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ABC MADRID 17-09-2017 página 14
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  • EdiciónABC, MADRID
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14 OPINIÓN MONTECASSINO PUEBLA DOMINGO, 17 DE SEPTIEMBRE DE 2017 abc. es opinion ABC HERMANN JUNCKER, EL FARAÓN SUICIDA Está en marcha la rebelión contra su despotismo europeísta S I no nos tuviera acostumbrados a verle besar la calva a sus interlocutores, tirar de la corbata a dignatarios extranjeros o regañar a camareros porque se olvidan de su copa, habría cundido el pánico ante los planes de reforma de la UE expuestos hace unos días por el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker. Porque es todo un arrebato de soluciones imaginativas como llamaba Javier Pradera a las ocurrencias suicidas. Parece un plan para convocar una larga cola de países candidatos del EXIT que sigan al Reino Unido. En descargo del viejo presidente hay que recordar que vive en un mundo especial del privilegio público y privado. Juncker es un europeista en una burbuja que nada tiene ya que ver con Europa. Sino con una inmensa oficina de empleados privilegiados, sobrevalorados e hiperremunerados, cuyo máximo celo y vocación están en preservar y aumentar esa oficina que preside Juncker y que financian todos los pobres europeos cada vez menos europeístas. En realidad es un escándalo pero a nadie puede extrañar que entre las propuestas de Juncker una de las primeras fuera pedir más dinero de los países miembros para el aparato de la Unión Europea, con su comisión, su parlamento y su ingente, desbordante, insaciable y expansiva burocracia. Es una fábrica de injerencias en las naciones y los individuos y ha creado un monstruo regulatorio y controlador que hace cada vez menos libres y más pobres a los europeos que pagan. Pero Juncker quiere más. Como no fue suficiente el desastre de mantener a Grecia dentro del euro y la crónica precariedad resultante que solo disimula un BCE con la máquina de trucos de Mario Draghi, Juncker propone la ampliación del euro a todos los 27 países miembros de la UE. A compartir todos las miserias de todos, incluidas economías como las de Rumanía y Bulgaria. Con el endeudamiento de tantos. Además quiere un ministro de finanzas para que no le molesten intereses nacionales. También quiere expandir el espacio de Schengen a los 27 para que desaparezcan los pocos controles que hay cuando realmente comienza la lucha contra el islamismo radical en todo el continente. Juncker quiere más dinero y más poder para la Comisión. Quiere más dinero para la UE pero también para el Estado de bienestar de los miembros y, ¡por supuesto! para la inmigración porque debemos ser generosos. E imponer por la fuerza a países que se resisten dicha inmigración para transformar sus sociedades nacionales en su composición étnica, cultural y religiosa. Todo el que no apruebe sus propuestas, será tachado por Juncker de antieuropeo y sospechoso de ultraderechismo. Prietas las filas, nos dice. Que ya llegará él a montar un cambalache con Alemania y Francia para perpetuar el engaño. Pero el engañado es él, Juncker. Está en marcha la rebelión contra ese europeísmo del despotismo menos ilustrado que cínico que representa hoy el presidente de la Comisión con sus faraónicos planes de hundir Europa brindando con champán. PROVERBIOS MORALES JON JUARISTI OCTUBRES En las comunidades dominadas por los nacionalistas, toda elección equivale a un plebiscito NTES de firmar el Pacto de Santoña, por el cual los restos de las milicias vascas se entregaron a los legionarios italianos, los dirigentes nacionalistas del Gobierno de José Antonio Aguirre hicieron formar a los gudaris y, ante ellos, proclamaron la independencia de Euskadi, proclamación que fue acogida por las tropas con un unánime Gora Euskadi Askatuta! Por supuesto, todo lo anterior no pasa de ser una leyenda forjada mucho después de la guerra civil. De hecho, yo la leí por vez primera en la Historia de Euskadi: el nacionalismo vasco y ETA, de Ortzi (seudónimo de Francisco Letamendía, antiguo diputado abertzale en el Congreso del Reino de España) publicado por Ruedo Ibérico, de París, en 1975. Jamás la escuché de gudaris que estuvieron allí, en Santoña. Para empezar, Euskadi no era todavía Euskadi sino Euzkadi, denominación oficial del Gobierno autónomo constituido el 7 de octubre de 1936. Para seguir, en Santoña no había ningún miembro del Gobierno (Provisional) Vasco, sino cuadros del PNV, como Juan de Ajuriaguerra, que fueron quienes formalizaron la entrega de sus milicias. La leyenda de la proclamación de independencia se forjó para exonerar al PNV de la acusación de traición a la II República que le había venido lanzando la izquierda, de modo más o menos insidioso, desde el final de la guerra. No hay traición si los compromisos ya se han roto. Pero, en realidad, no A hacía falta romperlos formalmente. En 1937, en el llamado bando leal, casi nadie era leal a la República. La mayoría sólo creía deberse lealtad a uno mismo o, en el mejor de los casos, a su partido o sindicato. ¿Proclamará Puigdemont la independencia de Cataluña después del 1 de octubre? Al Gobierno no parece preocuparle tanto esa posibilidad como la celebración del referéndum convocado por la Generalitat. Sin embargo, una declaración de independencia no necesita de un referéndum previo, y menos en una situación de derrota, incluso de derrota militar, como lo demuestra el crédito que se dio en el ámbito del nacionalismo vasco a la leyenda de Santoña. Si el Gobierno cree que podrá ahorrarse una reedición del octubre barcelonés de 1934 impidiendo que se pongan las urnas para el referéndum, creo que se equivoca. En el fondo, los secesionistas están tranquilos porque piensan que el verdadero plebiscito ya se ha celebrado en las últimas elecciones y que el referéndum, en el mejor de los casos para ellos, no haría más que refrendarlo. En el peor, lo denegaría, y de ahí que prefieran (y busquen) que el referéndum no se celebre, en lo que les secunda el Gobierno porque no tiene otro remedio y porque cree ¿o finge creer? que la declaración de independencia exige el referéndum como requisito previo, cuando no es así. Como Ernst Jünger escribía en 1951, donde el plebiscito se disfraza de elecciones parlamentarias se mantiene en secreto su carácter de plebiscito hasta que sea oportuno desvelarlo. ¿De verdad piensa Rajoy que, en el caso que no se celebre el referéndum, Puigdemont y Junqueras aceptarán deportivamente su derrota, cantarán en público la palinodia y dimitirán en espera de ser procesados y presumiblemente condenados a prisión y a multas millonarias por un montón de delitos? Yo no lo haría, forastero. Ni contemplar dicha hipótesis en el caso de Rajoy, ni llevarla a cabo en el caso de Puigdemont. Me parece mucho más probable que, en la noche del 1 de octubre o en la mañana del 2 a más tardar (o a Mas Tardá) el president de la Generalitat, acompañado de su Govern y de la presidenta del Parlament, proclame solemnemente la independencia de la República de Cataluña. En fin, octubres...

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