Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
ABC MADRID 29-10-2017 página 17
ABC MADRID 29-10-2017 página 17
Ir a detalle de periódico

ABC MADRID 29-10-2017 página 17

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página17
Más información

Descripción

ABC DOMINGO, 29 DE OCTUBRE DE 2017 abc. es opinion OPINIÓN 17 VIDAS EJEMPLARES ALGO TRAE EL POTOMAC ÁLVARO VARGAS LLOSA LA NUEVA ARGENTINA La gran cuestión es si, antes de las presidenciales de 2019, hará las reformas pendientes L A rotunda victoria de Mauricio Macri en las elecciones legislativas que acaban de realizarse en la Argentina, el lugar con mayor densidad de populistas por metro cuadrado de Sudamérica, demuestra que le ha llegado una oportunidad liberal a ese país, que la comunidad internacional y sus amigos temíamos que estuviese desahuciado. Ahora Macri tendrá que empeñar su considerable capital político en aprovecharla. Es difícil exagerar su hazaña electoral. Ha derrotado al kirchnerismo en las cinco grandes circunscripciones del país, incluida la provincia de Buenos Aires, que representa casi el 40 por ciento del voto y donde hay, sobre todo en el llamado conurbano aledaño a la capital, una pobreza que confirma la herencia cruel de muchas décadas de desvarío político. El oficialismo ha triunfado también en varias provincias peronistas, como Entre Ríos y Salta, y en lugares, como Santa Fe, donde el socialismo era parte del paisaje natural de las cosas. Su éxito en un total de trece provincias, incluida Santa Cruz, la de los Kirchner, deja al peronismo sin líderes capaces de reconstruir ese movimiento en el futuro inmediato, pues los únicos que se perfilaban como sucesores de los Kirchner a la cabeza del Partido Justicialista (el nombre oficial) eran algunos gobernadores a los que los electores han destronado. Además, el serio revés sufrido por Cristina Kirchner garantiza que los peronistas moderados (lo sé, parece un oxímoron, pero los hay) colaborarán desde el Congreso con el programa de reformas de Macri. La expreMauricio Macri sidenta, a pesar de la inmunidad que le conferirá temporalmente su escaño en el Senado, tendrá que dedicar sus considerables energías a defenderse en varios procesos en marcha por corrupción y a observar desde la impotencia el desfile de sus colaboradores por los juzgados y cárcel. Acaba de ser detenido en Buenos Aires Julio de Vido, ministro de Planificación durante los tres Gobiernos de la pareja Kirchner y una cara emblemática de aquella podredumbre moral. También está preso desde hace rato el hombre de paja que el kirchnerismo utilizó para muchos trapicheos y las investigaciones ya tienen cercado a un exvicepresidente. A este paso, pronto podría convocarse una sesión nostálgica del gabinete ministerial de Cristina en el penal de Ezeiza. Macri tiene, pues, al adversario, que es el populismo, políticamente groggy. La gran cuestión es si, antes de las presidenciales de 2019, hará las reformas impopulares pendientes. Ha hecho algunas, eliminando controles cambiarios y reduciendo las subvenciones y las cargas tributarias que gravaban el comercio exterior, pero están pendientes las más chúcaras: atacar el abracadabrante gasto público del Estado, bajar los impuestos, cambiar la legislación laboral, eliminar trabas a la producción y despolitizar las instituciones del Estado. He tenido en los últimos años ocasión de oír al presidente, al jefe del Gabinete de Ministros, Marcos Peña, y a otros colaboradores hablar con lucidez, en público y privado, de los cambios que Argentina necesita para volver a ser, como lo fue a finales del siglo XIX y comienzos del XX, uno de los países de vanguardia en el mundo. Su argumento para diferir varias de las reformas ofrecidas era que, con un mandato insuficiente como el que había obtenido en 2015, el gradualismo constituía la única manera de no convertirse en uno más de los Presidentes no peronistas que no pudieron culminar su Gobierno en los últimos noventa años. Macri tiene ahora el mandato que faltaba y el equipo para llevarlas a cabo. Si las hace, en 2019 los votantes avalarán en las urnas la continuidad de las políticas liberales. Los argentinos han dado un golpe en la mesa y nos anuncian: estamos de regreso. Bienvenidos. LUIS VENTOSO LA OTRA ESPAÑA Artistas infalibles, hijos de la ruta del sacrificio C etcétera, puedo aceptarla, aunque en ellos era una cualidad desconocida por mí. Hablar de pueblo en esa acepción de raza que dice el autor o mejor dicho, de lo que se desprende de lo que dice en esta época de la aldea global no sólo me parece un ejercicio de inutilidad romántica, sino auspiciador de un nacionalismo nada pacifico Por alusiones Al margen de Cataluña, llama la atención la carta enviada por MARÍA DEL