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ABC MADRID 21-07-2017 página 54
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  • EdiciónABC, MADRID
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54 DEPORTES Ciclismo Tour de Francia VIERNES, 21 DE JULIO DE 2017 abc. es deportes ABC Final de etapa A 15 KILÓMETROS A 10 KILÓMETROS A 6 KILÓMETROS Desde lejos Lutsenko lo intentó en solitario cuando quedaban 15 kilómetros para meta, pero a falta de 8 Atapuma atacó desde el grupo perseguidor. Tampoco el colombiano aguantaría la dureza del Izoard para ganar. El tirón de AG 2 R El trabajo en bloque del equipo a 15 kilómetros del final sirvió para preparar el ascenso, pero dejó las primeras víctimas en la cuneta antes de empezar la parte más dura de la etapa. Contador se anima El español se levantó de la bici cuando quedaban 6 para ir interceptando a corredores escapados. Pero el grupo de Froome lo alcanzó en el kilómetro siguiente. No así a Barguil, que se fue solo. Alberto Contador AFP Froome atrapa este Tour Barguil gana en el Izoard, y Landa apuntala el cuarto triunfo del británico J. GÓMEZ PEÑA BRIANÇON como los más fuertes de la Grande Boucle. Casi igualados. Lo confirma la clasificación general: Froome, en su versión menos dominante, le saca apenas 23 segundos a Bardet, 29 a Urán y 1.36 a su fiel Landa, que se aleja del podio. Que se puede quedar sin más premio que ver a Froome ganar el cuarto Tour en la contrarreloj final de mañana en Marsella. Jacques Goddet dirigió el Tour durante más de medio siglo. Subió todos los puertos y se enamoró del Izoard, de ese teatro mineral previo a la cumbre llamado Casse Déserte. El desierto en el techo de los Alpes. Vio coronar esa cima puntiaguda y pelada a Louison Bobet y también a Fausto Coppi. Y entonces dictó su sentencia: Por la Casse Déserte los campeones pasan solos Está escrita en la piel del Tour. Como un ley. Por la Casse Déserte pasó primero Warren Barguil, el nuevo Virenque, el rey de la montaña, el que iba a conquistar el primer final en alto clavado en el Izoard. Por allí, cara levantada, pedaleando en la postura cómoda de un pianista, pasó enseguida Mikel Landa. También solo. Tiene aire de sobra para ser el gran solista de este Tour, pero de nuevo se puso a las órdenes de la batuta del Sky. Y su equipo ha apostado desde el inicio del Tour por Chris Froome. A unos metros de Landa, la Casse Déserte acogió al líder británico, con Ribogerto Urán y Romain Bardet casi pegados a su rueda amarilla. El Izoard, como anunció Goddet, los distinguió Bardet, el elegido La última etapa instaba a desvelar las debilidades ocultas. Hubo una fuga masiva. Al final del Tour, casi todos llegan sin victorias. Dorsales hambrientos, incluidos Herrada, Navarro y Atapuma, el que más resistió, el que casi llega a tocar esta orilla vertical de los Alpes. El Tour corría demasiado por detrás para dejar viva esa escapada. El Ag 2 R de Bardet tenía una misión casi patriótica: acabar con la sequía gala, sin victorias en el Tour desde Hinault en 1985. El designado era Bardet. Su equipo gastó entre la subida al col de Vars y el inicio del Izoard hasta el último rescoldo de su energía. La cámara pasaba revista y cada vez quedaban menos corredores en cabeza. A todos se les amontonan los kilómetros en las piernas. En el Izoard, tan alto, no había aire para todos. Fabio Aru boqueó el primero. No tocará el podio. El poco oxígeno que flotaba lo reclamó Warren Barguil, valiente, fresco, vencedor en la etapa del 14 de julio, fiesta nacional francesa. Un abanderado. Con él trató de irse Alberto Contador. Mantiene