Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
ABC MADRID 03-02-2018 página 13
ABC MADRID 03-02-2018 página 13
Ir a detalle de periódico

ABC MADRID 03-02-2018 página 13

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página13
Más información

Descripción

ABC SÁBADO, 3 DE FEBRERO DE 2018 abc. es opinion OPINIÓN 13 UNA RAYA EN EL AGUA EL ÁNGULO OSCURO JUAN MANUEL DE PRADA LA MIRADA PATRIARCAL DEL ARTE Resulta irrisorio que los adalides de la liberación sexual de la mujer hayan acabado postulando el más desquiciado puritanismo N OS advertía Chesterton que nuestra época denomina ideas novedosas a las viejas herejías de siempre, disfrazadas con la jerga del momento. Podemos comprobar la veracidad de este aserto, con tan sólo reparar en el nuevo furor censorio que la ideología de género destina a las obras de arte en las que reproducimos la jerga del momento el ideal de belleza femenina ha sido construido por la mirada patriarcal Este furor censorio, en volandas de la caza de brujas montada a partir de los abusos sexuales de Weinstein, ha impulsado a los botarates que regentan la Galería de Arte de Manchester a quitar de sus paredes una bellísima pintura del prerrafaelita Waterhouse. Resulta, en verdad, irrisorio que los adalides de la liberación sexual de la mujer hayan acabado postulando el más desquiciado puritanismo. Pero, ¿qué se oculta detrás de esta nueva pretensión que pretende combatir la mirada patriarcal del arte? Porque sólo los tontos de capirote pueden creerse que retirando obras de arte de los museos se está protegiendo la salud pública y la integridad de las mujeres (no conozco a ningún violador que se estimule en sus crímenes viendo cuadros de ninfas prerrafaelitas en los museos) Afirmaba Proudhon que detrás de todas las cuestiones políticas nos tropezamos siempre con la teología. Y detrás de este furor censorio de la ideología de género nos hallamos con la herejía iconoclasta, que en distintos crepúsculos de la Historia (lo mismo entre los bizantinos que entre los puritanos protestantes) ha buscado siempre lo mismo: negar la unión del Creador y la criatura, negar el abrazo de Dios al ser corporal del hombre logrado a través de la Redención. Como nos enseñaba Solovief, pretender que la divinidad no puede tener expresión sensible, pretender que la fuerza divina no puede emplear para su acción medios visibles y representativos, es quitar a la encarnación divina toda realidad; es negar la realización material de lo divino; es en fin negar la Redención. El arte se dedica a celebrar el abrazo entre lo humano y lo divino. Y ese abrazo halla su expresión más íntima y gozosa en el vientre de una mujer, donde Dios se encarna. Esta unión entre Creador y criatura lograda en una mujer que es a la vez virgen y madre constituye el motivo más excelso del arte. Y un eco o reverberación de esa unión se ha dado, a lo largo de los siglos, en multitud de artistas, que mirando a la mujer con maravillada gratitud celebran acaso sin saberlo aquel acontecimiento que transformó la historia de la Humanidad y del Arte. Pues bien, a esta mirada agradecida y maravillada que contempla con rendida gratitud a la mujer es a lo que la ideología de género llama mirada patriarcal Y no le falta razón; porque fue, en efecto, la mirada de un patriarca divino la que anticipó que la mujer aplastaría la cabeza de la serpiente. Que es lo que, a la postre, llena de furor a la serpentina ideología de género. Este arrebato censorio contra el arte que retrata la belleza femenina no es en último extremo sino odio teológico, disfrazado de una jerga que lo hace parecer una idea novedosa a los panolis de nuestra época. La ideología de género sabe que en las mujeres enaltecidas por la mirada patriarcal del artista se renueva la mirada de aquel Dios que ha mirado la humildad de su esclava y ha hecho obras grandes en ella, convirtiéndola en expresión sublime de Belleza. Que la ha convertido, como dijo el poeta, en un lujo de inocencia que apaga el furor de nuestros sentidos A las herejías de antaño, como a las ideas novedosas de hogaño, siempre les ha resultado mucho más rentable la mujer que escatima la inocencia y enciende el furor de los sentidos. IGNACIO CAMACHO WATERLOO Puigdemont se cree en Waterloo pero ya está en su Santa Elena, el limbo en que los suyos lo van a quitar de en medio I algún día se organiza una colecta para pagarle a Puigdemont la fianza o algún gasto de su vida errante menos la factura de los abogados, porque algunos han defendido a etarras un servidor depositará en ella un óbolo: simbólico, eso sí, como la declaración de independencia o como esa presidencia honorífica que le ofrece desde la cárcel Oriol Junqueras. Se lo debemos los columnistas en agradecimiento a los jornales que nos ha dado a ganar los días del pánico al folio en blanco, esas malditas horas baldías en que el cierre apremia sin que el cerebro detecte nada parecido a una idea. Qué hubiese sido de nosotros sin la escapada hacia ninguna parte de este hombre que está acabando devorado por su propia peripecia aventurera, consumido en la melancolía del fracaso, encerrado en la parodia de una estrambótica epopeya. En esa desorientada saga- fuga, que le ha llevado a perder el sentido de la realidad y del discernimiento, le faltaba creerse Napoleón, y ya lo ha hecho. Está a cinco minutos de pasearse con un gorrito de piantao, como dicen los porteños, dando trancos con una mano a la espalda y otra en el pecho. La ocurrencia de alquilar una casa en Waterloo, probablemente destinada a sede de una fantasmal república en el destierro, revela hasta qué punto el prófugo ha extraviado la conciencia de la situación para enredarse en el laberinto de un pensamiento ilusorio, de un trastornado devaneo. Después de sus mensajes de perdedor, el numerito del clown triste a lo Charlie Rivel, sólo faltaba este lapsus de megalomanía para confirmar la sospecha de un serio complejo. El que barruntaba ayer Gistau, citando a Víctor Hugo: ese estado de levitación mental en que una persona trata de encajar el mundo en el molde irreal, ajeno, grandilocuente o quimérico que ha fraguado en su cerebro. Produce incluso un poco de pena esa suerte de encantamiento. Porque mientras la caricatura de lo que queda de Puigdemont pasea su nostalgia por Flandes, basculando entre imaginarios retornos victoriosos y descalabros inducidos por la traición de los cernudianos caínes sempiternos, en la Cataluña a la que quizá ya nunca pueda regresar le están enajenando el control del proceso Todavía está por ver que en sus ratos de lucidez se haya dado cuenta de que ya estorba los planes de quienes aún se dicen sus compañeros. De que hay en marcha una conspiración para apartarlo de una vez y solucionar el bloqueo, conservándole muy solemnemente la legitimidad simbólica todo son símbolos en el nacionalismo, que es más una creencia que una ideología envuelta en el celofán de un aparente respeto. Y llegará un momento, no demasiado lejano, en que tanto simbolismo se convertirá en la expresión retórica de un verdadero apartamiento. Entonces acaso comprenda que ni siquiera está en Waterloo sino en Santa Elena, y de que lo habrán quitado, nada simbólicamente, de en medio. S JM NIETO Fe de ratas

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.