Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
ABC MADRID 28-10-2017 página 13
ABC MADRID 28-10-2017 página 13
Ir a detalle de periódico

ABC MADRID 28-10-2017 página 13

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página13
Más información

Descripción

ABC SÁBADO, 28 DE OCTUBRE DE 2017 abc. es opinion OPINIÓN 13 UNA RAYA EN EL AGUA EL ÁNGULO OSCURO JUAN MANUEL DE PRADA PARA ACLARAR EL AGUA TURBIA El patriota español, para desmontar la obra del odio azuzada por los demagogos, debe responder al odio con amor AN pasado casi cincuenta años desde que Pemán comparase en uno de sus siempre luminosos artículos la lengua catalana con un vaso de agua clara. Ando en estos días releyendo las obras de diversas autoras catalanas que descubrí en mis mocedades, para incorporarlas al catastro de malditos que publico en ABC Cultural. Mientras releo a estas escritoras olvidadas ¡también por el independentismo! saboreo con delectación el vaso de agua clara de la lengua catalana, que siento como propia, llenándome cordialmente de su prosodia y de su música, llena de reminiscencias provenzales. ¡Es tan evidente que el catalán es también mi lengua! Pero ya nos advertía Pemán en aquel mismo artículo que hasta las evidencias cobran fisonomía contorsionada de problema cuando son manejadas por los políticos, ¡que ésos sí son un problema! Y así, después de ser manejada por políticos que la han contorsionado hasta dejarla irreconocible, Cataluña se ha convertido en un problema irresoluble. Sobre su realidad biológica se fue sedimentando una quimera ideológica que ha terminado por convertirla en un vivero de odios. Prat de la Riba, en un pasaje espeluznante de La nacionalitat catalana, nos refiere cómo los pioneros de esta quimera, al descubrir que el ser de Cataluña estaba adherido al ser español como los pólipos al coral de- H cidieron forzar su separación: Y esta obra reconoce Prat de la Riba no la hizo el amor, sino el odio Desde entonces esa obra del odio ha seguido inoculando su veneno, hasta llegar a la situación presente. Sólo que, como nos advierte Pemán, por una ley de dinámica social el tirón hacia dentro es correlativo e inseparable del empujón hacia fuera A la labor del odio promovida por el independentismo se sumó el odio reactivo de muchos españoles que se sintieron agredidos; y así se fue llenando un vaso de agua turbia que ahora finalmente se derrama, mojándonos con su inmundicia. Naturalmente, esta obra del odio no habría triunfado si no hubiese prendido en los corazones de una generación envenenada de resentimiento, desdeñosa de los estímulos espirituales, enfangada en los materialismos más embrutecedores, que se revolvió sedienta de venganza contra una España caricaturesca, epítome del latrocinio y la corrupción (aunque, desde luego, en España haya habido muchos ladrones y corrompidos que, en conjunción con sus homólogos catalanes, se repartieron durante décadas coimas y tajadas políticas, mientras la carcoma del odio seguía haciendo su labor) Por eso en estos momentos amargos el patriota español, para desmontar la obra del odio azuzada por los demagogos, debe responder al odio con amor. Un amor como el que nos describe San Pablo, sufrido y sin presunción; un amor que no se irrite ni lleve las cuentas del mal; un amor que se entristezca con la injusticia y goce con la verdad; un amor, sobre todo, extremadamente paciente, pues tendrá que medirse con una generación envenenada de resentimiento. Sólo esta paciente metodología del amor posee la virtud unitiva capaz de aclarar el agua turbia, hasta conseguir que una clara Cataluña vuelva a abrazarse con los demás pueblos de España. Esta metodología del amor no consiste en sobornar ni en halagar, como se ha hecho hasta ahora, sino en fundirse en amor y dolor con Cataluña, cada uno en la modesta medida de sus posibilidades. Será una tarea de décadas, mucho menos aparente que la aplicación del artículo 155 que algunos nos venden como la panacea; una tarea sacrificada y de escaso lucimiento que sólo los auténticos patriotas tendrán valor de acometer, a sabiendas de que nadie se lo agradecerá. IGNACIO CAMACHO CACHETE España esperaba anoche oír el despertador del Estado señalando con más energía la hora del final del delirio O era esto, no era esto. La proclamación de la independencia es un desafío chulesco, una humillación política y moral del Estado. El resultado de un deplorable vacío de poder, de una galbana institucional inexplicable, de un largo abandono abúlico y resignado, de un desarme democrático. Y todo eso no se puede solucionar con un envite manso. Al Gobierno no sólo se le han aflojado las piernas; le han temblado las manos. La convocatoria de elecciones, en estas circunstancias, equivale casi a un premio para los autores de un golpe que ha situado a España al borde del ridículo y del fracaso. El aquelarre parlamentario del soberanismo fue un sainete, una payasada sin épica ni brillo; como hecho fundacional de su presunta república representa un mamarracho sin grandeza ni heroísmo. Una payasada cicatera, mezquina, sin intrepidez, sin entusiasmo, sin convicción y hasta sin el mínimo lirismo. Como mito, una birria; como alumbramiento de una nueva nación, un timo. Pero hasta cualquier timador en grado de tentativa suele ir a la cárcel por cometer un delito. Y nadie en la España constitucional, en la España que ha colgado en sus balcones la enseña de su recuperado patriotismo, puede entender que los golpistas que han declarado la secesión duerman este fin de semana en sus casas en vez de en presidio. Tampoco lo va comprender la Cataluña desdeñada, la Cataluña disidente sometida a la presión hegemónica del soberanismo. La Cataluña a cuyos ciudadanos quieren despojar de su identidad española para condenarlos en su propia tierra a una especie de exilio. Toda esa gente esperaba anoche oír el despertador del Estado señalando la hora del final del delirio. Necesitaba, como dice esa broma que circula por whatsapp, que cuando esta madrugada se atrasen los relojes, el de Cataluña marque la una y cincuenta y cinco. Y reclama aún que este país muestre de una vez por todas un cierto respeto a sí mismo. Frente a esa exigencia de energía democrática, el Gobierno ha optado por una respuesta de mínimos. Ha sufrido un ataque de vértigo, de pánico al vacío. Le ha faltado fe en sus fuerzas para salir al rescate de su propia autoridad en entredicho. Las elecciones autonómicas las rechazó Puigdemont el jueves para entregarse a la culminación de su designio; pensar que ahora son la solución es una muestra de apocamiento que esconde la ausencia de confianza en el ejercicio del poder más allá de los entresijos jurídicos. Después de una declaración de independencia con recochineo arrogante, la restauración de la dignidad nacional requería un ejercicio proporcional de jerarquía política, un acto de mando imperativo. Rajoy se ha quedado a medias; no se ha atrevido. En comparación con el agravio sufrido, la destitución del gabinete golpista es el cachete con que se reprende a un niño. Marianismo puro: soluciones conformistas para evitar meterse en un lío. N JM NIETO Fe de ratas

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.