ABC MADRID 01-10-2017 página 8

8 ENFOQUE DOMINGO, 1 DE OCTUBRE DE 2017 abc. es ABC Agentes de paisano de la Guardia Civil, ayer en el interior del Centro de Seguridad de la Información de Cataluña (Cesicat) EFE Bloqueo informático a la Generalitat Las cuentas pendientes JESÚS LILLO El bloqueo judicial del Centro de Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información (CTTI) de la Generalitat, en cuyas instalaciones permanecerá como un cortafuegos y hasta mañana la Guardia Civil, aporta al tramo final de la revuelta catalana una deriva informática cuyos sistemas, binarios y fríos, contrastan con la emocionalidad ferviente e indocumentada con que la Generalitat ha llevado a cabo su procés, un calentón de ánimos bastante analógico. Los siglos XXI y XIX, baile de cifras, sardana de rencores, se cruzan en las salas del CTTI, aparato logístico para la computación de una estadística que el nacionalismo siempre consideró accesorio para su discurso irracional, impregnado de romanticismo y tocado por el desafuero. Antes de echarse al monte, las únicas cuentas que hicieron fue para pedir dinero. Reunido en La Moncloa, el Gobierno considera que el golpe asestado al CTTI y al Centro de Seguridad de la Información de Cataluña (Cesicat) también vigilado, da la puntilla al referéndum de hoy, pero lo cierto es que la Generalitat hace mucho que se desconectó de los entornos alfanuméricos para refugiarse en el recinto de unas emociones que se miden a ciegas y a tientas. No hay votos que contar, ni porcentajes que cuadrar. Les basta con una red social para repartir panfletos y mantener la temperatura ambiente. Con los colegios cerrados, sin papeletas y desprovisto de una red en la que volcar los resultados, el referéndum de hoy no está concebido para terminar en una mera operación de cálculo, sino en una interpretación visceral. No es necesario votar, sino hacer cola. Orden en el desorden y física del caos. Como cuando se cae Lexnet y se detiene la máquina de la Justicia, la desconexión del CTTI hubiera sido un accidente en un proceso electoral del siglo XXI. Para el nacionalismo del XIX, en cambio, las únicas cuentas son las pendientes. ESPAÑA