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ABC MADRID 25-02-2018 página 28
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  • EdiciónABC, MADRID
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28 ESPAÑA DOMINGO, 25 DE FEBRERO DE 2018 abc. es espana ABC El rastro de la corrupción La desindustrialización condena a Jaén como zona cero del caso ERE La economía provincial quedó bajo mínimos tras gestionar la Junta varios proyectos que terminaron con los ERE de Cárnicas Molina, Dhul o Santana JAVIER LÓPEZ JAÉN Una pintada Jaén no puede permitirse perder 148 empleos habla de un tiempo de lucha en la fábrica Hijos de Andrés Molina, célebre por sus afamados productos cárnicos y por ser la empresa piloto de los ERE. La pintada es casi lo único que queda en pie del emporio que contó en los ochenta con más de un millar de trabajadores. La crisis de los noventa acabó con la mitad de la plantilla y un cambalache posterior de la Junta de Andalucía dejó sin nómina a la otra mitad. La ruina oficia ahora de madreselva, invade el matadero, trepa por la herrumbre. Sólo las tórtolas se encuentran como en casa en los derruidos tejados del esqueleto industrial, visible desde la autovía que enlaza Bailén con Granada. Abajo, los conejos y las culebras juegan al ratón y al gato. Ajeno al trajín de la fauna, un conductor observa la famélica arquitectura, pero no atisba la pintada, cuyo autor, por el número de empleados al que alude, no se benefició del proceso urdido por la Junta de Andalucía para acallar la protesta social derivada de su pésima gestión al frente del mayor emblema empresarial de la ciudad de Jaén. plantilla aplaudió el cambio. La izquierda también, ya que el proletariado había doblado el pulso a la familia más poderosa de Jaén. En el imaginario obrero la empresa se convertiría en un koljós. Pero la realidad fue otra. De hecho, el declive empresarial coincidió con la entrada de la Junta de Andalucía en el accionariado. La pésima gestión de la Consejería de Industria se tradujo en un déficit escan- daloso y en ayudas públicas millonarias que después fueron cuestionadas en parte por la Unión Europea. El montante sirvió al menos para que la administración mantuviera el empleo. Cuando en 1995 el Instituto de Fomento de Andalucía se hizo cargo de la fábrica contaba con más de medio millar de empleados, que permanecieron hasta que 4 años después la Junta vendió la plantilla a Campofrío, que pidió aligerar la carga laboral. Surge así el ERE fundacional. La irrupción de Zarrías La plantilla menguó aún más en 2004, tras vender Campofrío los activos a Proinserga, sociedad segoviana que tres años después declaró suspensión Déficit escandaloso El declive empresarial de Cárnicas Molina coincidió con la entrada en la Junta del accionariado El caso Dhul La familia Ruiz Mateos recibió cuatro millones en ayudas públicas para una fábrica de precocinados Los restos de lo que fue la fábrica de Cárnicas Molina, empresa beneficiaria del primer ERE sospechoso tras el de Mercasevilla de pagos, con la consiguiente zozobra de los empleados jiennenses, quienes solicitaron la ayuda de Juan Lanzas. También la de Gaspar Zarrías, por entonces secretario general del PSOE de Jaén y secretario de Estado, quien, consumado el cierre de la cárnica, convenció a dos empresas para que se instalaran en la ciudad. Tenía que asumir la plantilla de Molina, pero a cambio recibirían subvenciones públicas. Una de ellas, Proasego, ni siquiera hizo ademán de instalarse. En cambio, la segunda, Dhul, del grupo Nueva Rumasa, recibió casi cuatro millones de euros de la Junta para una fábrica de productos precocinados. La fábrica de Dhul, situada a medio kilómetro de la de Hijos de Andrés Molina, está hoy también en ruinas. Las dificultades financieras de la familia Ruiz Mateos sobrevinieron cuando su grupo había construido más de un tercio de la nave. Por falta de pago la empresa encargada de las obras retiró la maquinaria. A los albañiles les sustituyeron los saqueadores. Y a la confianza en la Junta le sustituyó el recelo de los 148 empleados, quienes para El doctorado de Lanzas Cárnicas Molina es la zona cero de los ERE. En ella se doctoró Juan Lanzas, convertido en uno de los principales encausados en el proceso que juzga ahora la Audiencia de Sevilla, que también tomará declaración a otros sindicalistas y políticos en el marco de la causa. Como dirigente de la federación agroalimentaria de la UGT de Jaén cobró protagonismo en la revuelta de los trabajadores contra la dirección de la empresa. Sus vibrantes arengas a la plantilla, trufadas de demagogia, surtieron efecto. Tras ellas arreciaron las huelgas y los escraches a los dueños. El coche del abogado de la empresa fue volcado. Los propietarios pidieron tiempo muerto. La crispación no era buena para el ebitda, de modo que los herederos de Andrés Molina, que habían solicitado ayuda financiera a la Junta de Andalucía sin hacer frente al pago, decidieron vender la empresa fundada en 1952 por un carnicero con talento comercial. La adquirió, por un euro, la propia administración autonómica. La

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