Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
ABC MADRID 25-01-2018 página 13
ABC MADRID 25-01-2018 página 13
Ir a detalle de periódico

ABC MADRID 25-01-2018 página 13

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página13
Más información

Descripción

ABC JUEVES, 25 DE ENERO DE 2018 abc. es opinion OPINIÓN 13 UNA RAYA EN EL AGUA EL CONTRAPUNTO ISABEL SAN SEBASTIÁN OTRO PP ES POSIBLE Mariano Rajoy es el político español que más años de poder efectivo ha acumulado a lo largo de su trayectoria M ARIANO Rajoy pretende poner nuevamente a prueba el título del discurso con el que su paisano Camilo José Cela recibió el premio Príncipe de Asturias en 1987: En España, el que resiste, gana En aquel momento, el actual presidente del Gobierno ya ocupaba un escaño de diputado en el Congreso, después de haber presidido la Diputación de Pontevedra. Desde entonces, nunca se ha bajado del coche oficial. Y es que don Mariano Rajoy Brey acaba de alcanzar un récord del que a buen seguro se sentirá profundamente orgulloso: es el político español que más años de poder efectivo ha acumulado a lo largo de su trayectoria. En democracia, se entiende. La premisa de resistir ha sido, por tanto, faro, brújula y meta de su actividad profesional, desarrollada exclusivamente en el ámbito de lo público. El corolario de ganar ha revelado hasta ahora su carácter inapelable, toda vez que el veterano capitán de las huestes populares ha enterrado más enemigos internos y adversarios externos que cualquier otro actor de nuestro escenario patrio. Donde pone el ojo pone la bala. Le rodea una legión de pretorianos dispuestos a morir políticamente por él, desde la certeza, bien fundada, de que sin él no serían ni habrían sido nunca nada. Quien le planta cara lo paga caro. Sus amigos, por el contrario, medran al calor del Boletín Oficial del Estado o las empresas privadas en las que ejer- ce influencia. Es maestro en el arte de enfrentar a sus opositores entre sí, a fin de liquidarlos uno a uno, manteniendo sus manos limpias. De ese modo descarnadamente pragmático ha llegado hasta lo más alto del partido y del Ejecutivo, donde se propone permanecer al menos cuatro años más. De ahí que anuncie su intención de volver a encabezar la candidatura de los populares en las próximas elecciones generales. Mariano Rajoy, suponemos, está muy satisfecho de su labor. En caso contrario, contemplará la posibilidad de dar un paso atrás y dejar que entrara en la dirección del PP savia nueva, ajena a la corrupción; a las terribles revelaciones que vamos conociendo sobre la financiación ilegal del partido y o el enriquecimiento de dirigentes con cargo a los bolsillos del contribuyente esquilmado. Savia nueva, ajena a los incumplimientos flagrantes de promesas relativas a la defensa de la vida, la lucha contra el terrorismo etarra, incluido su brazo político, la política fiscal o la firmeza en la preservación de la unidad nacional. Savia nueva, ajena a las sucesivas derrotas electorales culminadas el pasado diciembre con la práctica desaparición del PP en Cataluña. Savia nueva, ajena al bochorno que experimentamos los ciudadanos viendo cómo el golpista Puigdemont se pasea por Europa para alardear de su hazaña, después de que el legítimo Gobierno de España se mostrara incapaz de impedir la celebración de un referéndum independentista, la proclamación de una república catalana y hasta la fuga de ese criminal que pone en solfa a este país con sus constantes provocaciones. Savia nueva, capaz de recuperar el espíritu de lo que fue y significó en su día el Partido Popular para esos once millones de españoles que depositaron su confianza en él y hoy, en número reciente, proclaman a los encuestadores su firme decisión de votar a otras siglas. Ese PP todavía existe. Sobrevive a las purgas acogido al silencio de los corderos, rehén de su propia cobardía. Ese PP es posible. O lo sería, si el instinto de supervivencia individual no hubiese prevalecido hace tiempo sobre los principios, las convicciones y la voluntad de preservar un gran legado político. IGNACIO CAMACHO FRUFRÚ DE CORTINAS Barrunto de mudanza en el Madrid de los conciliábulos. Las élites de poder han dejado de ver a Rivera como un gregario EISCIENTAS personas y cola en la puerta. El Madrid de los conciliábulos de poder, el que siempre se arrima al sol que más calienta, ventea la chance de Albert Rivera. A ese Madrid novelero de los salones, al del periodismo y la alta empresa, le espanta que pueda pasar algo y quedarse fuera; se siente en la necesidad de seguir las tendencias y acude a esta clase de citas no tanto a ver como a que lo vean. Su comportamiento es un termómetro de expectativas tan volátiles como la propia política posmoderna; muchas intrigas matinales de café con leche y croissant no llegan vivas a la sobremesa. Antes de las elecciones de 2015 también hubo empujones para escuchar a Pablo Iglesias en ese mismo Ritz que va a cerrar en febrero para renovar sus históricas moquetas. Un año más tarde era Susana Díaz, sic transit, la que concitaba en idéntico escenario un fragor compulsivo de apuestas. El hombre de moda, por cierto, tiró ayer el penalti fuera; se entretuvo en cuestiones más bien episódicas sin desgranar un proyecto ni una estrategia. A la misma hora, cerca de Alcobendas, Rajoy se declaraba ante Carlos Alsina dispuesto a darse a sí mismo según cómo vayan los acontecimientos otra vuelta de tuerca. Eso no significa gran cosa salvo que no quiere abrir especulaciones sucesorias, lo último que le conviene a un PP acalambrado, desconfiado en sus fuerzas. El presidente quiere al partido apiñado y sin distracciones, y aunque desaliente a los más inquietos no piensa aplicar otra receta que la de siempre: aguante y paciencia. Sabe que se le van a complicar los presupuestos, que Cs le va a hacer sudar y que Cataluña puede dar nuevos disgustos, pero va a estirar la legislatura todo lo que pueda. Esta semana ha batido un récord de estancia en el poder: cinco ministerios y dos presidencias y media; para un gobernante con tantos trienios, que ha visto emerger y hundirse a tantos adversarios, los movimientos demoscópicos o conspirativos son una simple anécdota. Su afición al ciclismo le ha enseñado a entender la política como una prueba de resistencia, una carrera de regularidad en la que hay que sobreponerse a las pájaras sin bajarse de la bicicleta. La diferencia con otras ocasiones comprometidas es que ahora el rival que lleva pegado a su rueda compite, aunque no en su equipo, sí bajo la misma bandera. Que ya no tiene el liderazgo monopolístico del centro- derecha. Y eso es lo que se notaba en el Ritz: la sensación patente de un cambio de ánimo, la mudanza del favor de unas élites que han dejado de ver a Rivera como un gregario y que nunca le han otorgado al marianismo el plácet cortesano. Lo han aceptado igual que la mayoría de sus votantes como mal menor pero sin atisbo de entusiasmo y nada las agita más que un viento de cambio. Está por ver si ese revuelo de cortinajes aterciopelados presagia un vuelco o se trata del enésimo barrunto falso. S JM NIETO Fe de ratas

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.