PILAR S. sobre una información en la que ABC comparaba esta semana los índices de empleo de las provincias españolas. No es que haya tasa de paro real, sino que en Andalucía, o por lo menos en mi provincia, incluso mi localidad, Jerez de la Frontera escribe hay empresarios con muy mala conciencia laboral. Te proponen trabajos con altas de dos horas y trabajando doce, y, oye, si pasa o llaman de Inspección, has venido por un momento a recoger algo, o vete al verlos entrar... No hablamos de paro real. Hablamos de paro en B, o bajo cuerda. Te sientes estresado trabajando así, y si denuncias, malo. Ya nadie te llama. O te dan de baja por fin de contrato. Los contratos por obra y servicio abundan e inundan. Gente trabajando y cobrando en B. O sin cobrar el paro, pero cotizando dos horas, porque los empresarios se aprovechan de la situación de la provincia. Y nadie hace nada, mientras todos repiten, una y otra vez, que aquí, en una provincia en la que hay sol trescientos días al año, y con mil bares, hay paro. Habrá que ver cuál es el paro real, y multar a quienes coaccionan. Hay que pagar por el trabajo y cotizar correctamente. Si yo sé todo eso, las delegaciones e inspecciones deben de saberlo, ¿o no? Pueden dirigir sus cartas y preguntas al Director por correo: C Juan Ignacio Luca de Tena 7. 28027 Madrid, por fax: 91 320 33 56 o por correo electrónico: cartas abc. es. ABC se reserva el derecho de extractar o reducir los textos de las cartas cuyas dimensiones sobrepasen el espacio destinado a ellas. ON la venia, hoy me tomo vacaciones de Puigdemont. En parte por no avinagrarme (el golpista cesado sigue grabando vídeos en edificios de la Generalitat, que distribuye TV 3, y probablemente continuará con berlina y escolta; mientras nuestra fiscalía se toma el vermú durante el fin de semana, permite que el delincuente campe a sus anchas y espera al lunes para actuar) Los Cavia son los premios más importantes del periodismo español, como reconocen hasta los competidores de ABC. En la cena en la que se entregan impera siempre una atmósfera elegante, pero en realidad de relajada cordialidad y sencillez, lejos de las chocarrerías de nuevo rico de otras escuelas. Este año ganó el cineasta José Luis Garci, que se metió al público en el bolsillo con su discurso, mágico y sin papeles. Garci es un personaje del siglo XX, cuya encantadora oratoria huele a Floid, a cine en blanco y negro, novelas amarilleadas, swing, héroes deportivos olvidados y el poso de los periódicos de papel. Probablemente su mundo ya no existe y ahí radica su atractivo: el del testigo final. Todo punteado además por un feliz sentido del humor, atributo de la inteligencia que escasea en esta España iracunda y regañona. A mitad de su discurso, Garci parecía Sherezade: el respetable, hipnotizado, se habría quedado hasta el alba escuchándolo. En una de las mesas se sentaba un hombre de 45 años, de complexión menuda, pelo negro repeinado hacia atrás y ataviado con un esmoquin de terciopelo de querencia dandy. Era Enrique Ponce. El maestro valenciano, un líder de su oficio, que ha salido cuatro veces por la Puerta Grande de Las Ventas, escuchaba educado y atento a otros comensales. Pero cuando se le inquirió sobre cuestiones de su magisterio, Enrique hizo un regalo a sus compañeros de mesa, porque no solo charló sobre toros, sino que impartió una inolvidable lección de vida. Contó cómo a los cinco años comenzó a aprender a torear de la mano de su abuelo, que soñó con llegar a matador, pero vio su carrera truncada por el trauma bélico del 36. Enrique sacó su móvil y mostró una fotografía de sí mismo de chavalín: inocencia en los ojos, mofletes sonrosados, pero ya vestido de luces y enfrentado a bichos de 500 kilos. El más seguro y clásico de los toreos actuales, el artista de la técnica perfecta, del conocimiento absoluto del toro, nos recordó que se debe torear despacio, con gusto y clase. Del eco de sus palabras dedujimos que alguna figura de gran márketing, que va de Yukio Mishima frente a las reses, que cultiva un tremendismo suicida y apenas torea, para nada representa la esencia de su arte. Luego llegó lo memorable. Con evidente emoción, Enrique explicó que el toreo es una extraordinaria forja de buenas personas. Desde la infancia has de respetar la jerarquía de la edad y el saber, aprender a obedecer a tus maestros. Además exige sacrificio y constancia, y también un formidable valor. Eso dijo Enrique Ponce. Luego se calló con una sonrisa tranquila. Disto de ser un forofo de los toros, pero no me costó comprender que acababa de conocer a un hombre extraordinario. Un artista infalible y un ser humano templado. Un hijo de la ruta del esfuerzo.

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.