la puntería que da el instinto. Olió que el de Barguil era el ataque certero. Pero sus piernas fueron como un globo sin aire. El madrileño tiene la edad en su contra. Y ahí, con Barguil pisoteando a los últimos de la fuga, el Sky tomó la riendas. Kwiatkowski arrojó sus gafas. Le picaba en los ojos la sal del sudor. A su rueda iban Landa y Froome, y soldados, Urán y Bardet. El Izoard hacía su trabajo. Parecía que a Landa le tocaba de nuevo ser la última palanca de apoyo de Froome. Aunque no del todo. Esta vez, el Sky le soltó un poco la correa. Landa, multiusos Landa, maillot abierto, pecho descubierto, mostró la fuerza que ha tenido oculta en beneficio de Froome. Agarró unos metros con una doble misión: acercarse a Barguil y desgastar a los rivales de Froome. El alavés, nacido para ser líder, es un gregario ejemplar. Multiusos. Vale para todo. Aceleró y cogió unos metros. Tiene luz. De cara a los focos. Que le conozcan bien. Es el futuro concedió Froome. Landa encajó sus músculos. Con él, qué facil parece el Izoard. Un kilómetro atrás, su compañero Kwiatkowski, reventado, se paraba en seco. Congelado. Derruido. Con el polaco, qué difícil parece el Izoard. Más que ir a ganar la etapa, Landa anunciaba la arrancada de Froome. El líder quería dar un golpe de autoridad y, de paso, borrar el miedo a que un mal día o un accidente en la contrarreloj de Marsella le dé un inesperado disgusto. Repiqueteaba el sol sobre la Casse Déserte. Otro planeta. Barguil soñaba. Se acordaba de su abuelo, el que le enseñó el placer de montar en bicicleta. Se emocionaba al pensar en él, en dedicarle el triunfo. Subía con la sonrisa trágica del esfuerzo. Cerraba los ojos. Es bretón como Hinault. Empecinado. Es el nuevo Virenque. Comparten maillot: el de la montaña. Así uniformado entró en esa puerta al cielo que es el Izoard. Por el abue- Mensaje del líder Tiene motor para ganar el Tour en el futuro admitió Froome, en referencia a Landa, su gregario de lujo El dilema de Landa: hacer disfrutar a la afición o proteger a Froome He dormido bien. Con cansancio, caes enseguida Landa es de gatillo fácil con las bromas. Trata de echarle humor incluso a este Tour en el que ha corrido en beneficio de su líder, Froome. Sin hacer lo que le más le motiva: Que disfrute la afición Eso le deja una sensación extraña. No encuentro la palabra para definirlo ¿Desasosiego? Le cuadra ese término. Todos ven que estoy muy fuerte, pero no tengo mi premio dice. Entonces halla otra palabra. Dilema En el Sky la prioridad es ganar el Tour con Froome, su cuarto triunfo. El resto es secundario. Les gustaría colocar al alavés en el cajón de París, pero más como consecuencia de la carrera que como una meta. El Movistar quiere que sea su próximo líder. Froome tendrá un nuevo rival en el Tour de 2018. Peligroso. Landa desencadenado. lo. Por Bretaña. Por Francia. Detrás, Landa disfrutaba de su breve libertad. Froome, como había planificado el Sky, arrancó para despegarse de Bardet y Urán y pegarse al alavés. Era la teoría. Pero no es el Froome de 2016. Si gana como parece este Tour, lo hará de un modo más económico. Por la mínima. Por la renuncia de Landa. Menos poderoso El británico no tiene afilada su guadaña. No corta igual. Mientras en el escenario despiadado de la Casse Déserte, él cogía a Landa, a él le atrapaban Urán y Bardet. Quedaban poco más de un kilómetro de fiebre. Landa, siempre Landa, volvió a ponerse al servicio de Froome. Le preparó el sprint, la pelea por las bonificaciones. Segundos de oro en ese Tour tan ajustado.

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