ABC MADRID 22-10-2017 página 39

ABC DOMINGO, 22 DE OCTUBRE DE 2017 abc. es internacional INTERNACIONAL 39 CUEVA AL PALACIO Congreso del Partido en el fastuoso Palacio del Pueblo AFP La limusina espera Dos azafatas esperan junto a una limusina a los delegados que participan en el XIX Congreso del Partido Comunista de China AFP Imagen general de una sesión celebrada esta semana, en Pekín, del XIX Congreso del Partido Comunista chino 89 millones PABLO M. DÍEZ 1.400 millones De afiliados al Partido Comunista De habitantes. China es el país más poblado puertas, unos moteros con chupas de cuero a lomos de sus Harley- Davidson, una de las estampas más americanas que puedan imaginarse, demuestran lo mucho que ha cambiado China y su capacidad para fusionar comunismo y capitalismo. En el interior del museo, el sacrificio patriótico de los guerrilleros le recuerda al profesor Li a la generación de su padre, quien se unió a la revolución en 1947 y conoció a Mao. A pesar de ello, yo fui enviado a trabajar al campo, a la provincia de Gansú, durante la Revolución Cultural (1966- 76) cuenta mirando de un lado para otro por si alguien le escucha. Una prueba espontánea de que, por mucho que China se 2.287 delegados 11,8 billones Renuevan la cúpula del partido De dólares es el Producto Interior Bruto haya abierto en lo económico y social, todavía hay miedo a hablar de política. Más locuaz se muestra el alcalde de Yan an, Xue Zhanhai, quien destaca que esta ciudad de 2,3 millones de habitantes es un lugar de educación patriótica y revolucionaria Entre funciona- rios del Gobierno, cuadros del Partido y estudiantes, 330.000 personas visitaron en 2016 los lugares revolucionarios de Yan an, donde se celebran cursos y seminarios de adoctrinamiento. A ellos hay que sumar las 40 millones de visitas que recibió la zona, que generaron 22.800 millones de yuanes (2.922 millones de euros) Este turismo rojo ya aporta el 4 de la economía local, que se va diversificando pero sigue dependiendo de sus yacimientos de carbón, petróleo y gas natural, así como de su industria frutera y agrícola. Cumpliendo las directrices del camarada Xi Jinping, el objetivo es mejorar la vida de los campesinos entona el alcalde el discurso oficial con la ya habitual referencia al presidente del país. Exacerbado con Xi, este culto a la personalidad es seguramente lo único que no ha variado con respecto a la época de Mao. Bajo una estatua del Gran Timonel la situación la resume perfectamente Yang Lei, un campesino de 58 años que ha venido con 40 vecinos de su pueblo para visitar la cuna de la revolución. Ahora vivimos mejor porque hay más desarrollo económico, ya que tenemos otra forma de comunismo sentencia refiriéndose a lo que solo puede llamarse de una manera: capitalismo. mercado. Y aquel oscuro funcionario que sucedió al también poco notable Hu Jintao se empeñó en hacer de la economía china, centrada hasta entonces en la exportación de productos de baja calidad, una economía que elaborase manufacturas de alta valor añadido. Y al mismo tiempo revitalizó el nacionalismo empeñado en la recreación de una Gran China que volviese a ser el centro del universo. Gracias a ambas cosas ha logrado revivir un partido debilitado que es ahora la fuente de toda autoridad en China. A diferencia de la política de Deng Xiaoping, quien prefería ocultar al mundo las potencialidades de China, Xi quiere exhibirlas sin pudor. Baste un ejemplo contundente. China ha creado el Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras desde el que ha puesto en marcha un plan llamado Un cinturón, una carretera en el que se ejecutarán 900 proyectos de infraestructura con un coste de 1,4 billones de dólares. Esa cifra equivale a unos doce Plan Marshall, aquel gran proyecto norteamericano para reconstruir Europa tras la Segunda Guerra Mundial. A ver quién es capaz de competir con eso. Porque la realidad es que nuestra economía de mercado no puede rivalizar con la china por la simple razón de que los derechos de los trabajadores son mejor protegidos por el capitalismo que por el comunismo. Y como esos trabajadores son inhumanamente explotados, China puede competir en los mercados internacionales con unos precios que nadie consigue igualar en una economía social de mercado. Lo que yo nunca he podido entender es por qué la exitosa economía capitalista de la dictadura de Augusto Pinochet era constantemente de- nunciada por las violaciones de los derechos humanos de una población de (en aquella época) unos catorce millones de chilenos. Y en cambio hoy nadie denuncia la brutal violación de esos mismos derechos que sufren 1,400 millones de chinos (cien millones más o cien millones menos, vaya usted a saber) Y no se denuncia porque el capitalismo más salvaje, el más inhumano, se ha impuesto de la mano del comunismo. Y el tamaño de esa tiranía política le permite dirigir hoy el mundo por medio de sus inversiones planetarias.