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ABC MADRID 27-09-2017 página 27
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  • EdiciónABC, MADRID
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ABC MIÉRCOLES, 27 DE SEPTIEMBRE DE 2017 abc. es espana El desafío soberanista La propaganda ESPAÑA 27 Las mentiras DE PUIGDEMONT (II) ABC continúa hoy, en la segunda entrega de una serie, desmontando las mentiras del independentismo l Yosíquieroserespaño Etiqueta por una España unida 4 SECESIONISMO EN CIFRAS 5 RESPALDO INTERNACIONAL 6 MANIPULACIÓN HISTÓRICA La mayoría de los catalanes anhela una Cataluña independiente Es un éxito que allá donde vamos entiendan que hay un problema en Cataluña Cataluña fue un Estado independiente en el pasado, y tiene derecho a serlo en el futuro La comunidad internacional da la espalda al Govern S. NIETO MADRID Manifestantes independentistas INÉS BAUCELLS Solo el 40 de catalanes apoya la independencia M. ARRIZABALAGA MADRID Comienza la cuenta atrás para el 1- O, fecha marcada en el calendario secesionista como el día de la desconexión con el Estado español. El discurso que la Generalitat ha tratado de inocular a la opinión pública se sustenta en que el sentir general del pueblo catalán apunta de forma ineludible a la independencia. El pasado 11- S, durante el festejo de la Diada, Puigdemont animaba a los catalanes a expresar nuestra voluntad como pueblo dando por hecho que la mayoría de catalanes apoya el desafío secesionista del Govern. Su línea discursiva ignora deliberadamente los datos que arrojan las últimas encuestas, que señalan un retroceso notorio del impulso independentista en territorio catalán. Los más recientes sondeos de GAD 3 para ABC reflejan que solo dos de cada 10 catalanes creen que Cataluña será independiente tras el 1- O. A ello se suma que el barómetro del Centro de Estudios de Opinión de la Generalitat reflejó el pasado julio que la mayoría de los catalanes no desea la independencia. A la pregunta sobre si quiere que Cataluña se convierta en un Estado independiente el 49,4 de los encuestados respondió que no frente al 41,1 que se mostró a favor. Desde noviembre de 2016, el rechazo a la independencia supera a los partidarios del sí en cada sondeo que realiza la propia Generalitat. La opción de permanecer en España abre así una brecha de ocho puntos con respecto al sí Además, para infortunio del Govern, el 56 no reconoce la legitimidad del 1- O. En busca de apoyo internacional. Así podría definirse la misión que el Gobierno catalán ha emprendido para equilibrar sus fuerzas con el Estado español en su camino hacia la independencia. En enero de 2016, el Govern descubrió sus cartas y se sacó de la manga un nuevo órgano autonómico: la Consejería de Exteriores, encabezada por Raül Romeva. El órgano de reciente creación se ha centrado en exponer el proceso independentista fuera de Cataluña, pero también en explicar qué puede ofrecer Cataluña a la comunidad internacional, en palabras del líder de la diplomacia catalana Sin embargo, más que respaldo internacional, el secesionismo ha constatado cómo la mayoría de países de la comunidad internacional le ha dado la espalda. De hecho, sus incursiones internacionales se cuentan por fracasos. El procés no suscita ninguna simpatía en organizaciones como la Unión Europea o las Naciones Unidas y despierta un abierto rechazo en la mayoría de Estados, que prefieren defender la unidad territorial de España. Pese a los intentos de equiparar el caso catalán con Escocia, el propio Gobierno británico se ha encargado de aclarar que son dos situaciones diferentes, pues las intenciones de la Generalitat chocan con la Constitución. Puigdemont tendrá que conformarse con el aliento de grandes figuras de la talla de Yoko Ono o líderes reputados como Nicolás Maduro. Ante el desafío, la sociedad internacional apuesta por la estabilidad. Un mural propagandístico ABC Los Países catalanes evocan una historia ficticia M. P. VILLATORO MADRID Carles Puigdemont, en Dinamarca EFE Ni reino catalán, ni país catalán. Estos términos, hoy manidos y generalizados por el independentismo, chocan drásticamente con la realidad y con la historia. Tan solo se ha materializado la proclamación ilegal del Estado catalán en tres ocasiones hasta la actualidad. Todas, a partir del siglo XIX y tras el nacimiento del fervor nacionalista. Sin embargo, en cada una de ellas el gobierno y la cordura actuaron para acabar de raíz con aquellos separatistas que en 1873, 1931 y 1934 intentaron llevar a cabo una ilegalidad manifiesta. Y es que, aunque duela a muchos, la historia no miente. Cataluña, en contra de lo que nos quieren hacer creer, ya formaba parte de la Hispania romana y de la visigoda. Y jamás tuvo consideración de Estado. De hecho, pasó a ser uno de los dominios del Reino de Aragón después de que el rey Ramiro II casara a su hija Petronela con Ramón Berenguer IV (conde de Barcelona) en 1151. Fue, en definitiva, una forma de adquirir, por vía matrimonial, aquellos territorios que tanto ansiaba. En base a esa unión nació la Corona de Aragón. No la Corona de Cataluña. Y, por ello, términos actuales como Países catalanes Confederación catalano- aragonesa o Corona catalano- aragonesa poco tienen de realidad. Más recientes son las sacudidas independentistas de la Primera y la Segunda República. Pese a las sucesivas proclamaciones de independencia unilaterales, el proyecto separatista quedó en nada, de forma que Cataluña nunca dejó de formar parte de España.

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