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ABC MADRID 28-09-2017 página 13
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ABC MADRID 28-09-2017 página 13

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC JUEVES, 28 DE SEPTIEMBRE DE 2017 abc. es opinion OPINIÓN 13 UNA RAYA EN EL AGUA EL CONTRAPUNTO ISABEL SAN SEBASTIÁN LA CALLE ES DE ELLOS ¿Cuándo perdimos el norte, presos del relativismo, la equidistancia y el apaciguamiento cobarde? G UARDO buena memoria de lo sucedido en los días posteriores al 23- F y no recuerdo a nadie proponiendo que se negociara con los asaltantes del Congreso, se limitaran las garantías democráticas, se ilegalizara de nuevo al PC, se embridara a las autonomías o se restableciera la pena de muerte para los terroristas. Esas exigencias golpistas eran compartidas por un porcentaje considerable de los españoles de entonces, pese a lo cual la sociedad cerró filas en torno a su democracia y los partidos políticos, sin excepción, unieron fuerzas en defensa del Estado de Derecho. Nadie pensó que Tejero tuviera parte de la razón o que fuese preciso ceder a parte de esas demandas en aras de evitar males mayores. ¿Qué ha cambiado en estas décadas para que el golpista Puigdemont reciba honores de estadista y la opinión biempensante, capitaneada por el líder del PSOE, se sitúe a medio camino entre el presidente del Gobierno y él? ¿Qué ha sucedido para que centenares de sacerdotes catalanes y vascos animen públicamente a secundar el golpe, mientras la Conferencia Episcopal pide dialogo generoso? ¿Cuándo perdimos el norte, presos del relativismo, la equidistancia y el apaciguamiento cobarde? Puigdemont, Forcadell y demás protagonistas de la asonada catalana no han entrado en el hemiciclo pistola en mano, pero desde el poder que detentan (el verbo está bien escogido) están asaltan- do la Constitución, la soberanía nacional y hasta las calles de Cataluña, amenazadas de algaradas violentas por su obstinación en perpetrar una consulta ilegal de consecuencias dramáticas. Están utilizando el dinero de todos los españoles, las instituciones sujetas a su tutela y los medios de comunicación públicos para destruir la convivencia entre ciudadanos y romper la nación a la cual deben sus cargos. ¿Cabe mayor felonía? Son golpistas de libro. Traidores a la democracia. Irresponsables dispuestos a sembrar el caos en su empeño de consumar un delirio sedicioso para el que ni siquiera cuentan con una mayoría cualificada de los catalanes a quienes dicen querer rescatar de la opresión española. ¿Y qué hacemos los demás? Huelga decir que el PNV secunda el desafío, sabiendo que, en caso de éxito, ellos son los siguientes. También ETA, con Otegi al frente. A Podemos todo lo que sea desorden e inestabilidad le beneficia, pues ése es el ambiente en el que medra. De ahí su respaldo entusiasta, unido al de sus televisiones amigas. A ellos les importa un pito el procés Lo que buscan es dividirnos para mejor imponer su proyecto totalitario. Y en lo que respecta al PSOE, lo han conseguido. Emulando a Chamberlain o Daladier ante Hitler, Pedro Sánchez se arruga y propone claudicar a fin de evitar el conflicto. Darles parte de lo que quieren. No dice exactamente qué ni quién dejaría de recibir lo que fuera de más para ellos ¿Andalucía? ¿Extremadura? pero rehúsa plantarles cara. Su prioridad es evitar la foto junto a Rajoy y Rivera, no vaya a ser que este último vaya a quitarle algún voto. El PP, a su vez, da una de cal y otra de arena. Insta a la Fiscalía a perseguir a los delincuentes, pero les dice, por boca del ministro de Economía, que si vuelven a portarse bien serán convenientemente premiados. Envía a millares de guardias civiles y policías a impedir el golpe, pero les ata las manos con órdenes operativas que en la práctica dificultan gravemente su actuación, amén de prohibirles participar en cualquier manifestación espontánea de respaldo a su labor. ¡Nada de banderas de España! Y por supuesto se abstiene de convocarnos a defender lo que pretenden robarnos. La calle es de ellos. La ganaron hace tiempo por incomparecencia del adversario. IGNACIO CAMACHO EL CAMPO EMBARRADO Al desestimar la suspensión preventiva de la autonomía, el Estado se puede ver abocado a emplear la coacción física SUMIDA la idea de que el domingo no va a haber un referéndum en Cataluña, los separatistas han volcado su esfuerzo en lograr que lo parezca. Quieren rodear los colegios electorales, sacar urnas de cartón a las calles, formar colas de gente que salgan retratadas en la prensa extranjera. Una movilización que les permita decir: si esto lo hemos hecho frente a una prohibición completa, imaginad lo que haríamos si nos dejan. Los votos ya son lo de menos para ellos: acostumbrados a glorificar derrotas van a sustituir el cómputo de papeletas por la épica de la resistencia. Mariano Rajoy, que afirmó con máxima solemnidad que no habrá consulta, estará en condiciones de honrar su promesa. Pero le servirá de poco si en vez de una votación se encuentra con una demostración que permita al independentismo presumir de su fuerza. Técnicamente no es posible hablar de referendo sin censo, sin junta electoral, sin garantías, sin interventores, acaso sin urnas siquiera. Sin embargo, será difícil admitir la derrota completa de los soberanistas si consiguen abrir un número significativo de locales y agolpar una multitud en sus puertas. Y no está claro que no puedan hacerlo jugando en su campo como juegan, con el público volcado a su favor y con el terreno embarrado por mil estratagemas. Al elegir la vía judicial y la del estrangulamiento logístico, el Gobierno ha decidido disputar el pulso entregando al adversario la iniciativa. Los rupturistas han planteado el envite como una guerra de guerrillas reforzada con los ingentes recursos materiales y políticos de la autonomía. A estas alturas, y tras renunciar a la suspensión preventiva de las instituciones y por tanto a cercenar la convocatoria desde el mismo poder convocante, ya no queda más que un modo de hacer que las instrucciones judiciales sean obedecidas. Se llama autoridad coercitiva, y tal como está la situación puede requerir la opción indeseable de la coacción física. Ésa ha sido la elección estratégica del marianismo y sólo el domingo podrá saberse su resultado. Existía otro camino, el del ejercicio de los poderes constitucionales, pero el presidente decidió rechazar por prudencia ese atajo. Si su método resulta eficaz saldrá del aprieto bajo palio, pero la eficacia depende de que no quede ninguna duda de la victoria del Estado. Y no cualquier victoria: se necesita un triunfo contundente, palmario, incontestable, axiomático. Un desenlace remotamente parecido a un empate no sólo dará alas al secesionismo; la propia oposición, hasta ahora relativamente leal, estará al quite para aprovecharlo. Cuando se trata de sofocar una insurrección, de imponer la obediencia a la ley, no caben soluciones que necesiten glosas, interpretaciones ni comentarios. Tiene que haber un vencedor patente e indubitado. El final de la cuenta atrás va a ser crítico; hay margen para cualquier cosa menos para el fracaso. A JM NIETO Fe de ratas

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