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ABC MADRID 21-09-2017 página 12
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  • EdiciónABC, MADRID
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12 OPINIÓN HORIZONTE PUEBLA JUEVES, 21 DE SEPTIEMBRE DE 2017 abc. es opinion ABC RAMÓN PÉREZ- MAURA EL ENORME PODER DE LA MENTIRA La defensa de la democracia del Barça debe de haber sido el ir por dos veces a hacer de lamerrabeles al Palacio de El Pardo con el generalísimo C UÁNTAS veces habremos recordado la cita del inmortal Jean François Revel: La primera de todas las fuerzas que dirigen el mundo es la mentira El conocimiento inútil (Planeta, 1989) Ayer se puso esto de manifiesto de muchas maneras. Pero por el poder e influencia que tiene el fútbol sobre amplios sectores de la sociedad, destaquemos el comunicado de la junta directiva del FC Barcelona. Arrancaba diciendo: Ante los hechos sucedidos estos últimos días, y especialmente hoy, con relación a la situación política que vive Catalunya, el FC Barcelona, fiel a su compromiso histórico con la defensa del país, de la democracia, de la libertad de expresión y del derecho a decidir, condena cualquier acción que pueda impedir el ejercicio pleno de estos derechos. Es decir, que la defensa de la democracia para la directiva del Barça debe haber sido el ir sus antecesores en pleno por dos veces una en los estertores del franquismoa hacer de lamerrabeles al Palacio de El Pardo con el generalísimo. Pero eso da igual, porque como toda la historia de Cataluña está infestada por la mentira nadie quiere recordarlo allí. Unos porque se avergüenzan de ello y otros por lo que les pueda suceder si se les ocurre mentar la bicha. O sea: decir la verdad. Ayer vivimos un día de una enorme trascendencia en el que el presidente de la autonomía, Carles Puigdemont, compareció para asegurar que el Estado ha suspendido de facto el autogobierno y ha aplicado de facto un estado de excepción Él sabe, como todo el que quiera saber, que también eso es mentira. Si el estado hubiera suspendido de facto el autogobierno, lo primero que habría hecho es sacarle a él de su despacho. Mas al cierre de esta edición no constaba que ningún miembro del Gobierno catalán hubiera sido detenido. Y no lo han sido porque tienen un aforamiento. Se ha podido llegar hasta el segundo de Junqueras, que no lo tiene, pero no hasta él. Porque el Gobierno de la nación es escrupulosamente respetuoso con la Ley. Y esta vez no he visto ni a Pablo Iglesias ni al resto de esa patulea denunciando el aforamiento de esos políticos. Porque ese aforamiento les parece muy bien cuando sirve para proteger el delito de sedición. Lo que no me sorprende, pero conviene que se sepa. Como Puigdemont sabe también que si de verdad se hubiera suspendido la autonomía- y algunos creemos que hace tiempo que debía haberlo sido- su llamamiento a que la gente salga a votar el 1 de octubre no tendría ningún sentido. Pero la realidad es que el Gobierno Rajoy ha tenido una paciencia muy superior a la de muchos de nosotros y en un contexto de debilidad parlamentaria ha conseguido hasta ahora medir sus pasos e ir cercando por medio de jueces y fiscales la actuacion sediciosa de la Generalidad. Suerte tienen de que la sedición ya no conlleve la pena de antaño. CAMBIO DE GUARDIA GABRIEL ALBIAC UN DRAMA SOCIALISTA Sé que hay gentes en el PSOE que ven con horror esto. Y en ese drama socialista se juega hoy todo N mi fin, mi principio... suena como un susurro en Eliot: in my end is my beginning. Releo ese momento mayor de la poética del siglo XX, tal vez para sedar este desasosiego de ruidos destemplados que vienen de Cataluña y lo devoran todo. Ahora, cuando el 78 acaba. Porque a eso nos asomamos: al fin del ciclo abierto en 1978. Ambiguo, como lo son todos los que una nación llama constituyentes. Paradójico, como no puede no serlo un código llamado a recorrer tramos largos de la historia. Y, al fin, acotado por el tiempo, como todo cuanto concierne a los hombres. Si sabemos entenderlo así y codificarlo, el fin del ciclo no lo será de la nación; sólo de una de sus formas constituidas, esas criaturas del tiempo. Porque el tiempo es el vendaval que nos destruye. También, la materia de la cual estamos hechos. Eliot: sólo en el tiempo, el tiempo es conquistado El vendaval que arrastra a Cataluña y, en Cataluña a políticos indeciblemente presos de la locura es síntoma. Síntoma de que los juegos de tensiones que compusieron siempre es así la Constitución se han modificado. Y que esa alteración de sus vectores, al hacer ahora primar lo descompositivo sobre lo armónico, fuerza a una codificación nueva. Que preserve a la nación, que es lo que, desde Sieyès, sabemos que pervive como continuidad bajo el flu- E jo vertiginoso de sus constituciones. La nación nunca es obvia. Pertenece a ese orden estructurador que Heráclito llamaba la armonía oculta, cuya fuerza es más grande que la de la manifiesta La nación, fuerza invisible que nos hace en silencio ser lo que somos, sobrevive a los cataclismos que ven disolverse Estados y constituciones. Y el gran Heráclito halla, en la homonimia de su lengua griega, la metáfora intemporal que aún hoy estremece a quien lo lee: del arco, el nombre es vida y la obra es muerte En el fin que vivimos estos días está el principio. No sabemos si ese principio va a ser destructivo o armónico. De todo lo que ha ido pasando mucho en el vértigo de estas semanas, para mí lo más grave fue la votación parlamentaria del martes. Mal preparada por Ciudadanos: cuando uno se está jugando un golpe de Estado, no puede ir a una votación sin haber negociado y blindado previamente el acuerdo mayoritario con las demás fuerzas constitucionales. Peor resuelto por el PSOE: ante un golpe de Estado, los resquemores entre constitucionalistas deben ser pospuestos, so pena de que el electorado se enfade y te abandone; so pena, aún más grave, de haber favorecido el triunfo de los golpistas. No suele salir gratis eso. Es la herencia de la fragilidad mayor del 78 lo que aquí se trasluce. El bipartidismo español se fundó entonces, no sobre la alternancia cooperativa que es lo propio en las democracias europeas. Primó la fantasmagoría del odio inconciliable. Fue fácil convertirlo en un motor electoral eficacísimo: tras una guerra civil sanguinaria y una dictadura interminable, apelar a los afectos heridos era fácil y rentable. Tenía un precio, sin embargo. Lo pagamos ahora. Una sedición sin lógica económica ni política puede triunfar en Cataluña sobre la fuerza única pero eficaz del odio. Una fractura anacrónica entre los partidos mayoritarios, sin más fundamento que ese odio legendario que fue recuperado por Zapatero y Sánchez, pone en riesgo la defensa de la nación misma. Digo Zapatero y Sánchez. Sé que hay gentes en el PSOE que ven con horror esto. Y en ese drama socialista se juega hoy todo. De nuevo. En mi fin, mi principio

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