Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
ABC MADRID 10-12-2017 página 67
ABC MADRID 10-12-2017 página 67
Ir a detalle de periódico

ABC MADRID 10-12-2017 página 67

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página67
Más información

Descripción

ABC DOMINGO, 10 DE DICIEMBRE DE 2017 abc. es cultura CULTURA 67 de lo común, en el lado más oscuro del ser humano. La crónica negra española está escrita con nombres propios de hombres y mujeres convertidos en crueles monstruos que alimentaron sus vidas con la muerte de sus víctimas POR MARI PAU DOMÍNGUEZ Encabezado de una de las numerosas informaciones dedicadas en ABC al caso Enriqueta Martí ha de tener leyenda Los estudiosos del caso de Enriqueta Martí coinciden en que fue una pobre infeliz a la que acusaron sin más pruebas que la del secuestro de Teresita Guitart. Por el contrario, entre los convencidos de su culpabilidad estaba el cronista de ABC enviado desde Madrid, Luis Antón del Olmet, que llegó a la siguiente conclusión: Es un caso inaudito, monstruoso, del que se hablará durante muchos años con estupor. Enriqueta Martí ha de tener leyenda Y vaya si la tuvo. en cuyo fondo había huesos humanos pertenecientes a un cuerpo de poca edad, y frascos llenos de sangre coagulada, recetas misteriosas y extrañas, fórmulas absurdas y otros detalles macabros que delataban prácticas de superstición y de hechicería. El viernes 1 de marzo, Enriqueta fue trasladada a la cárcel de mujeres a las doce de la noche para evitar altercados callejeros. Barcelona estaba indignada con ella pero aún habría de sufrir otra conmoción al hallarse restos humanos de niños, cráneos, trozos de cabelleras, zapatitos y un calcetín en domicilios anteriores de Martí. En el de la calle Juegos Florales, una mezcla de tierra, de sangre y de vísceras corrompidas envolvían el hallazgo cruel. Ajustó cuentas con la vida La vampira del Raval se fue convirtiendo en una sombra de sí misma. En la cárcel decían que el recuerdo de sus terribles crímenes la torturaban pero nadie, puede que ni siquiera ella misma, podía adentrarse en las remotas esquinas de su mente. Pasaba horas tumbada en el camastro de su celda, ensimismada, con una mueca de angustia en la boca y sin querer hablar con nadie. El ambiente tétrico de la prisión, aquellas paredes sucias, el hedor y la humedad... Se quejaba amargamente de que nadie pudiera entender que el dolor por la pérdida de su hijo la llevara a buscar la compañía de niños pequeños. Esa era su versión de los hechos, contrapuesta a la de los médicos, que certificaron que jamás había estado embarazada. Parecía un ángel rubio. Conseguía muchas limosnas porque la gente lo quería. Sshh, ¡cuidado, que viene! Las dos niñas se abrazaron fundiéndose en su desgracia. Un día no pudo más. Como no disponía de ningún objeto a su alcance al habérselos requisados para evitar un suicidio pensaría la manera de llevar a la práctica sus intenciones. No volvería a cometer el error de la cuchara de metal que le encontraron escondida entre la camisa y el corsé, y que pretendía usar como punzón. Cogió sus cabellos y los anudó fuertemente bajo la barbilla haciendo de ellos un dogal con el que ahorcarse. Tiró y forcejeó llamando a la muerte pero eran muy cortos. Se dejó caer extenuada sobre la almohada llorando de rabia. Pero la vida iba a hacerle el trabajo sucio de llevársela de este mundo y, así, estrenando el año 1913, el mismo 1 de enero, Enriqueta cayó gravemente enferma. Diagnóstico: cáncer de matriz. A los pocos días se señaló la vista oral para mayo. Como la procesada continúa en estado gravísimo, el acto se celebrará en el salón de vistas de la cárcel de mujeres, acudiendo la enferma en su cama Así se dejó previsto, aunque la reclusa jamás llegó a asistir al juicio. A las seis de la tarde del lunes 12 de mayo, Enriqueta Martí Ripoll falleció llevándose consigo la verdad de sus extraños crímenes. Su muerte empezó a marcar la estela de una leyenda. ¿Una mendiga rica? Enriqueta era considerada una profesional de la mendicidad, no en vano se la conocía en todos los centros y rectorías donde se repartían limosnas. Durante el día se la veía desastrosa, nauseabunda como una mendiga de la peor especie. Sin embargo, por las tardes iba vestida con plumas en el sombrero y trajes de seda que le confeccionaban a medida varias modistas, demasiado lujosos llegaron a decir, y que solían rematar en su casa. Pero ella respondía que aún no eran lo bastante para las habitaciones en que se habían de lucir. Nada menos que setecientas pesetas gastó en vestidos días antes de la detención. Toda una fortuna destinada a una vida extraña. Lo que se encontró en el registro policial de su casa resultó definitivo para su acusación. Vestidos de niña y un cuchillo manchados de sangre; ropas de cama también ensangrentadas; correspondencia abundante, escrita con iniciales y contraseñas; y lo peor: un saco de lona lleno de ropas,

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.