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ABC MADRID 29-09-2017 página 14
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  • EdiciónABC, MADRID
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14 OPINIÓN POSTALES VIERNES, 29 DE SEPTIEMBRE DE 2017 abc. es opinion ABC JOSÉ MARÍA CARRASCAL A los cuatro vientos Informe en el Congreso ¿INCENDIAR CATALUÑA? Están borrachos de nacionalismo, el mayor productor de guerras de los dos últimos siglos La violencia de género, cuestión de (casi) todos No fue posible trasladar a la sociedad la imagen del apoyo incondicional y unánime del Congreso a las víctimas de la violencia de género. Se abstuvo Podemos, que hizo piña con los proetarras de Bildu para abstenerse y desmarcarse de un acuerdo que ayer pudo haber representado el regreso al deseable consenso político que, por encima de intereses partidistas y desplantes tácticos, exigen las cuestiones que nos unen. Más de doscientas medidas, un presupuesto de mil millones de euros y la convocatoria de un pacto de Estado merecían algo más que una abstención crítica aunque solo fuera en homenaje a la última víctima de esta lacra. Ayer la mataron en Sestao. Edificio de Torrespaña S I Carles Puigdemont quería enojar a los españoles, incluidos los que admiraban a los catalanes, lo ha conseguido plenamente. Por todas partes oigo voces indignadas por la actitud de Cataluña no ya respecto a España, sino respecto a lo que se creía que era. Desde la forma abusiva con que se arrolló a la oposición en el Parlament al uso de niños y adolescentes como fuerza de choque en la batalla del referéndum. Eso sólo lo habían hecho los yihadistas de Daesh. Y no contentos con usar escuelas e institutos como centros de votación ilegal, quieren usar los hospitales, poniéndose detrás de los enfermos. ¿Hasta dónde va a llegar la cobardía y despropósito de unos nacionalistas que parecen haber perdido el sentido de la democracia? En la reunión de responsables de la seguridad del 1- O volvió a pedirse la suspensión del referéndum, y Puigdemont volvió a negarse. Como dispuesto al Armagedon bíblico, la última batalla entre el bien y el mal, que significaría echar las multitudes a la calle para votar donde sea, como sea. Y si no lo consiguen, como advierte Junqueras, continuarlo el lunes con una huelga general. O incendiar Cataluña con la declaración unilateral de independencia. Si se incendia también España, mejor, ahora que los objetivos secesionistas y antisistema coinciden. ¿Se han vuelto locos? Diría más bien que están borrachos de nacionalismo, el mayor productor de guerras de los dos últimos siglos, que creíamos enterrado. Y miren ustedes por dónde, resucita en la parte de España más moderna, desarrollada, europea. Paradojas de la historia. A dos días de la hora H se perfilan los frentes. El del nacionalismo catalán contra, no el Gobierno del PP, sino contra el Estado de Derecho, cuya defensa asume el Poder Judicial, frente a los secesionistas dispuestos a celebrar un referéndum ilegal. La actitud de los Mossos será determinante, pues, de obedecer a sus superiores, pueden encontrarse defendiendo a los que van a votar, mientras guardias civiles y policías nacionales intentan impedirlo, como les han ordenado los tribunales. Dando también lugar a choques entre fuerzas de orden más graves que los callejeros si la Generalitat recurre a la movilización general. Y no digamos si, desesperados, declaran unilateralmente la independencia. ¿Es eso lo que buscan, al no ampararles ninguna legalidad, a la rebelión abierta creyendo que se impondrán en la calle, con el apoyo del exterior? De ser así, y mucho lo apunta, se equivocan doblemente. Fuera, van a apoyarles sólo Maduro y algunos como él. Dentro, aprenderán que la democracia puede parecer débil con sus legalismos. Pero cuando pone en marcha su aparato defensivo, tritura al más pintado. Lo comprobarán muy pronto cuantos han venido riéndose de ella los últimos días y semanas. Pues es, a fin de cuentas, lo que está en juego en Cataluña y en España: si impera la ley o las turbas, el orden o la anarquía, el sentido común o la demencia. ABC Al oído Eco del separatismo IGLESIAS, POCA POLICÍA Al amargor por el fracaso del acto pro- independentista de Podemos en Zaragoza, Pablo Iglesias sumó el enfando por el escrache que sufrió por parte de un grupo de ciudadanos. Tanto le molestó que removió Roma con Santiago para protestar, hasta en el entorno de las altas magistraturas del Estado, por la poca presencia policial en el acto. Cuando él escrachaba gritaba mucha Policía ahora que el escrachado es él, se le hace poca. Una caja de resonancia sin proporcionalidad La naturaleza pública de RTVE obliga a sus equipos a extremar el celo necesario para mantener su neutralidad y apostar por una pluralidad que, sin embargo, ha derivado en una suerte de discriminación positiva que tiene su origen en los complejos políticos. La campaña de propaganda orquestada por los golpistas catalanes ha encontrado en TVE una inesperada caja de resonancia, que en sesión continua repica sus mensajes sin apenas réplica. Más vale pecar por exceso que por defecto y evitar caer en el pozo sectario de TV 3, pero sin olvidar que el pluralismo se basa en la proporcionalidad y que TVE es y debe ser la cadena de todos. CARTAS AL DIRECTOR Son solo una minoría ruidosa El proceso se ha radicalizado, ha adquirido tintes violentos y, lejos de ganar, está perdiendo apoyos. La gente ya comienza a estar harta del secesionismo y a dónde nos está conduciendo toda esta locura de unos políticos insensatos que se creen llamados a cumplir una misión divina, pisoteando la legalidad, la convivencia y la paz social. Que nadie extraiga conclusiones precipitadas de lo que se está viendo en la calle. Les puedo asegurar que no estamos ahí la mayoría de catala- Para semejante viaje no hacían falta alforjas Iba a suponer la cuadratura del círculo. Así lo vendieron. Las autonomías se convertirían en la solución a las reivindicaciones nacionalistas catalanas y vascas. Nada más lejos de la realidad. Vendieron la burra, y bien vendida. Y ya que estamos, no dos autonomías, sino diecisiete. Café para todos decían. Oí opinar que aquello convertía a España en un proyecto atractivo para los nacionalistas. Y tan atractivo. Poco a poco, los separatistas fueron extendiendo sus tentáculos: policía propia, educación, sanidad... Nunca era suficiente. La medida que el Gobierno central de turno tomaba para atajar el problema fue deplorable: comprar tiempo. Partida presupuestaria por aquí, reforma del Estatuto por allá... Como si se fueran a contentar. Cuarenta años después, se hace patente el fracaso y el camelo que supuso la España de las autonomías Para semejante viaje no hacían falta alforjas. JAVIER GUAJARDO- FAJARDO PUENTE SEVILLA

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