, de Perseval héroe del que tomó el argumento Wagner, que creía que el Monasterio de Montserrat se levanta sobre el castillo de los Caballeros del Grial, bajo el nombre de Montsalvat. A España, esta germanofilia mental que ya inquietaba a Franco el español- medio, el hombre de la calle, es germanófilo, Pemán no le viene de Puigdemont, sino de Ortega, que en el Hôtel du Rhône en Ginebra explicaba a Octavio Paz que la única actividad posible en el mundo moderno era la del pensamiento y que, para pensar, había que saber, al menos, alemán. Aprenda el alemán y póngase a pensar. Olvide lo demás. Pensar es una erección, y yo todavía pienso fue su ortegada final, que aclara su pensamiento sobre la cuestión catalana en su nefasta España invertebrada Santayana ¡jamás nombrado por Ortega! enumera tres cosas buenas en Alemania: los uniformes (disciplina) la música (idealismo) y la cerveza Gemütlichkeit goce de lo doméstico) Los liberalios añaden... la democracia.

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