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ABC MADRID 09-11-2017 página 13
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ABC MADRID 09-11-2017 página 13

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC JUEVES, 9 DE NOVIEMBRE DE 2017 abc. es opinion OPINIÓN 13 UNA RAYA EN EL AGUA EL CONTRAPUNTO ISABEL SAN SEBASTIÁN HUÉRFANOS Si España todavía resiste es gracias al liderazgo del Rey y a un pueblo empeñado en repeler la embestida E SPAÑA se enfrenta a la peor crisis política de su historia reciente, una amenaza explícita a su propia existencia, cuando al frente de los partidos llamados a vertebrarla aparecen unos líderes acreedores a los suspensos más sonoros que jamás ha recogido el CIS. Es de suponer que no se trata de una coincidencia. El último estudio del Centro de Investigaciones Sociológicas, conocido esta semana, resulta sonrojante para nuestros próceres. Más para unos que para otros, desde luego, aunque ninguno pueda sacar pecho. El mejor valorado, Albert Rivera, obtiene un 3,7 del conjunto de los encuestados y un 6,7 cuando los preguntados son quienes le votaron en las últimas elecciones. El farolillo rojo, Pablo Iglesias, se lleva un 2,6 y un 5,7 respectivamente, porque acapara más rechazo que cualquier otro, incluso en sus propias filas. Entre ambos se sitúan Pedro Sánchez, con un 3,6 y un 6 pelado, y Mariano Rajoy, con un 3 y un 6,5. Ninguno alcanza el notable ni siquiera entre sus electores. Y cuando el parámetro medido es la confianza, las cabezas de PP y PSOE, primeros en la carrera por la Moncloa, reciben un varapalo mayúsculo. Ochenta y tres de cada cien españoles confían poco o nada en Sánchez. Setenta y ocho piensan lo mismo de Rajoy. Resumiendo; la ciudadanía se siente profundamente huérfana. Ayuna de referentes, de dirigentes dignos de consideración y, por lo tanto, de esperanza. Contrasta esta escasez de mérito y capacidad política con la cantidad y calidad del talento que destaca en otras áreas como el deporte, la empresa, la medicina, el arte o cualquiera de las profesiones liberales. España exporta todo tipo de material humano de primera, pero no tiene quien la gobierne. A semejanza de Diógenes, los españoles andan a la búsqueda de un hombre (o una mujer) honesto (a) preparado (a) y dispuesto (a) a servir lealmente a sus conciudadanos. La oferta disponible no les gusta, por lo que llevan tiempo conformándose con el mal menor, acudiendo a las urnas con una pinza en la nariz, debatiéndose entre la tentación de pasar y la necesidad de implicarse en la gobernabilidad del país, por grande que sea el desencanto. Las consecuencias de esa enfermedad social se agravan de día en día. La nación se tambalea, es discutida, confrontada, desafiada, tergiversada, retorcida e injuriada porque los llamados a representarla no dan la talla. En el último peldaño de la infamia se sitúa desde luego Podemos, deseoso de sacar tajada de esta situación límite a costa de aliarse con los sediciosos enemigos de la Constitución, de la unidad nacional y de la democracia. Al otro lado del espectro y de la valoración demoscópica aparecen los de Rivera, formación nacida precisamente con el fin de defender esos valores en Cataluña, donde sufren un ataque frontal sin precedentes. Ciudadanos carece, no obstante, del arraigo territorial suficiente para resultar decisiva y soporta, además, la embestida conjunta de populares y socialistas, reacios a dejarse quitar la más mínima porción del pastel que se han repartido hasta ahora. La política, antaño noble actividad encaminada a gestionar la cosa pública, lleva lustros convertida en lucha descarnada por el poder, no solo entre formaciones rivales, sino dentro de una misma estructura, lo que ha relegado el interés común, sintetizado en la palabra España, a la última de las prioridades. El CIS ha puesto al descubierto la verdadera razón por la que la nación se agrieta. Si todavía resiste, si las costuras aguantan, es gracias a un pueblo empeñado en repeler la embestida y a un líder nato llamado Felipe VI, felizmente nuestro Rey. IGNACIO CAMACHO ANTICUERPOS A Cs le beneficia su ADN catalán, un equipamiento genético dotado de anticuerpos naturales contra el nacionalismo UANDO el Rey pronunció su trascendental discurso del 3 de octubre parecía que se lo hubiesen escrito en la oficina de Ciudadanos. Con el Gobierno bloqueado por su fracaso en el referéndum de los palos y Cataluña en medio de un claro proceso revolucionario, el país encontró en Felipe VI su principal referencia de liderazgo. El discurso marcó una línea de firmeza sin una sola fisura que apelase al fantasmal diálogo y le dejó a Rajoy el marco perfecto para encuadrar la respuesta del Estado. Pero el presidente, que necesitaba al PSOE para invocar el artículo 155, aún se demoró tres semanas en aplicarlo. En ese tiempo, la oleada trimestral del CIS llevó a cabo su trabajo de campo. El resultado revela una importante prima de apoyo a Albert Rivera, al que los españoles, en un momento de zozobra general, identificaron como el dirigente mejor orientado. Falta en la encuesta el impacto de la reacción marianista, que muy probablemente mejorará el respaldo del jefe del Gobierno, acostumbrado a enfrentarse a los problemas y vencerlos- -a ritmo lento. Pero la interpretación lineal del estudio de opinión revela a Cs como el único partido que ha logrado crecer en medio del desconcierto. El trasvase de votos del PP y, ojo, de Podemos hacia la formación naranja es en cada caso de un diez por ciento; el incremento se produce también en menor medida a costa del PSOE, al que los contumaces errores de Pablo Iglesias, desplomado en credibilidad, evitan un mayor descenso. Sin el desgaste de la responsabilidad de decidir, Ciudadanos se convierte ante la crisis catalana en la balsa donde confluye el voto de la esperanza... y del descontento. De las cuatro fuerzas nacionales, es la única que tiene ADN catalán; nació como movimiento de rebeldía civil contra la hegemonía del nacionalismo. Ese equipamiento genético le ha dotado de anticuerpos que no posee el resto de los partidos, acomplejados en mayor o menor medida por la pujanza soberanista y vulnerables de algún modo a sus trampas y a sus mitos. Rivera y los suyos saben las debilidades del independentismo porque lo conocen desde chicos, y han logrado proyectar esa experiencia sobre un electorado refractario a humillarse ante el supremacismo iluminado y a encogerse ante el desafío. Eso sí, les beneficia no tener que tomar decisiones que siempre dejan un poso de decepción y sitúan al gobernante bajo un antipático e implacable debate colectivo. En cualquier caso, la entrega trimestral del CIS certifica que Cataluña es ya, para lo que queda de legislatura, la medida del éxito o del fracaso. La agenda política no tiene en este mandato otro contenido ni otro calendario. El problema catalán lo determina todo; después de lo que ha sucedido la gente ya no va a admitir componendas ni sucedáneos. Pero es en el conjunto de España donde está la clave y el caso de Podemos demuestra que el que no lo advierta saldrá descalabrado. C JM NIETO Fe de ratas

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