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ABC MADRID 16-11-2017 página 12
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ABC MADRID 16-11-2017 página 12

  • EdiciónABC, MADRID
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12 OPINIÓN PECADOS CAPITALES PUEBLA JUEVES, 16 DE NOVIEMBRE DE 2017 abc. es opinion ABC MAYTE ALCARAZ NUESTRA MEJOR VERSIÓN VIAJABA EN AUTOBÚS Un conductor de la EMT protagonizó una historia de solidaridad y consuelo AY vida, incluso muerte, más allá del perímetro de nuestra nariz de periodistas o de las alcachofas televisivas a las puertas del Congreso. Hay vida, incluso muerte, extramuros de la patochada semanal de Rufián o de los corruptos de ida y vuelta a la cárcel. La hay incluso cuando el Ibex echa el cierre o cuando Puigdemont se recoge en su guarida belga o cuando Rajoy se reivindica como el John Wayne desenfundando una 155. Anteayer, esa vida y esa muerte gemelar se hizo presente en un autobús municipal de Madrid, haciéndose sitio a codazos en la agenda pública en la que no caben pequeñas historias, solo Historia pequeña. Era la hora del almuerzo cuando a un conductor de autobús la muerte de su padre le mandó llamar. Un manotazo duro, un golpe helado, un hachazo invisible y homicida, un empujón brutal le derribó como al poeta de Orihuela tras la muerte de su amigó Sijé. Pudo seguir hasta la plaza del Callao dirigiendo el autobús de la línea 147, incluso pudo simular una indisposición física para reclamar a un inspector ser sustituido por un compañero, pero eligió compartir con los viajeros su infinita levedad, su brutal condición humana, que a veces le obliga a uno a replicar la duda de Roa Bastos: No se ha sabido nunca si la vida es lo que se vive o lo que se muere Como si fuera un cuento de Dickens en el que todos los Scrooge se hacen buenos, los viajeros cambiaron la hoja de reclamaciones por una palmadita reconfortante, un pésame como los de pueblo en un duelo. Al igual que el chófer, tampoco ellos actuaron como marcan las crónicas de la vida desatenta en las ciudades, de la insolidaridad y soledad en las grandes urbes. La mayoría clientes del gran Imserso en que se está convirtiendo España, empatizaron con la extrema lividez del conductor de la EMT, aquel señor de mediana edad en quien seguro no habían reparado minutos antes, cuando les abrió la puerta hidráulica y animó a entrar hasta el fondo para que cupiesen en el autobús. Del chófer nada han vuelto a oír, mas que devolvió el vehículo a las cocheras y gestionó que en solo un par de minutos todos estuvieran sentados en un nuevo autobús con destino a seguir viviendo. Quizá no lo sepan pero su gesto, sentimental y en el buen sentido de la palabra bueno, nos ha reconciliado con los mejores valores del ser humano y ha logrado trascender a las prisas, las esteladas y la subida de la luz. Cuando la rutina les vuelva a agarrar por los talones, cuando el padre descanse en paz, el hijo recupere el volante para sortear los atascos de Carmena, cuando los atribulados clientes del transporte público madrileño conviertan el imprevisto en un sucedido de abuelo Cebolleta para contar en las cenas navideñas, entonces se volverá a hablar de Puigdemont, el Scrooge de este cuento. H CAMBIO DE GUARDIA GABRIEL ALBIAC LA BELLA MERCANCÍA Hollywood devora los cuerpos más bellos. Y las inteligencias más fastuosas OMO en la secuencia de Casablanca en que Claude Rains interpela a Humphrey Bogart ¡estoy escandalizado, aquí se juega! mientras se embolsa sus ganancias de ruleta, descubrimos con estupor que en Hollywood la belleza femenina sobre todo, pero no sólo era mercancía. ¡Estoy escandalizado... Pues dese usted una vuelta por la biblioteca. A partir de un cierto grado de monería, una chica mona es tan mona como otra cualquiera Es el postulado de Fitzgerald, del Francis Scott Fitzgerald infalible retratista femenino de los años veinte y treinta. Y el hombre que con la sola excepción del agrio Raymond Chandler mejor ha dado imagen a las feroces y tan desdichadas starlettes del Hollywood dorado. Él, que fue cantor de las cristalinas flappers de sus años jóvenes. Sybil Higgins, que para los estudios se trocó en Pamela Knighton por virtud de un agente ingenioso, era, sin duda, una de aquellas chicas monas, tan mona como otra cualquiera Fitzgerald narra su historia en uno de los relatos, ya crepusculares, que las mismas revistas que se lo rifaban a precio exorbitante diez años antes se negaban a publicar ahora por cuatro perras. La vida de un escritor de moda no es mucho más perenne que la de una starlette. No lo era en 1939 y 1940, cuando el autor legendario del Gran Gatsby escribe sus mejores textos. Acosado por el alcohol y a un paso de la indigencia. C Hollywood paga por tu alma. Mientras la tienes. Si lo sabrá él, que gracias a ese comercio ha sobrevivido. Y, si no hay alma que valga un precio, queda la oportunidad, al menos, de colocar un cuerpo o un rostro de los cuales la cámara quede prendada. Sybil Higgins. Perdón, Pamela Knighton. Mujeres duras derramaban lágrimas en su vichyssoise al verla pasar aquella noche, en la cual brillaba como un diamante proclama, ante el joven productor de éxito, un obsequioso agente que atisba su porcentaje del negocio en perspectiva. La chica tiene novio advierte, indolente. Me lo contó responde con desgana el productor: los toscos trucos del agente lo incomodan. Lo incomoda aún más el compadreo masculino con que los remata: No te preocupes, yo entiendo esas cosas Pasarán días. Insistirá el agente. Cederá el productor. Y todo acabará tan en desastre como era previsible desde la primera línea. Una actriz es la presa más fácil para un hombre sin escrúpulos anota Fitzgerald. Hollywood devora los cuerpos más bellos. Y las inteligencias más fastuosas. ¡A él se lo van a contar! Paga bien, eso sí. Nada es gratis. Paga y consume. Es la regla del juego. Chandler mira la misma escena desde la otra orilla. También él vendió su alma a los señores que fabrican sueños. Y vio negociar su encanto a las damas más bellas. A la devoradora Dolores González de la Hermana pequeña, por ejemplo, a la cual ningún cinéfilo tendrá problema para poner nombre. La que evoca el tiempo dorado de sus orígenes: Era una época en que quedaba bien conocer a un gánster. Una especie de esnobismo al revés. Una iba a los lugares en que se dejaban caer y si tenías suerte... ¿Maridos? Las calles están llenas de maridos abandonados Marlowe, el escéptico detective de Chandler, toma nota: Era exquisita, tenebrosa, implacable. Nada podía atraparla, ni siquiera la justicia La historia de Dolores González acaba mal. Aún peor que la de Pamela Knighton. Así terminan los sueños pontificará un camillero al cerrarle los ojos. Fundido en negro. Y todos cínicamente descubrimos con estupor que la belleza, en cine, es mercancía.

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