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ABC MADRID 07-03-2018 página 56
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  • EdiciónABC, MADRID
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56 DEPORTES Liga de Campeones Octavos de final MIÉRCOLES, 7 DE MARZO DE 2018 abc. es deportes ABC El poder del campeón El Madrid entierra el proyecto galáctico del PSG, que vuelve a fracasar en Europa R. CAÑIZARES PARÍS Europa, sin que haya una explicación científica que justifique el idilio, es del Real Madrid, club que se emociona cuando viaja por el continente y que compite como nadie en las noches de música y estrellas que brinda la Champions. Ganó en blanco y negro, el mejor equipo del siglo XX, y ahora gana en este fútbol moderno de millones y megafiguras, campeón de tres de las últimas cuatro Ligas de Campeones y emocionado con la presente edición ahora que ha enterrado a un gigante. Porque en la Copa de Europa pesa el nombre del Real Madrid, es incuestionable, y ayer certificó la muerte del pomposo proyecto del París Saint- Germain. Más de 400 millones de inversión no le han servido para satisfacer la obsesión de Nasser Al- Khelaïfi. El jeque, empeñado en sentarse en la mesa con los mejores, se entregó el pasado verano para darle a Unai Emery una plantilla cargada de talentos, gastando 222 millones a tocateja por Neymar y unos 180 por Mbappé (está cedido y se abonará esa cantidad al Mónaco para el curso 2018- 19) Fiesta en el Parque de los Príncipes, fuegos artificiales y la rutina de las goleadas cada fin de semana en Francia, pero la mirada estaba puesta en Europa. Costó recuperarse del tortazo del Camp Nou del año anterior, imposible olvidar el 6- 1 en Barcelona des- pués del 4- 0 de la ida, y costará igualmente ahora superar el trauma que genera la eliminación ante el Real Madrid. Como consuelo, queda el pensar que se ha caído ante el campeón, y esa etiqueta pesa mucho. Más si cabe en esa camiseta blanca en la que luce el escudo de mejor equipo del mundo. Con la Liga prácticamente descartada por mucho que Zidane se empeñe en abrazar un imposible hay catorce puntos de distancia con respecto al Barcelona y a siete del Atlético el Madrid se sube al carro de la ilusión en Europa, dispuesto a vaciarse para sumar la tercera Copa de Europa consecutiva. Kiev está muy lejos, pero el cielo esconde menos nubes después de superar el Everest del PSG, una eliminatoria estresante que se ha jugado desde hace meses. Y para negociar ese escenario se necesita la experiencia y el aplomo que por norma exhibe el Madrid, transformado y fiable en este torneo. Emery, condenado Con la euforia disparada en Chamartín, falta por ver las consecuencias del terremoto en París. Unai Emery, puesto en entredicho en demasiadas ocasiones y que se salvó de chiripa después del mencionado bochorno ante el Barcelona la pasada temporada, parece que tiene las horas contadas y se disparan los rumores ante posibles salidas de jugadores de peso. Neymar, lesionado justo para el momento más importante, se fue, además de por mucho dinero, para ser todo lo que quisiera ser en este proyecto, pero son cada día más habituales las especulaciones sobre su descontento en la capital francesa. Desde los despachos, el jeque medita en hacer otro desembolso galáctico, aunque queda poco ya por fichar. Su problema es que por el camino se le cruzó el Madrid, y eso, en Europa, no suele ser un buen negocio. Casemiro supera al meta Areola y anota el segundo gol del Madrid EFE NADAR ENTRE TIBURONES BLANCOS POR DAVID GISTAU Tirabuzones C on las bombas de los fanfarrones se hacen los madridistas tirabuzones. La guerra anunciada en París, en la que hubo que esperar al minuto 42 para que el PSG tirara entre los palos, devino en el alarde de jerarquía de un Real Madrid que ni siquiera es el mejor de los posibles. Pero que otra vez dio la sensación de estar en su ecosistema cuando vienen bravas en Europa. Por contra, el PSG volvió a ser el aspirante más bien tierno que no pudo cumplir ni una sola de sus promesas infernales. Pese a los prolegómenos más o menos pirotécnicos y embravecidos, el par- tido fue cualquier cosa menos una emboscada como las que habitan la memoria madridista en expediciones a Alemania. El PSG actuó durante las vísperas como si estuviera inventando la Copa de Europa. Hasta sus hooligans lo creían al poner en práctica técnicas de amedrentamiento que ya eran habituales en el Estudiantes del Bilardo jugador. Pero al final quedó confirmado que en París han fletado un equipo caro y pretencioso que sólo servirá para aquello que dijo Rabiot: meterle ocho al Dijon. La jerarquía europea, ésa que resulta natural en los equipos tradicionales como el Madrid, no es fácil de adquirir de un día para otro. Y eso que el Real Madrid dio vida a una eliminatoria menos agónica de lo previsto. Se resistió a matar el partido, sobre todo después de la expulsión de Verrati, en parte porque Benzema no estaba para liquidar las contras y de hecho sigue manteniendo una relación con el gol que recuerda a la de William Munny con las latas cuando no acertaba una con el Colt. Tuvo que ser Casemiro, sólido durante todo el partido en un medio campo plagado de bajas entre los pasadores, el que aplastara las falsas esperanzas del PSG con un feo gol de rebote. Mucho más hermoso fue el primero, con la inteligente maniobra de Asensio en el pase y el remate de CR 7, suspendido en el aire para rematar de cabeza en una estampa clásica que Santillana incrustó en sus partidos contra el Inter en la memoria sentimental madridista. Lo demás, con disparos al palo incluidos, fue tratar de completar una goleada que hubiera agravado el inmenso gatillazo de un PSG armado para empresas mayores y que en el balance de esta eliminatoria sólo afeó al Real Madrid el hecho de haberle temido. Sólo Cavani aportó por momentos el temperamento iracundo que cabe imaginar en conjuras para remontar en Europa. Lo demás fue guerra, sí, pero de fogueo. Será el sorteo el que empareje al Real Madrid con un igual de la vieja Copa de Europa. El PSG no lo es, no puede comprar ese estatus.

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