ABC MADRID 06-10-2017 página 12
- EdiciónABC, MADRID
- Página12
- Fecha de publicación06/10/2017
- ID0006708886
Ver también:
12 OPINIÓN LLUVIA ÁCIDA PUEBLA VIERNES, 6 DE OCTUBRE DE 2017 abc. es opinion ABC DAVID GISTAU MEDIADORES La petición de un mediador sirve para crearle al editorialista del NYT una atmósfera donde sólo el Rey, y por añadidura España, generan tensión ESPUÉS de que el Rey no dejara margen para muñir componendas como cuando operaba el borboneo, Puigdemont salió con su peinado de Famobil a declararse enojadísimo por la escasa voluntad de arbitrio. Parece ser que el Rey decepcionó a una serie de catalanes independentistas instalados en la convicción infantil de que ni las peores gamberradas hacen que se extravíe el amor de la figura paterna, siempre dispuesta a trincharle un novillo al hijo pródigo (Parábola del Estado Asimétrico) Inmediatamente después, por el independentismo comenzó a propagarse la petición de un mediador incluso Manolo el del Bombo fue consultado a este respecto en una televisión nacional, no sé si para que él dirija las conversaciones en caso de que el Papa no pueda de igual forma que salieron a la calle personas que pedían diálogo y amor Parlem con unos carteles emparentados con los de Abrazos gratis Esto es una montaña rusa de emociones. Pasamos de las hogueras de neumáticos en las autopistas y los repugnantes escraches a policías, a guardias civiles y a sus hijos en el colegio a notarnos de pronto una carencia afectiva como para encomendar la solución del conflicto a Isabel Gemio cuando presentaba Lo que necesitas es amor Puigdemont y Junqueras, y mucho menos la horda de radicales que marcha con ellos, no nos van a decepcionar a estas alturas, cercano el desenlace, con un vértigo en el cual la petición de un mediador vendría a ser un sujetadme que me independizo No. Ni aunque comiencen a marcharse los bancos veo posible ese anti- clímax. Se trata de otra cosa. El independentismo, como antaño el guardiolismo, dicho sea de paso, aspira a vencer sin dejar de ser víctima. Pretende ser ganador y disfrutar al mismo tiempo de las prerrogativas narcisistas del perdedor romántico. Sólo así se entiende que Puigdemont y Junqueras se finjan unos ingenuos irradiadores de amor y unos demócratas represaliados mientras a su alrededor ya comenzaron a usarse el escrache y el repudio como elementos de ajuste social. A la narrativa independentista le conviene agarrar a un Rey sólido en la exposición de sus principios y de la legalidad que también a él le obliga para convertirlo en un antidisturbios coronado con el cual empiezan todas las incomprensiones y las hostilidades. Cuentan, además, con la colaboración de la extrema izquierda de Podemos para afianzar esta impresión y para sabotear una toma de conciencia nacional ante la cual la socialdemocracia sigue remisa, asustada por falsos folclores franquistas como si ella misma no fuera uno de los agentes fundacionales de lo que aquí se defiende. La petición del mediador es la guinda de todo esto. El término mediador remite a los conflictos bélicos, a la presencia de cadáveres como los que el independentismo parece añorar en su relato del 1- O. La petición de un mediador sirve para crearle al editorialista del NYT una atmósfera donde sólo el Rey, y por añadidura España, generan tensión e incertidumbre de porvenir. D MONTECASSINO HERMANN OFENSIVA CONTRA EL REY Y LA NACIÓN Las llamadas al diálogo con los golpistas buscan evitar la reacción nacional L A operación salida de Cataluña consumada por el Banco de Sabadell y CaixaBank, y a seguir al parecer por numerosas empresas, es ante todo la confirmación de que la muy previsible realidad de que el separatismo genera miseria. El dinero huye del caos, de la falta de ley y la barbarie vista en las calles catalanas. Pero también es la constatación palmaria por parte del mundo empresarial, económico y financiero de que asume ya como muy cercana la posibilidad de que el golpe de Estado separatista triunfe. De que el Gobierno español fracase en sus medidas reactivas y posibles planes de restauración de la legalidad. De que el presidente Mariano Rajoy sea definitivamente incapaz de recuperar el control sobre el territorio español que ha perdido. Dicho de otro modo, los poderes más realistas, los económicos, no confían ya en que el Gobierno logre sus propósitos y sí temen que los golpistas alcancen los suyos. Mientras, el Gobierno anuncia un decreto para facilitar la huida de empresas de Cataluña. Se toman decisiones como si creyera posible y probable que España estalle en pedazos. Eso es así, guste o no a Rajoy y su gobierno, que pierden a chorros su credibilidad. Nada es como dijeron. Han fracasado en todo lo que han hecho para frenar a un separatismo que bajo su gobierno ha sido cada vez más organizado, procaz, peligroso y canalla. El discurso del Rey Felipe VI expresó convicciones y anhelos de millones de españoles que se sienten humillados y maltratados. La mayoría respetuosa con las leyes constata siempre que quienes delinquen y violan las leyes gozan de impunidad. Los enemigos de la Constitución gozan de ventajas y los leales a España sufren discriminación y represalias. El agravio ha crecido a lo largo de décadas y hoy es hasta físicamente doloroso con las imágenes de los pogromos de las turbas separatistas contra policías y guardias civiles. España comienza a ser un clamor que exige, como su Rey Felipe VI, que se imponga la ley y la justicia tras años de pasividad de los gobernantes ante los preparativos públicos y obscenos del golpe de Estado. Nunca un Estado ha ayudado tanto a sus enemigos autoproclamados. Algún día se sabrá algo más de esos misterios que rodean a siniestros personajes en el eje de poderes de Madrid y Barcelona, agazapados en grandes empresas y grupos de comunicación, hiperactivos en el movimiento sedicioso mientras gozan de protección del Gobierno de Madrid. El hartazgo y la rabia de los españoles se desbordan por la agresión brutal, la hispanofobia lacerante, las mentiras grotescas, la humillación por el maltrato a las fuerzas del orden y la incomprensible pasividad del Gobierno. La reacción comienza a adquirir un carácter nacional y transversal que ha hecho saltar las alarmas en la izquierda española. Siempre celosa de mantener el desarme moral y el relativismo impuesto por su mensaje hegemónico. Se han lanzado, socialistas y comunistas de Podemos, con su artillería en todas las televisiones a una campaña por el diálogo que en realidad es una ofensiva contra el Rey, la única defensa clara que hoy tiene la Nación acosada. Quieren diálogo con los golpistas para evitar a toda costa el restablecimiento de la ley en Cataluña, que supondría la victoria de España como nación. No la tienen todas consigo. Mientras el dinero huye, la conciencia nacional vuelve. Y a los partidos, todos ellos fóbicos a la idea nacional, les asusta. Puede que la agresión separatista y la conspiración para dinamitar a España haya desencadenado la única reacción capaz de salvarla que es la movilización de la nación española, identificada en este momento de dramatismo histórico con su Jefe de Estado.