ABC MADRID 14-07-2017 página 31

ABC VIERNES, 14 DE JULIO DE 2017 abc. es internacional INTERNACIONAL 31 Condena internacional BERIT REISS- ANDERSEN PRESIDENTA DEL COMITÉ NOBEL REX TILLERSON SECRETARIO DE ESTADO EE. UU. ANGELA MERKEL CANCILLER ALEMANA JEAN- YVES LE DRIAN MIN. DE EXTERIORES FRANCÉS Pagó el precio más alto por su lucha. Confiamos en que sus esfuerzos no hayan sido en vano Dedicó su vida a mejorar su país y la humanidad, y a la búsqueda de la paz y la libertad Lamento la muerte de un valiente luchador por los derechos cívicos y la libertad de expresión Su resistencia y su lucha por la libertad de expresión serán una herencia para las generaciones futuras Muere el disidente chino Liu Xiaobo sin poder tratar su cáncer en el extranjero Condenado a 11 años de cárcel, fue encerrado en un hospital poco antes de fallecer PABLO M. DÍEZ CORRESPONSAL EN PEKÍN Ni siquiera en su muerte, el disidente chino y Nobel de la Paz Liu Xiaobo pudo conseguir la libertad. A sus 61 años, el famoso activista falleció ayer de un cáncer de hígado que, según las autoridades, le había sido detectado en mayo, mientras estaba en la cárcel por reclamar democracia. Aunque esperada desde hacía días, su muerte ha desatado una oleada de indignación en todo el mundo. Desde 2009, Liu Xiaobo cumplía una condena de once años de prisión por liderar la Carta 08 por la democracia, un manifiesto que publicó en internet y fue suscrito por numerosos intelectuales. En estado terminal, llevaba desde finales de junio encerrado en un hospital de Shenyang, capital de la provincia norteña de Liaoning. El autoritario régimen de Pekín le había concedido la libertad condicional para recibir atención sanitaria, pero se negaba a dejarle salir del país para ser tratado en el extranjero, como él pedía con insistencia, amparándose en que no resistiría el viaje. Consciente de que su muerte era inminente, Liu Xiaobo presionaba así a las autoridades para que su esposa, la poetisa Liu Xia, pudiera también marcharse de China, ya que estaba bajo arresto domiciliario en Pekín y solo ha podido reunirse con él durante sus últimos días. Liu Xiaobo, durante la entrevista que concedió a ABC en 2007, en el aniversario de la masacre de Tiananmen P. M. DÍEZ LIU XIAOBO PREMIO NOBEL DE LA PAZ Un incansable luchador por los derechos humanos Perfil Nacido el 28 de diciembre de 1955 en Changchun, capital de la provincia de Jilin, Liu Xiaobo, profesor de Literatura en la Universidad de Pekín, era desde los años 80 una de las voces más críticas contra el régimen chino. Aunque las protestas de Tiananmen le sorprendieron dando clase en EE. UU. regresó a Pekín para unirse a los estudiantes. A pesar de su mediación con el Ejército para alcanzar una solución pacífica, dichas mani- festaciones acabaron con un baño de sangre. Señalado como un enemigo del Estado Liu fue condenado en sucesivas ocasiones y pasó más de seis años en la cárcel y en un campo de reeducación mediante el trabajo, donde conoció a su esposa, la poetisa Liu Xia. Vigilado constantemente, en junio de 2007 despistó a sus guardias y concedió una entrevista a ABC, en la que aseguró que Tiananmen no fracasó porque despertó la lucha por la democracia y los derechos civiles en China Agonía Según informó ayer el hospital que lo atendía, Liu Xiaobo falleció de un fallo múltiple de sus órganos, pues su cuerpo dejó de aceptar la semana pasada las medicinas contra el cáncer. Consumiendo sus últimas horas, los médicos querían entubarlo para ayudarle a respirar, pero su familia se había negado a prolongar su agonía. Detenido desde 2008 por desafiar el monopolio político del Partido Comunista al reclamar elecciones e independencia de poderes, fue sentenciado un año más tarde por incitar a la subversión contra el Estado. La dureza de la condena, a once años de cárcel, le hizo merecedor en 2010 del premio Nobel de la Paz. Pero nadie pudo recogerlo porque él estaba entre rejas y su mujer bajo arresto en su piso de Pekín. La imagen de su silla vacía en la ceremonia celebrada en Oslo, ocupada por un retrato suyo, dejaba al descubierto las miserias de la China del siglo XXI. Aunque el país ha dado un salto de gigante en su progreso económico y social, el régimen sigue encarcelando a quienes piensan distinto. Tras aquella sonada ausencia en los Nobel, que tenía el precedente del pacifista Carl von Ossietzky durante la Alemania nazi, Pekín ha comprado el silencio de la comunidad internacional, cada vez más temerosa a denunciar su violación de los derechos humanos por su auge económico. Desde 1938, cuando Von Ossietzky falleció de tuberculosis encerrado en un hospital de los nazis, ningún Nobel había muerto bajo custodia estatal hasta Liu Xiaobo, convertido ya en un mártir de la lucha por la democracia en China.