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ABC MADRID 09-10-2017 página 51
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Descripción

ABC LUNES, 9 DE OCTUBRE DE 2017 abc. es cultura CULTURA 51 En 1580 el pintor Andrea Vicentino realizó este gran óleo sobre la batalla de Lepanto para el Palacio Ducal de Venecia importante en la que España ha participado, con gran peso, y en la que se frenó un maremoto turco que amenazaba con invadir incluso Italia. Aquí la batalla no es tan estudiada, pero sabemos que fue un pasaje clave para salvar Europa y sus valores. Los griegos solo ofrecieron el escenario para que los españoles vencieran asegura Giorgos Kaminis, alcalde de Atenas y figura fulgurante en la política griega. Él, como otros políticos y personalidades helenas, no quisieron perderse la celebración del sábado. El entusiasmo griego contrasta con el escaso interés español por rememorar Lepanto. Solo Alcalá de Henares, cuna de Cervantes, y el pueblo tinerfeño Valle de Guerra (La Laguna) organizan actividades reseñables estos días. Los españoles conocen la historia de la batalla de Lepanto mejor que los griegos, que lo ven simplemente como otra reivindicación de su orgulloso papel de baluarte de la cultura occidental ante las presiones orientales. Pero también sospecho que muchos españoles no saben que Lepanto está en Grecia afirma Enrique Viguera, embajador español en Grecia. II pagó la mitad de los gastos de la campaña, puso 90 galeras y 20.000 de los hombres de infantería, entre españoles e italianos de Sicilia, Milán y Nápoles. Álvaro de Bazán, Juan de Austria, Lope de Figueroa y otros héroes olvidados tuvieDesinterés Héroes olvidados ron un ejercicio crucial en El entusiasmo Aparte de los escudos de la contienda. griego contrasta la Monarquía Hispánica Se pone el sol en Lecon el escaso que adornan las calles, la panto. Un desfile carnainterés español representación española valesco, a golpe de tamestos días en las actividabor, advierten la batalla por rememorar des se reduce a la asistencuando no se han cumLepanto cia del embajador espaplido las ocho y media de ñol y a la estatua de Cerla noche. La representavantes, combatiente en la batalla, que ción tiene lugar en el puerto. Una voz el año pasado instaló en el puerto el femenina narra los hechos, que se visayuntamiento de la localidad y sufra- ten de luces de colores, proyecciones garon distintas instituciones españo- y música bélica para darle la máxima las. Más por decoro que por un sentido amenidad. Un grupo de actores de la práctico, los altavoces que anuncian la localidad, en su mayoría jóvenes, enrepresentación del sábado lo hacen tam- carnan versiones circenses de Don Juan, bién en castellano. No en vano, Felipe Alí Pasha o Marco Colonna. Por supues- ABC to, no falta el tono sombrío y la voz malvada cuando toman la palabra los otomanos. La delegación turca también brilla por su ausencia en la ciudad, como queriendo respetar todavía el bando con el que el sultán amenazó, bajo pena de empalamiento, al que hablara de la derrota musulmana en 1571. El público griego vive con emoción muda el espectáculo, en cuyo momento apoteósico se encuentran en medio del puerto dos embarcaciones blancas decoradas a modo de galeras: La Sultana Turca contra La Real Cristiana. Es imposible trasladar la magnitud del auténtico combate. En octubre de 1571, casi medio millar de galeras quedaron entrelazadas en un baño de sangre espantoso. Las 30.000 bajas turcas dan fe del nivel de violencia alcanzado, en una lucha más propia de un campo de batalla terrestre que de uno naval. Los griegos asistieron como testigos de excepción a la lucha. Igual que ahora. abordaje en superioridad. Y, curiosamente, tras la batalla no le dieron ninguna recompensa por jugarse el pescuezo. Felipe II, tolerante con los ineptos y exigente con los que cumplían, terminó de exprimir a su mejor hombre de mar en su intento de invadir Inglaterra en 1588. Durante los preparativos, el monarca traspasó la línea del recelo a la ingratitud cuando le presionó de forma agresiva para que terminara los barcos, mientras el granadino permanecía en cama gravemente enfermo. Antes de que muriera en Lisboa, agotado física y mentalmente, el Rey ya tenía decidido su sucesor, el duque de Medina Sidonia, que dirigió con estrépito a la mal llamada Armada Invencible hacia el desastre. La historiografía española ha sido igual de poco generosa con la figura de este marino andaluz de ascendencia navarra. Es sorprendente que, siendo uno de los personajes centrales de nuestra historia, que aparece citado hasta en el manual más básico, no tuviera una obra actualizada dedicada a él apunta este historiador, autor de 34 libros sobre Historia Naval, sobre la razón de ser de la biografía. No ha jugado en su favor ni la fobia que algunos siguen teniendo a las gestas imperiales, vinculadas de forma errónea a un tipo de ideología conservadora, ni el carácter humilde de Bazán. Lo que le pasa a mucha gente en este país es que presumen de lo que no tienen y cuando se topan con alguien que no alardea de sus cualidades, y encima es mejor que ellos, les resulta imperdonable concluye el autor. Los españoles no le conocen y los ex- Retrato de Álvaro de Bazán, atribuido a Juan Pantoja de la Cruz tranjeros directamente le ignoran. Tal vez por no haber estado protagonizada por ingleses o franceses, la batalla de Lepanto no es hoy tan conocida como otras infinitamente menos importantes para el devenir de Europa. Menospreciar Lepanto es un tema muy viejo. El primero en hacerlo fue el francés Voltaire. Es un capítulo más del menosprecio de la historiografía universal a los méritos españoles señala. De ahí la tendencia de muchos autores contemporáneos a rebajar las consecuencias de la batalla. Es verdad que la alianza con los venecianos duró muy poco y no se pudieron obtener más victorias, pero Lepanto supuso un frenazo y una pérdida de confianza para Turquía. Nunca más volverían a llevar la iniciativa recuerda.

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