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ABC MADRID 25-02-2018 página 83
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  • EdiciónABC, MADRID
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ABC DOMINGO, 25 DE FEBRERO DE 2018 abc. es AGENDA 83 Necrológicas Margot Duhalde (1920- 2018) La chilena que pilotó aviones aliados En contra de lo que le dieron a entender en Santiago, los representantes de De Gaulle no aceptaban a mujeres al mando de sus aviones ás de mil misiones realizó Margot Duhalde por cuenta del Cuerpo de Transporte Aéreo Auxiliar (ATA, en sus siglas inglesas) de la Royal Air Force, entre 1941 y 1945 a los mandos de un centenar de aviones, entre ellos el mítico Spitfire. El cometido de los pilotos del ATA era sumamente delicado, pese a no ser de combate: tenían que trasladar, entre diversos puntos del territorio británico, los aparatos desde las fábricas a las bases, y también entre estas últimas. Los conocidos como ferry- pilots debían hacer gala de una especial pericia, pues a la dificultad intrínseca de su misión, se le añadía una fugaz formación teórica por cada aparato y, una vez en cabina, disponían únicamente de un manual de instrucciones. Margot Duhalde tuvo que superar más pruebas que el resto de sus compañeros para convertirse en piloto del ATA. No fueron pruebas técnicas, sino humanas. Y mucho antes de la Segunda Guerra Mundial. El principal escollo fue su condición de muMargot Duhalde Sotomayor nació en Río Bueno (Chile) el 12 de diciembre de 1920 y falleció en Santiago de Chile el 5 de febrero de 2018. Piloto privado desde los 16 años, en 1941, embarcó rumbo a Europa. Durante los cuatro años que sirvió en el Cuerpo de Transporte Aéreo Auxiliar de la Royal Air Force realizó alrededor de un millar de misiones al mando de un centenar de aparatos distintos. Estaba en posesión de varias condecoraciones chilenas, británicas y francesas. M EFE jer, que no era la mejor carta de presentación para aprender a volar en el Chile de los años treinta. De entrada, y con alguna mentirijilla por medio, logró convencer a sus padres para que la dejasen marchar a Santiago, pues era la única manera de obtener la licencia de piloto. Una vez en la capital, descubrió que ningún instructor estaba por la labor de enseñar a volar a una mujer. Hasta que el francés César Copetta, el primer hombre que voló en Chile en 1910 aceptó hacerse cargo de la formación de Duhalde. La alumna cumplió con las expectativas. Sin embargo, sólo sumaba cincuenta horas de vuelo cuando estalló el conflicto que iba a cambiar su destino. Su bisoñez no fue óbice para presentarse en la antena consular de la Resistencia francesa en Santiago y postularse como voluntaria para servir en la aviación de la Francia Libre. Fue aceptada, pero empezaba una pesadilla. Duhalde zarpó de Valparaíso junto a una quincena de compañeros. Al desembarcar en Liverpool en abril de 1941, fue retenida durante cinco días mientras las autoridades revisaban sus antecedentes. La siguiente etapa fue el comité local de la Francia Libre: en contra de lo que le habían dado a entender en Santiago, los representantes del general De Gaulle no aceptaban a mujeres al mando de sus aviones. Solo quedaba el ATA. Finalizada la contienda, los franceses le dejaron, por fin, pilotar sus cazas. Su objetivo inicial estaba cumplido y el señorío de los franceses quedó a salvo. Ya era hora de regresar a Chile, donde fue recibida como una heroína. Allí sirvió como piloto de una compañía privada antes de incorporarse a la Fuerza Aérea como controladora, oficio que combinaba con el de instructora en varios aeroclubes. Se jubiló con 81 años y siguió pilotando durante varios años más. Apenas mencionaba el machismo del que fue víctima. Prefería que se la recordara por su tesón. JOSÉ MARÍA BALLESTER ESQUIVIAS

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